Enlace Judío México.- El último acuerdo de “reconciliación” entre la Autoridad Palestina (AP) y Hamas aproxima a los palestinos a la creación de un Estado dentro de un Estado en la Franja de Gaza. La Autoridad Palestina y Hamás ahora tendrán dos mini-estados separados en la Franja de Gaza.
KHALED ABU TOAMEH*
Este arreglo es similar a la situación en Líbano, donde Hezbolá mantiene su propio mini-estado separado.
Al estilo de pseudo estado, Hezbolá en Líbano tiene su propio ejército y territorio. Esta situación, que ha durado décadas, ha enfurecido a muchos políticos libaneses.
A principios de este año, decenas de milicianos enmascarados de Hezbolá lanzaron una incursión nocturna para detener a traficantes de drogas en Beirut, los políticos libaneses acusaron a su gobierno de renunciar a su autoridad en favor del “pequeño estado” de Hezbolá. Los milicianos pertenecían al “departamento de seguridad social” de Hezbolá, una fuerza policial que opera independientemente de las autoridades de seguridad libanesas.
“Este es el aspecto de un país que ha renunciado a su autoridad a favor del ‘diminuto estado’ (de Hezbolá)”, dijo Ashraf Rifi, ex ministro de Justicia del Líbano. Rifi dijo que las imágenes de los milicianos de Hezbolá conduciendo el ataque testifican por enésima vez cómo la propia existencia de Hezbolá va contra el Estado y sus instituciones.
Hamás y la Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas ahora se dirigen, de buena o mala gana, hacia el hundimiento de los palestinos en un escenario similar al del Líbano. El acuerdo de “reconciliación” que alcanzaron en El Cairo allana el camino para crear un mini-estado dentro de un mini-estado en la Franja de Gaza. Estos dos “estados” se añadirán al “mini-estado” de la Autoridad Palestina que ya existe en partes de Cisjordania.
El acuerdo patrocinado por Egipto no obliga a Hamás a desmantelar sus fuerzas de seguridad y el ala armada, Ezaddin Al-Qassam. Tampoco el acuerdo requiere que Hamás deje sus armas o deje de amontonar armas o prepararse para la guerra.
Todo lo que se sabe hasta ahora es que el acuerdo permite a Abbas y su Autoridad Palestina reanudar el control civil sobre la Franja de Gaza, mientras que la seguridad sigue en manos de Hamás.
Es una situación muy cómoda para Hamás, que ha sido absuelto de toda responsabilidad hacia la población civil. Hamás no podría haber esperado mejor trato.
Al igual que Hezbolá en el Líbano, Hamás en la Franja de Gaza tendrá permiso para mantener su propio establecimiento de seguridad y fuerza de seguridad en la Franja de Gaza, mientras que el gobierno de Abbas supervisa asuntos civiles y paga salarios a funcionarios públicos. Sería difícil en extremo imaginar que Hamás acuerde renunciar al control de seguridad o permitir que las fuerzas de seguridad de Abbas regresen a la Franja de Gaza.
El caso de Líbano parece mejor que el que se está formando en Gaza por varias razones. Allí, el gobierno tiene al menos su propio ejército y policía. Sin embargo, en la Franja de Gaza, es improbable que regrese a la era pre-2007, cuando la Autoridad Palestina tenía múltiples fuerzas de seguridad que mantenían un estrecho control y mantuvieron a Hamás a la defensiva deteniendo regularmente a sus líderes y miembros.
Y, a pesar de los abrazos y besos expuestos durante la visita del primer ministro palestino Rami Hamdallah y su delegación a la Franja de Gaza el 2 de octubre – la primera de su tipo desde la violenta y sangrienta toma de posesión de Hamás en 2007 – entre ambas partes.
Los dirigentes y funcionarios de Hamás -que han acusado repetidamente a Abbas y a su liderazgo de ser parte de una “conspiración” de Estados Unidos e Israel para estrangular y castigar a los palestinos de la Franja de Gaza- se están acercando al trato de “reconciliación” con la máxima precaución. Hamás está preparado para darle a la Autoridad Palestina el control sobre varias instituciones y ministerios gubernamentales, pero ahí es donde terminan las cosas, en este momento. Las cuestiones de seguridad son un juego de pelota completamente diferente.
La última década de la rivalidad entre las dos partes ha visto a Hamás y la AP arrestar a cientos de miembros y seguidores mutuos. La búsqueda de la venganza sigue siendo tan fuerte como siempre.
Las recientes sanciones de Abbas contra la Franja de Gaza, que incluían cortar salarios a miles de funcionarios, forzando así a muchos de ellos a la jubilación anticipada, y su negativa a pagar la electricidad suministrada por Israel y suspender los envíos de medicamentos, sólo agravaron los preexistentes tensiones entre las dos partes. Las cosas se pusieron de manifiesto en abril pasado, cuando un funcionario de Hamás, Marwan Abu Ras, en una plaza pública de la Franja de Gaza, abiertamente pidió la ejecución de Abbas por alta traición. Tal furia entre los funcionarios de Hamás y Abbas difícilmente podría haberse aliviado en cuatro meses.
Por ahora, sin embargo, Hamás parece preparado para tragar la píldora amarga – porque el nombre del juego para Hamás es la supervivencia. Aislado y despojado de efectivo, Hamás coludirá con cualquiera que le ofrezca “oxígeno”.
Abbas, por su parte, ha aceptado servir como el salvador de Hamás. ¿Por qué? Una razón simple: no desea ver concordia entre Mohammed Dahlan y Hamás. En opinión de Abbas, el acuerdo de “reconciliación” es una victoria no porque Hamás se haya rendido o haya abandonado el control de seguridad sobre la Franja de Gaza, sino porque logró frustrar el regreso de Dahlan a Gaza y la arena política. Respaldado por los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y otros países árabes, el regreso de Dahlan y el encuentro con Hamás habría sido un duro golpe para Abbas y su Autoridad Palestina.
Una alianza Dahlan-Hamás habría socavado la pretensión de Abbas de ser el presidente de todos los palestinos, incluidos los de la Franja de Gaza. Además, tal alianza habría envalentonado a Dahlan, que vive en el exilio en los Emiratos Árabes Unidos, y habría mejorado sus perspectivas de suceder a Abbas como presidente de la AP.
Hamás tiene todas las razones para estar satisfecho con el acuerdo de “reconciliación” con Abbas. Su única concesión fue desmantelar su “comité administrativo”, que sirvió como gobierno en la sombra en la Franja de Gaza. Hamás no derramó lágrimas en este movimiento, que lo absolvió de la gestión de asuntos civiles y el pago de salarios. Liberar esta responsabilidad libera a Hamás para fortalecer sus capacidades militares.
Cabe destacar que el acuerdo egipcio no requiere que Hamas haga concesiones políticas. Esto en sí mismo es un gran logro para Hamás. A Hamás no se le pide que reconozca el derecho de Israel a existir o aceptar cualquier proceso de paz.
La Franja de Gaza se dirige ahora hacia una nueva era en la que estará dividida entre la Autoridad Palestina y Hamás – uno encargado de asuntos civiles, mientras que el segundo tiene control de seguridad completo.
Esta situación, si no se resuelve, conducirá muy probablemente a la renovación de las tensiones entre las dos partes. La Franja de Gaza se dirige hacia una situación de un estado dentro de un estado. A partir de ahora, es seguro llamar a su acuerdo una solución de tres estados: un estado palestino en Cisjordania y dos en la Franja de Gaza. Hezbolá y Hamás deben estar riéndose cuando, bajo gobiernos débiles e impotentes, ven crecer su poder.
*Khaled Abu Toameh, periodista galardonado, residente en Jerusalem.
Fuente: GATESTONE INSTITUTE– Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico
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