Enlace Judío México.-Después de varios días de conversaciones en el Cairo, Egipto, el 12 de octubre pasado y tras de una década de discordia con episodios de violencia entre las facciones rivales Hamás y Fatah, el ala política de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), lograron un Acuerdo de Reconciliación para formar un gobierno de unidad.
LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
Hamás ha gobernado a la Franja de Gaza desde 2007 cuando tomó el poder a la fuerza. En el 2006, Fatah había sido derrotado por Hamás en las elecciones parlamentarias de la ANP y, un año después, fue expulsada violentamente de la Franja, en donde en el presente viven casi 2 millones de habitantes. Hamás es evaluado internacionalmente como un movimiento terrorista, fue fundado en 1986, durante la primera intifada (revuelta) palestina contra Israel.
La ANP es liderada por Mahmud Abás, que gobierna una población de más de 3 millones de personas en Cisjordania y Jerusalén Este. Abás fue elegido presidente de la ANP en el 2005 por un periodo de 4 años; pero se ha mantenido en el poder autoritariamente hasta la fecha; asimismo, los últimos comicios generales se llevaron a cabo en el 2006. El proceso de reconciliación tuvo dos intentos fallidos en el 2011 y en 2014.
Ante el grave deterioro que ha experimentado la Franja de Gaza a raíz de la guerra que enfrentó Hamás con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el verano del 2014, la reducción del apoyo financiero que le proporciona Catar, y el estrangulamiento económico que le provocó la ANP para que le devolviera el control de la Franja; Hamás se vio en la disyuntiva de iniciar una nueva guerra con las FDI para frenar las crecientes demandas de los gazatíes o aceptar el Acuerdo de reconciliación con la ANP.
Las condiciones de vida en la Franja de Gaza son tan extremas que la ONU consideró que en el 2020 podría ser inhabitable. Sus edificaciones e infraestructura están en ruinas y el sistema de alcantarillado es prácticamente inexistente. La energía eléctrica está limitada entre dos y cuatro horas al día. Abás recortó 30.0% de los salarios de los funcionarios de Gaza y anticipadamente jubiló a 7 mil trabajadores.
En el reciente Acuerdo de Reconciliación se estableció que Hamás devolvería el control del gobierno de la Franja de Gaza a la APN en Cisjordania; entregaría el control administrativo el próximo primero de diciembre. También la ANP asumirá el control de los cruces fronterizos entre la Franja de Gaza e Israel a partir del primero de noviembre y su Guardia Presidencial ejercerá el control del cruce de Rafha con Egipto, donde se colocarán observadores europeos para evitar el contrabando de armas.
Los gazatíes están esperanzados que el acuerdo mejore su difícil situación, ya que está al borde de una crisis humanitaria, sin embargo, en el acuerdo no se menciona nada en relación a un programa de desarrollo para la Franja de Gaza. Por lo demás, Hamás no ha manifestado voluntad para desarticular su brazo armado; Hamás se considera asimismo como un movimiento de liberación y ve a sus 20 mil efectivos armados como una parte fundamental de su causa, la destrucción de Israel, objetivo explícito en su Carta Fundacional (1987): borrar a Israel del mapa.
Hamás ve el acuerdo con Fatah “como un medio para unir a todos los palestinos para destruir a Israel”. Saleh Aroni, nuevo presidente de la oficina política de Hamás, terrorista buscado por Israel por financiar y planear atentados, ha mencionado que el acuerdo “busca una fórmula para reunir a todas las facciones palestinas para enfrentar a la empresa sionista”. Igualmente, Hamás ha mencionado públicamente que no participará en ningún acuerdo político con Israel, es decir, que en la práctica las negociaciones de paz entre los palestinos e Israel seguirán muertas.
En este marco, Israel ha señalado que cualquier reconciliación entre la ANP y Hamás debe incluir el cumplimiento de los Acuerdos Internacionales y las condiciones del Cuarteto, que es un foro internacional para el proceso de paz en el Medio Oriente, integrado por EUA, Rusia, la Unión Europea y la ONU, que decide que para continuar recibiendo ayuda económica el nuevo gobierno de la unidad debe cumplir tres condiciones: reconocer a Israel, poner fin a los ataques terroristas y respetar los acuerdos previos firmados entre Israel y los palestinos.
Israel demanda el desarme de Hamás, el fin de las excavaciones de túneles hacia territorio israelí, de la fabricación de misiles y de los ataques terroristas en su contra, incluso el Ministro de Educación de Israel, Naftali Bennet ha solicitado que Israel rompa lazos con los palestinos.
En el Acuerdo de Unidad de los palestinos del 2014, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu había comentado que un gobierno que incluya a Hamás fortalecerá el terrorismo y no va a promover la paz; empero, en el presente la situación política es diferente; de aquí que Netanyahu dijera “que no reconocerá ni lo aceptará, empero no intentará su implementación, ni romperá relaciones con la ANP, Israel debe cooperar con los palestinos porque su interés es prever una crisis humanitaria y mejorar las condiciones de vida de los gazatíes. Asimismo, indicó que había aclarado a Egipto y a EUA que el Acuerdo no cambia, ni cambiará nada respecto a los palestinos”.
La posición de Israel de no oponerse al acuerdo pretende “no detonar su imagen internacional como en los acuerdos previos”, además que el recientemente firmado posiblemente naufragará; lo que sí es posible que suceda es que el nuevo acuerdo radicalizará a la ANP.
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