Enlace Judío México.- En 2014, el Departamento de Policía de Nueva York tuvo que retirar de su programa de monitoreo a sospechosos de extremismo islámico de la mezquita de Omar, en Nueva Jersey, por presiones de la activista Linda Sarsour. Ello ocurrió por su influencia con funcionarios de la administración del presidente Obama y la propia esposa del ex mandatario estadounidense.
GEORGE CHAYA
Creado en 2005, el programa de monitoreo sobre potenciales elementos islamistas dentro de la comunidad había fichado en 2011 al terrorista musulmán Sayfullo Saipov. Para el progresismo, tales actividades de inteligencia sobre la mezquita resultaban inadmisibles e intrusivas, a pesar que esto sucedía en una ciudad de 8,5 millones de personas con 800,000 de ellas de religión musulmana.
Conocido como la Unidad de Demografía, el programa tenía sentido dado que la ciudad de Nueva York tiene un historial muy doloroso con el extremismo islámico que provocó la muerte de miles de personas. Sin embargo, las presiones de activistas encabezados por Sarsour fueron exitosas en los círculos obamistas y la Unidad Demográfica de monitoreo sobre musulmanes de la mezquita de Omar fue disuelta por decisión política de la administración demócrata.
En 2014, The New York Times informó que la Unidad de Demografía ya no existía. Habían triunfado las presiones de Linda Sarsour, activista musulmana demócrata y pro-sharia amiga de Michelle Obama, la esposa del presidente estadounidense.
Sobre Sarsour, el lector puede que la recuerde de la “Marcha de Mujeres” y los desmanes callejeros generalizados contra el presidente Trump en Washington DC a principios de este año. Ella es parte de la Asociación Árabe Americana de Nueva York (AAA-NYC) y militante de la causa palestina. Sarsour también demandó una yihad contra el presidente Trump (según sus propias palabras publicadas por New York Times) y en su discurso anual de la AAA-NYC en 2016 pidió por la destrucción de Israel, el único estado judío en la tierra, al tiempo que alabó a los grupos terroristas Hezbollah y Hamás.
En 2014, Sarsour sostuvo que: “La Unidad de Demografía de la policía de Nueva York lanzó una guerra psicológica innecesaria y violatoria de los Derechos Humanos contra la comunidad islámica neoyorquina”. Por sus contactos con Michelle Obama, Sarsour se reunió con miembros de alto rango del Departamento de la Policía de NYC para gestionar el fin de la Unidad de Demografía. El jefe de inteligencia del departamento, John Miller, accedió -por presiones políticas según declaró en 2015 al jubilarse- al pedido de Sarsour en que la división tenía que desmantelarse. Así fue que la unidad demográfica dejo de existir.
Ya situados en el 31 de octubre de 2017, reapareció en la ciudad de Nueva York un viejo asistente de la mezquita protegida por Sarsour que se había mudado tiempo antes a la Florida, Sayfullo Saipov. El sujeto había estado monitoreado y fichado con nivel 7 (alto grado de peligrosidad) por la Unidad Demográfica en 2011. Saipov alquiló un camión de Home Depot y lo utilizó para arrollar y matar a 8 personas y herir a otras 11. Sin embargo, la historia de Saipov no comenzó allí, sino en junio de 2011 en la Mezquita de Omar.
El terrorista es un musulmán nacido en Uzbekistán que llegó a los EEUU en 2010, se radicó brevemente en Ohio y durante la era de Obama gestionó su Green Card, se mudó luego a Nueva Jersey donde trabajó como conductor de Uber y allí comenzó a frecuentar asiduamente la mezquita.
La mezquita de Omar se sitúa en Paterson, N.J. a escasa distancia de la casa donde el terrorista vivió, y es una de las muchas mezquitas en el área metropolitana de NYC que siempre estuvo investigada por la Policía. Se tenía información que el lugar era un sitio de “conspiraciones terroristas”. Y resulta que esos investigadores estaban en lo cierto. La mezquita estaba siendo monitoreada por el Departamento de Policía neoyorkina desde el año 2006. Se sabía que ese sitio era altamente sospechoso de actividades terroristas. Los investigadores infiltraron a dos de sus oficiales allí y el lugar fue calificado de altamente peligroso por reuniones de potenciales terroristas islámicos. Y tenían razón.
Algunos lectores pueden pensar que “es un error investigar a personas inocentes”. Estoy totalmente de acuerdo. Sin embargo, investigar a elementos potencialmente hostiles dentro de las acciones legales de las agencias autorizadas para el monitoreo preventivo es lo correcto. Ello en pos de brindar seguridad a los ciudadanos inocentes que al final del día, acaban siendo las víctimas de los verdugos terroristas.
Aunque también entiendo que no es políticamente correcto escribirlo y sostenerlo con honestidad intelectual en bien de la paz social que los terroristas se esfuerzan por destruir. Sin embargo, y hay que decirlo, desafortunadamente, la corrección política es responsable de la mayoría de las tragedias que ocasionan los terroristas islámicos.
La opinión pública debe saber que el trabajo de las agencias de seguridad sobre los perfiles de personas cercanas al terrorismo es una parte esencial en la investigación y prevención de crímenes violentos. Y esto es tan así como que estadísticamente los asesinos en serie tienden a ser hombres blancos de clase media, los miembros de los carteles de la droga tienden a ser latinos, y los terroristas radicales que vienen ejecutando crímenes horrendos, inexorablemente son musulmanes.
No obstante, debido a personas como Linda Sarsour, investigar a musulmanes en lugares aptos para la radicalización, se trata (según sus propias palabras) “de persecución racial”. Aunque resulta difícil entender lo que Sarsour quiso decir al respecto dado de que el Islam no es una raza.
Desde luego que Linda Sarsour no es culpable de los crímenes de los terroristas. Pero sus posiciones judeofobas y supremacistas, como la de muchos militantes identificados claramente en distintos países del mundo -incluso en Argentina, donde ha sucedido con la voladura de la AMIA- facilitan que los terroristas musulmanes ejecuten masacres exitosas sobre ciudadanos inocentes que respetan la ley.
Concluyendo, los fanáticos de siempre pueden ahorrarse sus diatribas sobre “islamofobia y/o xenofobia”. En Argentina no se le teme a los extranjeros, son aceptados. Y a la gran mayoría se les otorga el derecho consagrado en el Preámbulo de la Constitución Nacional.
La República Argentina es uno de los países que más acceso ha otorgado a extranjeros que cualquier otro país en la Tierra.
Las victimas de Nueva York no fueron americanas, fueron turistas de Argentina y Bélgica que debido a alguien inspirado por la religión de Linda Sarsour, ahora están muertos. En consecuencia, debe quedar claro que los esfuerzos de inteligencia de EEUU, Argentina o cualquier país del mundo para combatir el extremismo musulmán debe ser diseñado para proteger la democracia y la vida de sus ciudadanos.
La izquierda revoltosa, la militancia progresista y la comunitaria van a hablar siempre de ataques “islamófobos”, pero ello no es más que una falacia destinada a cambiar las cosas y modificar el foco de la tragedia colocándola en el falso marco de la victimización. Los ciudadanos honestos que desean vivir en paz han comenzando a conocer el relato y los fines de los terroristas, y sobre todo, la posición, el silencio y el actuar de sus bases locales de protección discursiva.
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