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viernes 22 de noviembre de 2024

Bombardeos aéreos vs. el Holocausto: una comparación imposible

Enlace Judío México.- Resulta ya conocida la afirmación de los negacionistas de que si bien en algunos casos ya no niegan -a pesar de su nombre- el Holocausto, sí lo relativizan, disminuyen el número de víctimas, las causas de las muertes y sostienen la peregrina tesis de que los bombardeos aliados sobre Alemania fueron una atrocidad comparable a las acciones de los einzatzgruppen y de las cámaras de gas, una especie de “Holocausto a la inversa” perpetrado en esta ocasión por los aliados contra los indefensos civiles alemanes. Nada más alejado de la realidad.

*ALEJANDRO MUÑOZ HERNÁNDEZ

Alemania, iniciadora de los bombardeos de terror

Los que sostienen la tesis de que fueron los aliados quienes iniciaron los bombardeos de terror, señalan que mediante éstos se diezmaría a la población alemana y se sembraría el desaliento y la desmoralización entre la misma. Sin embargo, ningún negacionista se ha dado cuenta de que los primeros bombardeos de terror en contra de civiles indefensos en la historia fueron realizados por los alemanes ya desde la Primera Guerra Mundial. En efecto, en fecha tan temprana como fines de 1914, los alemanes bombardearon las instalaciones portuarias de Dover, en la costa sur de Inglaterra, con escasos resultados. Pero fue a partir de mayo de 1915, cuando los alemanes tuvieron el dudoso honor de ser los primeros en bombardear objetivos civiles desde el aire. Fue Londres el que a partir de entonces y hasta el fin de la guerra, se convirtió en el objetivo principal de estas misiones que no tenían ningún fin militar. Primero fueron misiones diurnas llevadas a cabo por zeppelines, pero conllevaban grandes peligros para las tripulaciones alemanas, por el gran blanco que presentaban dichas aeronaves debido a su tamaño y lo lentas que eran. Poco después se comenzaron a realizar misiones de bombardeo nocturno. Cuando las pérdidas de zeppelines comenzaron a crecer, el alto mando alemán decidió bombardear Gran Bretaña con grandes bombarderos como el Gotha G-V, el primer avión pesado de bombardeo utilizado para atacar objetivos civiles utilizado en el mundo, el cual relevó a los zeppelines desde 1917 hasta el fin de la Guerra. Pero ya sea con dirigibles o con los primeros bombarderos, en todas las ocasiones se trató de misiones en las que el objetivo principal era matar el mayor número posible de civiles. Obviamente que dichas acciones llevadas a cabo por los alemanes provocaron un efecto similar en ingleses y franceses, quienes se dieron a la tarea de responder de igual manera a los alemanes y en los últimos meses del conflicto, se llegó a bombardear algunas de las principales ciudades industriales alemanas como Essen y Düsseldorf. Cuando se firmó el armisticio a principios de noviembre de 1918, se estaba preparando una incursión sobre Berlín. Con todo, esto no le resta el mérito a los alemanes de haber inventado los bombardeos de terror.

La Guerra Civil Española: campo de pruebas para la Fuerza Aérea Alemana

Desde que llegó al poder en 1933, uno de los principales objetivos del flamante führer fue la de rearmar a Alemania, aun contraviniendo los dictados del Tratado de Versalles. Es seguro que ya en esas fechas, Hitler tenía en mente la gran guerra de revancha que haría estallar en 1939. Dentro de su plan de rearme, la creación de una fuerza aérea tenía un lugar preponderante. Es así que en 1935 es creada la Luftwaffe o fuerza aérea alemana, la cual no tardaría en encontrar un banco de pruebas para sus nuevos aparatos. En 1936 estalló la Guerra Civil Española y casi de inmediato Hitler tomó partido por el bando rebelde nacionalista de corte fascista encabezado por el general Franco. Además de tanques y otros pertrechos de guerra, Hitler mandó una unidad aérea, la Legión Cóndor, para que practicase en España. En efecto, la guerra Civil Española sirvió en palabras de Hermann Goering de “banco de pruebas” para la aviación alemana. El bombardeo de la ciudad vasca de Guernica, realizado con la intención de destruir la ciudad y matar el mayor número de civiles, fue el modelo a seguir en los años venideros. Los bombarderos de la Legión Cóndor también atacaron Madrid, Barcelona y otras ciudades españolas.

Bombardeos terroristas como instrumento de presión diplomática

Al mismo tiempo que la Legión Cóndor bombardeaba civiles en España, la diplomacia alemana hacía del arma aérea un instrumento de presión política y diplomática. Es bien conocido el chantaje al que fue sometido el presidente de Checoslovaquia, Emil Hacha, por Hitler y sus diplomáticos para que se aviniera por la buena a entregar el control de su nación al reich alemán. Se le amenazó con hacer bombardear su capital, Praga, y reducirla a escombros, si no se avenía a plegarse a los deseos de Hitler. De sobra está mencionar que bajo dicho argumento, el mandatario checo terminó cediendo y todo el mundo sabe qué pasó: las tropas nazis entraron en Checoslovaquia sin disparar un sólo tiro.

El bombardeo nazi a objetivos civiles desde el inicio de la guerra

A partir del 1 de septiembre de 1939, Alemania comenzó a realizar no sólo bombardeos tácticos contra objetivos militares, sino también sobre las ciudades polacas. La capital, Varsovia, y las principales ciudades de Polonia fueron sometidas desde el principio a bombardeos de terror. También se ametrallaron columnas de civiles en ataques a vuelo rasante en acciones llevadas a cabo principalmente por Junkers Ju 87 Stukas. Esta táctica también fue utilizada en la campaña occidental en Bélgica y Francia, en donde murieron cientos de civiles en las carreteras. El bombardeo indiscriminado de Rotterdam se trató según los nazis, de un error en las comunicaciones tierra-aire, ya que cuando se produjo este hecho atroz, Holanda ya se había rendido. Un hecho curioso resulta el que en el caso de Gran Bretaña, el primer ataque al casco urbano de Londres se tratara también de otro error -al parecer los nazis justificaban sus brutalidades haciéndolas pasar por errores- que sin embargo tuvo como resultado una guerra aérea sin cuartel en la que Alemania sacaría la peor parte. Mención aparte merece el bombardeo a Belgrado el 6 de marzo de 1941, realizado por una orden expresa de Hitler para castigar a los yugoslavos por haber derribado al gobierno pro nazi del Príncipe regente Pablo. En dicha ocasión, aparte de los grandes destrozos a la capital yugoslava, se produjeron alrededor de 15,000 muertos entre la población civil. Al parecer los nazis podían bombardear impunemente y de manera brutal cualquier ciudad que se les antojase, pero bombardear las ciudades alemanas fue visto posteriormente por algunos como crímenes de guerra.

Holocausto vs. bombardeos

Primeramente hay que comparar uno y otro fenómeno. El Holocausto provocó alrededor de seis millones de muertos. Los bombardeos sobre Alemania, cerca de 550,000. La relación de muertes entre uno y otro es de 11 a 1. El Holocausto fue un genocidio masivo a escala industrial destinado única y exclusivamente a acabar con todo un pueblo sin ningún fin militar y los bombardeos fueron una estrategia bélica para acabar en primer lugar con la capacidad material del enemigo para continuar la guerra y en segundo lugar para desmoralizar al sector civil. En el bando aliado, no se implementó ninguna medida de exterminio de civiles que pueda compararse ni remotamente con el Holocausto. En ninguna nación aliada surgieron fábricas de la muerte como las que los alemanes implementaron por docenas en Polonia y la misma Alemania, ni tampoco fue creado ningún cuerpo asesino como los einzatzgruppen alemanes, destinados exclusivamente a asesinar judíos y en menor grado a otros grupos humanos en la Rusia ocupada. Sin embargo, los bombardeos aliados sobre Alemania fueron más contundentes debido principalmente a la mayor capacidad tecnológica e industrial de éstos para construir grandes flotas de bombarderos cuatrimotores, aparatos con mucho mayor capacidad y autonomía que los bimotores. Si la aviación alemana de bombardeo, equipada con bimotores de escasa capacidad de carga y autonomía, no dio una respuesta de igual contundencia, no fue por razones humanitarias, sino por la menor capacidad industrial alemana para fabricar bombarderos pesados en gran número. A pesar de lo anterior, la Alemania nazi si llegó a proyectar bombarderos pesados cuatrimotores de amplia capacidad y radio de acción, en algunos casos con mejores prestaciones que los aparatos aliados -Dornier Do 19, Heinkel He 274 y 277, Junkers Ju 89, 390 y 488 y Messerschmitt Me 264- pero resulta increíble que ninguno de ellos pasó del nivel de prototipo. Debido a la torpeza y ceguera estratégica de Hitler y Goering, Alemania no pudo contar con bombarderos pesados estratégicos.

Misiones de terror sobre Alemania… pero para los aviadores aliados

Los que suelen comparar los bombardeos terroristas de los aliados con el Holocausto, no se detienen a pensar que en el caso de los primeros, los pilotos y miembros de las tripulaciones aliadas, eran soldados que se exponían grandemente en estas misiones. Los aviadores aliados tenían que sortear grandes peligros antes de soltar su carga mortal en las ciudades alemanas. Primeramente, tan pronto pasaban la costa holandesa con dirección al reich, eran esperados por flotillas de aviones de caza que los hostigaban durante buena parte del trayecto. Después eran recibidos por gran número de piezas de artillería antiaérea en los poblados de paso con rumbo a su destino, además de que una vez llegados al objetivo, se iniciaba la parte más arriesgada de dichas misiones, ya que cuando sobrevolaban el blanco los aviones tenían que volar en línea recta, sin hacer maniobra o viraje alguno. Aquí se convertían prácticamente en blancos de feria. Si conseguían sortear todos estos obstáculos y finalmente soltaba sus bombas sobre el objetivo, en el viaje de regreso, eran hostigados nuevamente por la aviación de caza y la artillería antiaérea alemana. Los aparatos aliados eran muy vulnerables, ya que aparte de la carga de bombas que transportaban, otros elementos altamente flamables como el carburante de alto octanaje de los depósitos de combustible, la pólvora de las miles de balas de las ametralladoras de los artilleros e inclusive el oxígeno líquido de las máscaras para respirar que usaban las tripulaciones en vuelos a gran altura, contribuían a hacer de los bombarderos auténticos mecheros volantes. De este modo, en los cinco años en que se estuvo bombardeando Alemania, la cifra de aviadores aliados caídos se ha calculado entre 150,000 y 180,000 británicos, americanos y de otras nacionalidades como Francia, Polonia y Checoslovaquia, sin contar la destrucción de alrededor de 20,000 aparatos. Si a la cifra de aviadores aliados muertos, aunamos los casi 80,000 ciudadanos británicos víctimas de los bombarderos y misiles V1 y V2 alemanes y la comparamos con el poco más de medio millón de víctimas alemanas de los bombardeos, la relación entre uno y otro sería de 1 a 2.3 aproximadamente, es decir, que por cada dos civiles alemanes muertos caía a su vez un aviador aliado o un civil británico, relación entre víctima y victimario bastante equilibrada. No por nada y en relación al número de hombres movilizados, las bajas del Comando de Bombardeo Británico y las de la Octava Fuerza Aérea Norteamericana, fueron las más altas de la guerra en cualquier cuerpo armado de ambos ejércitos.

El Holocausto, terror y homicidio puro sin posibilidad alguna de defensa

En el caso de los victimarios -o más bien verdugos- de las víctimas del Holocausto cabe preguntarse ¿Cuáles fueron los peligros a los que se enfrentaron en el desempeño de sus funciones? ¿Cómo se podían defender de sus perseguidores los civiles judíos; hombres, mujeres, niños, impedidos y ancianos prisioneros en los campos? ¿Cuantos miembros de grupo especial, guardianes, oficiales, médicos de las SS y milicianos ucranianos auxiliares murieron haciendo su labor en las estepas de la URSS o en los campos de la muerte en Polonia y Alemania? Los únicos peligros que tuvieron los solucionistas fueron los contadísimos casos de contagio de tifus a algunos guardianes en los campos que terminaron en la muerte de los mismos, además de los nazis asesinados -una docena- en un exitoso escape de prisioneros en Sobibor en 1943 y en otro intento de escape frustrado en Auschwitz en 1944. También se supo de un miembro de grupo especial que se suicidó de un tiro en la cabeza, abrumado por la culpa de lo que había hecho y presenciado. De esta manera tenemos una veintena de nazis fallecidos “en el cumplimiento del deber” en las duras labores del genocidio de judíos. De esta veintena de nazis caídos frente a los cerca de seis millones de muertos que arroja el Holocausto, resulta inclusive ridículo hacer cualquier relación porcentual entre víctimas y victimarios. Las acciones de los einzatzgruppen en Polonia y la URSS y los campos de exterminio fueron implementados únicamente para asesinar masivamente a seres humanos inocentes, los cuales, a diferencia de los civiles alemanes que sufrieron los bombardeos y que contaron con un sistema de defensa que se cobró un alto peaje entre las tripulaciones aliadas, estaban reducidos a la total impotencia, no pudiendo defenderse de sus victimarios de ningún modo, porque no tenían quien los defendiera.

Conclusión

Como se analizó anteriormente, fueron los alemanes quienes iniciaron por primera vez en la historia los bombardeos de terror y lo hicieron inclusive años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se ha acusado a los aliados de implementar la estrategia del Bombardeo a tapete, es decir de saturación, para provocar el mayor número de destrucción y muertes. Sin embargo conviene analizar primero esta táctica antes de juzgarla. Durante la Segunda Guerra no existió lo que hoy conocemos como bombardeo de exactitud, ni las llamadas bombas y/o proyectiles inteligentes, que conocemos actualmente -los cuales, como se ha visto, no son tan inteligentes y en ocasiones matan tanta o más gente que los proyectiles convencionales. Con los instrumentos ópticos de la época, era casi imposible acertar a un blanco desde cinco o seis mil metros de altura -volar a menor altura resultaba suicida para las tripulaciones aliadas- y para poder destruir un complejo industrial o un astillero por ejemplo, era menester llevar a cabo este tipo de bombardeos que destruían y mataban todo lo que se hallaba en un amplio radio de territorio. Sin embargo, los aliados sí llevaron a cabo bombardeos de terror, pero además de que fueron posteriores a los realizados por los alemanes, estaban subordinados a las misiones encaminadas a destruir el esfuerzo de guerra alemán. Antes de Colonia, Hamburgo, Berlín y Dresden, ciudades destruidas por los aliados; los alemanes se habían ensañado con Guernica, Madrid, Barcelona, Varsovia, Rotterdam, Londres, Coventry, Belgrado, Moscú y Leningrado. Si el número de víctimas alemanas fue mayor se debió a la superioridad aliada en el número y la capacidad de su aviación con respecto a la alemana. Como se ha visto y comprobado, no existió ningún Holocausto de civiles alemanes provocado por la aviación aliada durante la guerra. Por llevar la muerte y la destrucción a la Alemania nazi, los angloamericanos tuvieron que pagar a su vez un alto costo material y en vidas humanas. En los campos de exterminio, por el contrario, la muerte de miles de inocentes se llevaba a cabo sin la menor interrupción, de forma científica e industrial, concebida, planeada, organizada y ejecutada con la típica precisión alemana, sin la menor capacidad de defensa para las víctimas y sin el menor riesgo para los verdugos. El Holocausto judío fue y ha sido un fenómeno único en la historia y ningún otro fenómeno, acto o proceso antes, durante o después de la Segunda Guerra Mundial se le puede comparar.

 

BIBLIOGRAFÍA DE APOYO

Eddy Bauer, Historia militar, política y diplomática de la Segunda Guerra Mundial, vol. 7, 2a ed., Salvat, Barcelona 1976.

Francis Cosby, Bombarderos de la A a la Z, Tikal, Madrid 2006.

Tony Wood/Bill Ganston, Hitler’s Luftwaffe, Salamander book, Sydney 1977.

 

 

 

* Profesor de Historia en el plantel Carmen Serdán del IEMS CDMEX

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