Enlace Judío México – Hay un gran conflicto fraguándose entre Israel y Hezbolá en el norte de Israel y en el sur de Líbano. Hezbolá se ha vuelto el poder político y militar predominante en Líbano, amenazando a Israel de manera constante.
ABEL JACOB
Cada vez que quiero comenzar a escribir acerca de política y relaciones internacionales en el Medio Oriente, nuevos acontecimientos ocurren que deben de ser incluidos en cualquier discusión razonable y entendible. La inestabilidad regional básica, el número de jugadores involucrados y el rápido curso de los eventos hace el análisis impredecible y difícil.
Arabia Saudita, la monarquía tradicional conservadora, está viviendo algunos cambios radicales tanto a nivel interno como en política exterior en la región. Hay una guerra civil en curso en Yemen combatida por agentes de la Irán chiita y por la Arabia Saudita sunita.
El primer ministro de Líbano, Saad Hariri, renunció a su cargo mientras se encontraba en Arabia Saudita para consulta e instrucciones, culpando a Irán y a Hezbolá por intervenir demasiado en la política de Líbano y con ello causar que casi se derrumbe el sistema político de Líbano debido a la trastornación en el delicado balance de poderes en el gobierno.
Siria e Irak permanecen inestables debido a la actual guerra civil en Siria y a los vientos secesionistas en Irak. Egipto tiene un gran problema interno con las fuerzas yihadistas en el Sinaí. Jordania e Israel parecen ser los únicos dos países estables por el momento.
Habiendo dicho eso, hay un gran conflicto fraguándose entre Israel y Hezbolá en el norte de Israel y en el sur de Líbano. Hezbolá se ha vuelto el poder político y militar predominante en Líbano, amenazando a Israel de manera constante. De hecho, la potencial guerra en el norte de Israel ha sido ampliada para incluir no sólo el sur de Líbano sino también el sur de Siria, lo que incrementa grandemente el área de conflicto.
La mayor arma de Hezbolá contra Israel es su enorme acopio de misiles (cerca de 100 mil) en contra del Estado Judío. Irán es proveedor de Hezbolá de estos misiles así como otro tipo de equipo militar. Desde el verano del 2000 hasta el verano de 2006, Hezbolá ha conducido aproximadamente 200 ataques contra Israel, la mayoría de ellos con fuego de artillería, algunas incursiones e incluso algunas dentro de Israel con la esperanza de capturar israelíes con propósitos de negociaciones. Los intentos de Hezbolá de capturar y matar a tantos israelíes como sea posible tienen su origen en la idea de que la renuencia de Israel a aceptar pérdidas humanas es una debilidad estratégica del Estado Judío.
Desde el año 2006, la guerra de Israel contra Hezbolá ha sido una guerra de misiles en la que 4000 misiles de Hezbolá cayeron sobre Israel en ese año causando un importante daño psicológico, si bien no económico, de acuerdo a David Rosenberg en un reporte para el Haaretz del 11 de noviembre de 2017.
Durante la década pasada y especialmente desde el inicio de la guerra civil en Siria en el año 2011, Irán, el mayor aliado y proveedor de Hezbolá, ha obtenido cada vez más poder e influencia en la región. Ha ganado una mayor presencia en Siria y ha anunciado que está buscando construir bases militares y navales permanentes ahí.
Los vientos de guerra son tan fuertes que ahora Netanyahu, el primer ministro de Israel, ha dicho recientemente que Irán está construyendo bases tan cerca de la frontera de Israel que pueden alcanzar al país en segundos y ha añadido, “No permitiremos eso y cuando decimos algo, lo respaldamos con acciones”.
Como resultado del bloqueo efectivo de Israel a los convoys de armas de alta calidad que se envían llegan a Hezbolá en Líbano, Irán y Hezbolá han decidido tratar de construir tales armas en Líbano mismo en vez de enviarlas hacia ahí. Para Israel, la línea roja se encuentra en causar serios daños a las fuerzas israelíes, a la infraestructura y a los centros de población, y cualquiera que cruce estas líneas lo pagará muy caro, de hecho, tan caro que tendrá que pensárselo dos veces antes de tratar de hacerlo.
Así, Israel tratará de persuadir a Hezbolá de detener la producción de armas de alto grado en su suelo sin provocar la guerra. ¿Cómo hará Israel para lograr evitar que Hezbolá cruce estas rojas líneas sin el riesgo de un escalamiento sin control?
Hay varios caminos que Israel puede usar para expresar cuáles son estas lineas rojas. Uno es el frente diplomático y político. Israel ha pedido a los diplomáticos europeos comunicar a Teherán el mensaje de que no tolerará la construcción de armas de alto calibre en suelo libanés. Parecería que destruir los convoys que van desde Siria hacia Líbano es más o menos tolerable, y esto puede entrar entre las “reglas del juego” aceptables.
Estos ataques israelíes a cargamentos militares subrayan el hecho de que las defensas aéreas rusas no protegerán las actividades de Hezbolá e Irán que violan las líneas rojas de Israel. Sin embargo la carencia de un daño real a la prohibición de estos convoys que entregan armas sofisticadas para Hezbolá tiene un impacto limitado en la perspectiva de Irán y Hezbolá, así como el deseo de Israel de volverse más agresivo.
El deseo de manufacturar, en vez de enviar, armas -debido al éxito de los esfuerzos israelíes- se considera como un acto que cruza las líneas rojas de Israel.
Solo para aclarar este punto, en septiembre de 2017 Israel lanzó un ataque desde el espacio libanés sobre una instalación de manufactura de armas iraní en Siria, y con ello mandó un mensaje a Hezbolá e Irán de que la instalación de producción de armas así como la adquisición de armas está sobre la mesa en la estrategia defensiva de Israel.
Si el esfuerzo de Israel para persuadir a Hezbolá de cambiar sus políticas de adquisición de armas falla, la opción abierta para Israel es un ataque preventivo en contra de las bases de misiles y en las instalaciones donde se producen armas. Si Israel elige atacar, ahora es un buen momento, porque Hezbolá aún sigue involucrado en la lucha en Siria y no querrían pelear en dos frentes (aunque este punto podría ser debatible muy pronto, ya que la guerra civil en Siria está llegando a su fin). Y segundo, es mejor para Israel atacar ahora antes de que Hezbolá tenga la oportunidad de producir armas de gran calidad.
Si Israel ataca, no saldrá ileso. Hezbolá tiene la capacidad para castigar a Israel aún cuando el avanzado sistema defensivo de misiles de Israel pueda destruir la mayoría de los misiles lanzados. Los misiles que no sean destruidos tienen el potencial para dañar centros de población en Israel así como instalaciones militares e infraestructuras.
Hemos mencionado ya que la capacidad de Israel para absorber el daño, en términos de vidas humanas, es limitada, y con ello, la opción de no realizar un ataque preventivo y esperar que la disuasión funcione, en aras de la seguridad futura del territorio es una mera ilusión.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico
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