Enlace Judío México.- Admitió que perdió la memoria de una de las computadoras con las que accedía a la Laptot del fiscal y negó conocer a Antonio “Jaime” Stiuso.
DANIEL SANTORO
Diego Lagomarsino, el técnico informático que está acusado de ser partícipe necesario en el presunto homicidio de Alberto Nisman, afirmó que se perdió la memoria de una de las computadoras con las que accedía en forma remota a la laptop del ex fiscal y que no conoce al ex director de Inteligencia de la SIDE, Antonio “Jaime” Stiuso. Sobre las razones por las cuales le prestó la Bersa a Nisman aseguró que “me hizo un acting” de preocupación por la seguridad de sus hijas sin decirles que ellas “no estaban en el país”, negó ser espía u homosexual y criticó a la jueza federal Arroyo Salgado.
En su declaración de 300 páginas a la que accedió Clarín, el experto en informática -que tiene una tobillera electrónica para ser controlado- negó haber sabido que el arma que le prestó a Nisman era para de “un plan criminal”, como sostuvo el fiscal Eduardo Taiano.
Lagomarsino declaró el martes durante casi diez horas ante el juez federal Julián Ercolini, y dio detalles inéditos de cómo fue la entrega del arma y los días posteriores a la muerte de Nisman. Por ejemplo, reveló que la frase con la que definió como de “amo-esclavo” la relación que tuvo con Nisman se la dio su psicoanalista.
Taiano acusó a Lagomarsino como partícipe necesario del presunto homicidio al aportar la pistola Bersa calibre 22 utilizada en el hecho.
En la declaración, que el periodista Fernando Carnota mostró anoche en el programa de TV “Animales Sueltos”, relató así la entrega del arma concretada el 17 de enero del 2013: “En ese momento, me dijo unas palabras formales, y le pregunté si le había repercutido mucho la denuncia (contra Cristina Kirchner) en los medios, a lo que me dijo, imagínate cómo que tuve que mandar a mi mamá al supermercado, no sé si hacía referencia a la exposición o porque tenía que seguir trabajando. No sé si era común que la madre fuera al supermercado por él. No recuerdo cuantas palabras más cruzamos, y me preguntó si tenía un arma. Yo pensé que hacía referencia a que nos habían amenazado por el tema de la denuncia, y que lo que venía después era que la tuviera a mano por las dudas, pero me dijo me la prestas. Ahí empezó el tira y afloje en el que le dije que el arma era vieja y que además tenía custodia, a lo que él me refirió que si le pasaba algo a la custodia, si la chocan o la reducían, él se quedaba solo. Además, me dijo que aparte ni siquiera confiaba en la custodia. Yo a los custodios los conocía de vista y no tenía relación. Yo dije que se llamaban todos Benítez porque siempre lo escuché hablando con un Benítez. Le dije que esa pistola no asustaba a nadie y que era vieja, pero él me dijo que era por las dudas, para tirar un tiro al aire por si viene un loquito y además me preguntó el único favor que te pido y no me lo haces. Después el hizo un acting, porque al final las hijas no estaban, se tiró en el sillón y me dijo con los ojos llorosos vos sabes lo que es que tus hijas no quieran estar con vos por miedo a que le pase algo. Evidentemente estaba haciendo un acting porque sus hijas no estaban; me estaba haciendo un “entre”. Digo que Nisman mentía, porque él me mintió a mí también. De que sus hijas no estaban, me enteré cuando declaré ante Fein el 19 de enero; antes de eso yo no lo sabía. Aclaro que cuando dije que nos amenazaron en plural, quiero decir que pensé que habían amenazado a la fiscalía, porque yo era parte de ella. Nisman no sabía que yo tenía un arma, me lo preguntó primero y fue de forma presencial en ese momento. Cuando me llamó y me dijo si podía ir, no me dijo para que era. Esto habitualmente era así; si me decía vení yo iba y si me decía que me conectara para hacer algo remoto lo hacía sin darme explicaciones”.
AFIRMÓ QUE LE OCULTO TODO A SU ESPOSA
Más adelante contó como reaccionó su familia al volver a su casa tras la entrega del arma: “Cuando llegué a mi casa, como Alberto me había pedido extrema reserva de lo que me pidió, mi mujer me dijo que me notó pálido, pero no dije nada y me quedé tomando mate con ella y mi cuñada. Yo estaba pálido no por algo en particular. El arma la tenía guardada en partes, el arma adentro de un cajón de madera tipo fichero de color blanco, el cargador estaba en un sobre de cuero tipo carpeta en mi vestidor y las municiones en el cajón de los calzoncillos. Cuando se fueron ellas, recibí un llamado de Alberto, y me dijo encontraste eso, a lo que le dije todavía no, pero sé dónde está, ya lo busco y lo encuentro. Después de eso no me volvió a llamar. Le di cinco balas, porque el arma se trababa en la corredera cuando se llenaba mucho el cargador. Yo se la entregué porque era mi jefe y ya le había dicho que sí. Me daba miedo que hiciera una cagada y le disparara a alguien sin querer e incluso que lastimara a sus hijas. Por eso, una de las cosas que yo le enseñé fue la seguridad del arma, que fue una de las cosas que me enseñó a mí “Moro” Rodríguez. Yo fui al polígono en el año 2002 y nunca más. Nunca más volví al polígono porque fallaba el arma. El polígono al que hago referencia era el tiro federal de San Fernando. “Moro” no me enseñó a tirar, porque para aprender a tirar tenés que ir con un instructor más de dos veces. Fui una vez y el arma fallaba y fui la segunda y volvió a fallar. Las dos veces fui con “Moro”. Mi miedo era que él lastimara a alguien…” “Lo único que hice yo es que le di el arma a Alberto a pedido de él y no tengo forma de probarlo. Lo que no tengo forma de probar es esa charla con él; es decir, el diálogo. Sí están las llamadas y los pases de autopista. Yo ese día estaba en casa en la pileta con mis hijos y él me llamó para que vaya a su casa. Cuando fui a su casa, fue que me pidió el arma. Lo que pasó después de que yo me fui no lo sé. La verdad no me importa si lo mataron o si se suicidó. El arma no solo me la pidió a mí, sino que se la pidió al custodio y no llegó a pedírsela a Bogoliuk (un amigo ex policía), pero sí le dijo que fuera que quería hacerle una pregunta personal”, agregó.
AFIRMA QUE NO CONOCE A JAIME STIUSO
Sobre su contacto con la jueza Silvia Gonzalez y su esposo Guillermo el lunes 19 de enero del 2013, contó que fue para “darme contención. Yo estaba agobiado, no entendía nada. De hecho manejó mi hermano, porque yo no podía ni manejar. En la casa de Silvia surge algo que salió en los medios y que no fue así. Se menciona que “Jaime” me dijo, cuando en realidad no fue así. Jaime para mí era el Secretario de Transporte. El nombre Stiuso a mí se me hizo conocido después de que empezó a trascender en los medios. Nisman me mencionaba a Jaime, y yo lo relacionaba con el Secretario de Transporte. Además, nunca me lo crucé en la fiscalía ni en ningún otro lado”.
EL CONTROL REMOTO DE LAS COMPUTADORAS DE NISMAN
Cuando se lo consultó sobre si Nisman le había manifestado algún tipo de preocupación respecto de la seguridad informática de su teléfono celular con anterioridad al 14 de enero de 2015, respondió: “No. Yo fui el que le recomendó la encriptación de su celular en el momento que dije antes, en el que apagué y prendí su teléfono para que funcionara; es decir, verificar el funcionamiento o falla”. El celular tenía un virus que permite la intercepción de contenidos aunque no estaba activo y responsabilizó a Nisman por las claves débiles que usaba.
Sobre el programa “Teamviewer” con el cual controlaba la computadora de Nisman en forma remota explicó: “Cuando Alberto tenía algún problema puntual, me llamaba y me decía si podía ver algo, a lo que yo le decía que cierre todo y ahí trabajaba. El acceso remoto es como estar ahí. Los problemas de conectividad, no podes resolverlo remotamente ni tampoco alguna otra cuestión técnica, pero la mayoría de los problemas se pueden resolver de esta forma. El “Teamviewer” es una aplicación segura. Es mentira que es una aplicación para espías. Ese programa tiene un cliente que se conecta contra otra máquina. El que tiene que tener la licencia es quien da el soporte y yo la tengo comprada. Lo que pasa es que se tiene que ir actualizando la licencia. La licencia que yo usaba en las máquinas de Nisman era mía. Yo necesito que la computadora esté prendida y abierto el programa. Además, puedo o no, necesitar autorización de la persona. Eso tiene que tener ID y contraseña, que es general. Lo que aparece cuando se abre es un ID. La máquina de Nisman tenía un ID y password del programa de “Teamviewer” que yo tenía y que podía tener cualquier otro que hubiese visto la computadora de Alberto. Para poder utilizarlo, el host, en este caso Alberto, tenía que abrir el programa y recién ahí yo podía tener acceso. Para abrir el programa se tenía que hacer doble click. Yo conocía su ID y su password, por eso podía conectarme. No hay manera de modificar el ID, porque es un algoritmo único que lo genera por cada máquina, pero no recuerdo cual era el ID y password de Alberto. El “Teamviewer” tiene dos registros que son el incoming calls y hay otro que son registros de movimientos, que es el que muestra lo que se hizo. En el caso de ingresar en forma remota, no se puede borrar el archivo pero si vaciarlo, no así el archivo en sí físicamente, y además se deja constancia de la última persona que lo utilizó que sería el registro de la desconexión con el usuario y el ID de quien se desconectó. Estando el programa ejecutado ni yo ni nadie que quisiera ingresar (en forma) remota, necesitaba el “ok” del host. Cuando uno ingresa al “Teamviewer”, la pantalla se pone en negro y se ve en la pantalla el ID de quien se conectó. Existe la posibilidad de que el “Teamviewer” se conecte cuando se prenda la computadora. Para realizar esos trabajos, utilizo mis computadoras personales, que son las dos que se llevaron el otro día en el allanamiento, y que las uso hace cinco años. Son una “Dell” latitud y una “XPS”. Si minimizo el “Teamviewer”, lo hace en la barra en donde está el relój. A las computadoras que uso obviamente le hago upgrades porque son las que uso para el trabajo, pero no les hice cambio de microprocesadores y demás porque son I5 y son buenas máquinas. Que haya cambiado la memoria es probable, porque hay una que se me rompió y la tuve que arreglar pero no recuerdo cuál de las dos fue” .
LAS VACACIONES DE NISMAN
Cuando se le preguntó cuando se entró del viaje de Nisman a Europa, contestó que “solo sabía que se iba de vacaciones. Me enteré en diciembre. No sabía con quién iba. Me dijo me voy de vacaciones y punto. No me dio fechas ni alguna otra información”. Negó haberle comentado a alguien que le había prestado la Bersa a Nisman: “No, solo le dije a mi mujer el día lunes 19 a la mañana cuando vimos que estaba todo eso en la televisión Sobre la cuenta con 600 mil dólares que tenía Nisman en el banco Merril Lynch junto con Sara Garfunkel y Sandra Nisman y que no había declarado, contó que: “Un día del año 2014 vino Alberto y me dijo, mirá te tengo que pedir un favor, mi vieja tiene problemas de salud y si le pasa algo el estado americano se queda con la mitad del dinero de la cuenta y para evitarlo y poder sacar la plata sin que eso pase, necesito dos titulares. Nunca hice movimientos virtuales en esa cuenta y tampoco sé si se podían realizar. No sé si yo solo podía hacerlo. Alberto me dijo que él sí podría tener acceso virtual, pero que todavía no se lo habían dado. Las transferencias Alberto se las pedía por mail a Clarisa (una empleada del banco), de lo que yo me entero porque me copiaron en un intercambio de mails. Por eso es que tuve que llamar a Clarisa para confirmar la operación, y le dije que yo no sabía cuánto era el monto, pese a lo cual se ejecutó la operación. Esto pasó dos veces, pero no recuerdo en que fechas. Esas transferencias eran para el pago de expensas de unos terrenos en Uruguay a nombre de Sara Garfunkel. Desconozco si las demás personas sabían que yo era cotitular junto a ellas. De esto no obtenía ningún beneficio yo. No se cuáles eran los saldos de esa cuenta, pero supe por los diarios que era de seiscientos mil dólares. No se tampoco cuál era el monto mínimo para abrir una cuenta. Un llamado a Clarisa lo hice por Skype y otra vez fue por teléfono desde mi aparato. Esas versiones de que yo le depositaba la mitad de mi sueldo en esa cuenta son falsas, porque me depositaban pesos y esa cuenta era en dólares. Tampoco se lo orígenes de los importes. No tengo idea. Yo esa cuenta no la tenía declarada porque no era mía; tal vez tendría que haberla declarado. Alberto me dijo que él no aparecía en la cuenta porque era una persona políticamente expuesta y porque para hacerlo le pedían muchos papeles, por lo tanto le era más fácil ser apoderado de la cuenta y que yo fuese cotitular”.
Al preguntársele por un cañón de pistola encontrado en un allanamiento en su casa, contestó: “Corresponde a la misma arma. Es otro caño de la misma arma, porque había un cañón largo y un cañón corto, ya que uno es de defensa y el otro es de tiro. No le llevé ese cañón a Nisman porque no tenía sentido; el me pidió un arma, no un cañón. Ese cañón quedó ahí, no se para que hubiera servido que se lo llevara. No recuerdo si en algún momento usé ese cañón y no sé cómo cambiarlos. Cuando a mí me dieron el arma, me la dieron completa con los dos cañones, pero no en una caja. Recién me la dieron después de haber hecho el trámite de registración en el RENAR como me había dicho Jorge “Moro” Rodríguez”.
MÁS CRITICAS A ARROYO SALGADO
Cuando se le mostró una declaración de Arroyo Salgado de fecha 23/1/2015, con la anotación que reza “Diego miente Alberto miente” hechas de su puño y letra, dijo que: “Esas anotaciones son en referencia a las veces que Arroyo Salgado dice que yo miento y que Alberto miente. A esto me refería cuando dije que Alberto mentía. Además, esto se relaciona con uno de los resúmenes que presenté en los anexos (de la causa). Hay también una nota manuscrita relativa a los movimientos del 17 de enero de 2015, que realicé a los efectos de armar los legajos de análisis que presenté y que está hecha a partir de datos que surgen de la causa”.
LA FRASE AMO-ESCLAVO
Sobre la frase “Amo–esclavo” en su relación con Nisman, dijo que “no, nunca me pasó con otra persona, solo me pasó con Alberto. Yo lograba con Alberto sumarme lo que tenía malo o bajo yo. Yo soy de brindarme. Lo de amo-esclavo lo definió mi analista. Pero en concreto, esa fue la única vez que me pasó con alguien, como nunca me había pasado antes. ”
Fuente:clarin.com
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