La ‘Yihad de Amor’ imaginaria de India

Enlace Judío México.- Esta es la historia de Hadiya, actualmente la mujer más famosa en India. Como cualquier persona de perfil modesto disparada a los titulares nacionales, ella preferiría estar llevando una vida anónima. Pero sus padres—y la Corte Suprema de India—no la dejarán.

TUNKU VARADARAJAN

Hadiya, una estudiante de medicina, nació hace 25 años en una familia hindú en el estado sureño de Kerala. En el año 2015 ella se convirtió al Islam, y el año pasado se casó con un hombre musulmán. En el proceso, ella cambió su nombre hindú de Akhila Ashokan al musulmán adoptado Hadiya.

Sus padres, horrorizados por la decisión, instaron a los tribunales a anular su matrimonio en diciembre del 2016. Ellos afirmaron que ella se había convertido al Islam bajo coacción. Peor, ellos alegaron que el esposo de su hija, Shafin Jahan, estaba involucrado en terrorismo y tenía la intención de traficarla a Siria.

En un juicio que fue alarmante en su paternalismo y sexismo, el Tribunal Superior de Kerala anuló el matrimonio de Hadiya, sosteniendo que ella no pudo haberse convertido posiblemente y casado por su propio libre albedrío. Tuvo que haber existido lavado de cerebro y “adoctrinamiento.” Ejerciendo su jurisdicción parens patriae —la cual le da poder para salvaguardar a un ciudadano considerado incapaz de protegerse —la corte ordenó a Hadiya, entonces de 24 años, mudarse con sus padres. También prohibió a su esposo contactarla.

La corte describió el interés profesado de Hadiya en el Islam como “fuera de lo común,” ya que “la juventud normal es indiferente hacia la religión y estudios religiosos.” Los jueces observaron que ella “no fue una estudiante muy brillante” y concluyó que su conversión al Islam después de “asistir meramente a un curso [religioso] de dos meses de duración” no era creíble. La corte agregó—sin ninguna evidencia de apoyo—que “ella no tiene idea de lo que quiere en la vida.” En otras palabras, ella era muy estúpida para convertirse libremente.

El esposo de Hadiya apeló la anulación del matrimonio ante la Corte Suprema de India, la cual aceptó escuchar el caso. Pero al mismo tiempo, la corte ordenó a la agencia antiterrorista del país investigar las actividades políticas del marido. El gobierno afirma, sin ofrecer evidencia incriminatoria, que él es un radical musulmán. Pero la participación de la agencia—y su afirmación incendiaria que el de Hadiya es un caso de “secuestro psicológico”—ha ayudado a alimentar una histeria creciente acerca de las conversiones religiosas.

Los fundamentalistas hindúes han alegado que los hombres musulmanes están librando una “yihad de amor”, en la cual ellos seducen a mujeres hindúes crédulas para el matrimonio y conversión al Islam. Miembros prominentes del partido gobernante de India, Bharatiya Janata—el cual es pro-hindú y nacionalista—usan la frase libremente, mientras se enfurecen contra un terrorismo demográfico imaginario que está siendo librado para aumentar los miembros musulmanes en la India de mayoría hindú.

La Corte Suprema de India no hizo ningún favor a Hadiya la semana pasada. El tribunal tuvo que ser abochornado por sus abogados para que le concedan siquiera la posibilidad de hablar en el tribunal, y luego procedió a ignorar sus afirmaciones. “Yo quiero ir con mi esposo, nadie me obligó a convertirme,” dijo ella en la corte abierta. Por su parte, los jueces hablaron de la necesidad de “desprogramarla.”

La corte, la cual había fallado apenas hace tres meses que la privacidad era el derecho fundamental de todo ciudadano indio, procedió a ignorar su propio juicio histórico. Sostuvo efectivamente que Hadiya no tiene derecho a la privacidad—o a la autonomía. En su lugar, ha ofrecido su propia marca de paternalismo, transfiriendo la guarda de Hadiya de su padre al director de su facultad médica. Cualquiera que busque reunirse con Hadiya, incluido su esposo, ahora necesita el permiso de su director.

El caso de Hadiya ha atraído la atención a dos problemas espantosos en la sociedad india. El primero es la infantilización desvergonzada de las mujeres por parte de sus instituciones oficiales. La Corte Suprema de Kerala, en su fallo ordenando a Hadiya regresar con sus padres, escribió: “[Ella] es la única hija de sus padres. No hay ninguna otra persona en este mundo que consideraría que el bien y el bienestar de su hija sea de importancia suprema aparte de sus padres.” Ellos escribieron esto refiriéndose a una mujer adulta.

El segundo problema es la profunda paranoia hindú acerca de la conversión religiosa. Durante muchos siglos antes de la llegada de los ingleses, hindúes de las castas más bajas se convertían al Islam en números masivos para escapar a una jerarquía religiosa opresiva. Bajo los ingleses, e incluso después de la independencia, muchos cientos de miles se convirtieron a la Cristiandad pro la misma razón. Los renacentistas hindúes hoy ven una oportunidad para una gran y gloriosa reversión de esa pérdida demográfica. Esto los ha hecho agresivamente defensivos de su fe, y de “su” gente. Hadiya es casi un peón en el juego de ellos.

Varadarajan es un miembro en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford.

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