Asimilación, o la madre de todas las batallas

                                                                           Profeta Oshea 14:2

El mantener la condición de judío ha sido siempre un desafío desde el principio de los tiempos bíblicos. Y es que la religión y la moral o las costumbres firmemente arraigadas en este pueblo milenario choca casi siempre con los usos y costumbres de las sociedades mayoritariamente circundantes.

El problema de mantener la identidad judía, y al mismo tiempo en determinados aspectos que mucho tienen que ver con lo laboral, económico, y hasta con lo nacional, poder convivir pacíficamente con otros grupos humanos y religiones, puede que para muchos se constituya en una tarea ciclópea, pensando que la imitación y depende de qué y en qué, son recursos que suelen emplearse, en el intento de los individuos de poder “adaptarse y ser aceptados” cuando los hebreos habitan en las diferentes diásporas rodeados por un mar de gentiles, que habitualmente miran al judío con cierto recelo y prejuicio debido a un combo de factores.

El iluminismo judío.

La Haskalá conocida como “ilustración judía”, movimiento que se desarrolló en la comunidad judía europea, a fines del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, que intenta una mejor integración con la sociedad gentil, aliviando o haciendo un judaísmo mas light, que sería mas potable a la mentalidad de los otros pueblos (Goim), a costa de perder sus cualidades esenciales, lo que a la larga llevó a un verdadero desastre y holocausto asimilatorio.

Los maskilim (ilustrados) se equivocaron, y por el contrario el hecho de perder la peculiaridad judía e intentar mimetizarse con el resto de sus conciudadanos, sólo atizó la furia de estos al no poder discriminar claramente la separación entre judío y no judíos. Es decir, en sus cabezas esta conducta encendió la idea o la mecha que muchos judíos los estaban engañando al no mostrarse tal como ellos eran.

Holocausto y asimilación.

Hitler logró aniquilar a un tercio del pueblo judío de su tiempo. Es decir, sucumbió en la Shoá uno de cada tres judíos. Y la desvastación y la desaparición de poblaciones enteras sumamente comprometidas con el idishkait o judaísmo, la mayoría idish parlantes, posibilitó un colofón sin precendentes que se extendió desde lo físico hasta lo cultural y religioso en todas direcciones y talla profundo aún hoy y hasta el final de nuestros días.

Por el otro lado, y como si fuera poco, “sobre llovido mojado”, la asimilación, el alejamiento de la comunidad, y los casamientos mixtos alcanza valores del 50-70%- y puede que mas si es que uno pueda encontrar valores o estadísticas. De las que carecemos, pero intuimos, sentimos y apreciamos en los ambientes agnósticos o  seculares, izquierdistas, reformistas y conservadores.

Achique y fusión, la tónica del momento.

En instituciones alejadas del cumplimiento raigal. Es decir, la merma en el numero de socios y aportantes provoca el cierre de colegios, Templos, e incluso de teatros, que pasan a manos de no judíos. Es decir, la perdida del famoso recurso humano, olímpicamente ignorado, adiciona una nueva Shoá designada con el nombre de holocausto blanco o silencioso. En la diáspora y en Israel.

Reflexión final.

Asistimos paralizados, cuando tantos de nuestros hermanos se convierten en “las nuevas tribus perdidas de Israel”. Y es que el factor demográfico nos juega en contra.

No es este mi primer escrito pero el tópico lo amerita. El rabino Samuel Levin (Shelit”a), se refirió al tema como “las otras AMIAS”, es decir pensó y piensa en esas “otras bajas juías” o caídos (alejados) del kahal hebreo de manera silenciosa, numerosa y constante, debido a un pool de razones. Este fenómeno no es nuevo, pero debería exigirnos toda nuestra atención. No en balde he propuesto la conmemoración del día del holocausto blanco, y otro en recordación de los caídos israelitas caídos, licuados en ese enorme monstruo de boca ancha que a modo de dragón quema y carboniza todo lo que toca.

Para finalizar, sería un error pensar que el fenómeno se encuentra solo fuera de las fronteras de Israel,  ya que aún dentro de las fronteras de la tierra Sagrada, muchos judíos-israelíes (en particular mujeres), se escapan a vivir con personas árabes, dando inicio a un calvario, o lo que sería igual  a descender al Sheól o punto profundo dentro del infierno, descripto en el maravilloso libro del Zohar atribuído al famoso tanaíta Rabi Shimon Bar Iojai. Puede que por el camino de lo místico podamos hallar explicaciones allí, donde la razón y la lógica fallan.