Enlace Judío México – El Bet haMiqdash no era sólo una casa de culto. Era el lugar de residencia de la Máxima Autoridad del Pueblo de Israel. La ley del pueblo judío no provenía de la Ciudad de David, la residencia del rey humano. La ley de Israel, “la Torá emana de Zión; y la palabra de HaShem de Yerushalayim”, es decir, de Quien reside en Yerushalayim, HaShem el verdadero Rey de Israel.
RABINO YOSEF BITTÓN
El mundo continúa debatiendo y criticando la decisión de Donald Trump de trasladar la embajada norteamericana a Yerushalayim, reconociendo así a Jerusalem como la capital de Israel. Y creo que nosotros los judíos, debemos informarnos un poco más acerca de las razones por las cuales Yerushalayim fue, es y será “la capital del Pueblo de Israel”.
Previamente explicamos que Yerushalayim fue concebida, incluso antes de su conquista, como la “Capital o Distrito Federal” de la Nación de Israel que originalmente estaba compuesta por 12 tribus (lo que hoy serían “estados” o “provincias”). Todo lo que hizo el rey David para la elección, conquista y adquisición de Yerushalayim fue hecho de una manera “nacional” (o Federal) y no tribal.
Ahora bien, aparte del carácter federal de la ciudad, ¿qué otro elemento caracteriza a la Capital de una nación? La ciudad capital de una nación es la sede de su gobierno nacional.
Veamos si este también era el caso de Yerushalayim.
LOS DOS PALACIOS
Una vez que el rey David se instaló en la Ciudad de David, el profeta Gad le transmitió por profecía Divina erigir el Templo de HaShem en el Monte Moriá, al lado del palacio de David. Este es el lugar donde Abraham Abinu llevó a su hijo Itsjaq para hacer la aquedá. El Monte Moriá, también conocido como monte del Templo, estaba situado donde está hoy la ciudad vieja de Jerusalem, el Kotel y la Mezquita de Al-Aqsa. David adquirió este terreno, llevó allí el Arca del Pacto (que contenía las Tablas con los 10 mandamientos originales, etc.) y construyó allí un Tabernáculo temporario. El gran Templo de Yerushalayim iba a ser construido en ese mismo lugar por su hijo, el rey Salomón.
No voy a escribir sobre el fascinante tema de cómo fue construido nuestro Bet haMiqdash, ya que quiero concentrarme en explicar un sólo punto: ¿Por qué el Bet HaMiqdash en Yerushalayim le da a esta ciudad su carácter de Capital de Israel? Aparte de ser el lugar donde se ofrecían los qorbanot o sacrificios diarios y el centro de peregrinación de toda la nación de Israel 3 veces por año, el Bet haMiqdash representaba también “La sede del Gobierno de Israel”. ¿Cómo? El Templo de Jerusalem era la “Residencia Divina” (‘ביתה’), el Palacio de HaShem. Este concepto es importantísimo.
¿QUIEN ES EL REY?
En los pueblos de la antigüedad, sin excepción, el rey era siempre una manifestación de los dioses o su encarnación. El rey era la máxima autoridad. El rey (o el emperador) determinaba y definía la ley, o la modificaba a gusto. No respondía a ninguna autoridad ni código de leyes. Ya que gracias a su condición divina, el rey estaba en la punta de la pirámide del poder. Así pasaba con el Faraón egipcio, con Nebujandetsar de Babilonia, y hasta con los emperadores romanos. Esto se llamaba “Derecho Divino” o “Mandato Divino”, y caracterizaba a todas las religiones y culturas desde la antigüedad hasta prácticamente los tiempos modernos.
En el pueblo judío las cosas eran muy diferentes. El rey de Israel nunca fue un dios o su representación sobre la tierra. El rey estaba sujeto a la autoridad de Dios, manifiesta en su Torá, y a la palabra de Sus profetas. A diferencia de un judío normal, que sólo llevaba el Tefilín en su brazo (las filacterias, que contienen 4 breves párrafos de la Torá) el rey de Israel debía llevar consigo permanentemente un Sefer Torá y estudiarlo diariamente, para guiarse por él todos los días de su vida. El rey de Israel no tenía más derechos que los demás, tenia más obligaciones. El rey del pueblo judío debía ser —como lo fue el rey David y como lo será el Mélej haMashiaj—el más humilde y obediente servidor de HaShem, que es como lo dice el rey David el único y verdadero Rey. Esto lo dijo el rey David explícitamente en el Salmo 24:3-4, que fue compuesto para acompañar con su entonación la llegada del Arca del Pacto al tabernáculo en Yerushalayim. El más poderoso rey de Israel, David afirma allí “¿Quién es el [verdadero] Rey, al que se le debe gloria? HaShem, Dios de los ejércitos celestiales, Él es el [único] Rey [a Quien se le debe] gloria” .
¿DONDE RESIDE EL REY?
El rey David —como más tarde su hijo Shelomó— estableció su residencia en la Ciudad de David, al lado del Monte del Templo (Har haBayit). Pero el Rey Divino estableció Su residencia en el Bet haMiqdash. Es por eso que el Bet haMiqdash, y no el palacio del rey, alojaba en su territorio a las instituciones judiciales judías. La corte suprema de justicia, lo que se llama el Bet HaDin haGadol, más tarde llamado Sanhedrin, funcionaba en el Bet haMiqdash, ¡y no en el palacio! El rey de Israel era parte de ese tribunal, pero dependía de la aprobación de este tribunal para promulgar leyes.
Mientras que en todos los pueblos de la antigüedad el rey era un dios, en el pueblo, judío Dios era y es el Rey.
Ahora entenderemos un poco mejor por qué el Bet haMiqdash no era sólo una casa de culto. Era el lugar de residencia de la Máxima Autoridad del Pueblo de Israel. La ley del pueblo judío no provenía de la Ciudad de David, la residencia del rey humano. La ley de Israel, “la Torá emana de Zión; y la palabra de HaShem de Yerushalayim”, es decir, de Quien reside en Yerushalayim, HaShem el verdadero Rey de Israel.
Jerusalem fue, es y será la capital de todo el pueblo judío porque es la sede de su gobierno, la residencia de Su Máximo Soberano.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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