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miércoles 25 de diciembre de 2024

Judit y Yael: Dos mujeres dispuestas a defenderse y salvar su fe

Enlace Judío México – Muchas veces se ha dicho que la Torá o el judaísmo son machistas; que ponen a la mujer en una situación más vulnerable que el hombre; que la retratan igual y de la misma forma en todos los pasajes sin permitirle explorar una personalidad diversa, ni darle modelos de comportamiento o herramientas útiles para su independencia. Dichas acusaciones no podrían ser más falsas.

La Torá le da su lugar a la mujer, incluso por arriba del hombre. Si bien cantamos Eshet Jail (Mujer virtuosa) en Shabat y recordamos a la mujer de la canción como un modelo de virtud y un ejemplo de comportamiento, no es el único modelo que tenemos. A lo largo de todo el Tanaj (Antiguo Testamento) y toda la literatura talmúdica encontramos decenas de mujeres que lucharon valientemente por defender sus valores, su pueblo y a D-os. Con distintas virtudes, retos y aspiraciones nos enseñan un abanico de posibilidades dentro de los cuales toda mujer puede aprender e identificarse.

El mejor ejemplo de estas posibilidades es la tradición de Janucá. En ella encontramos la figura de Judit quien nos salvo de la opresión griega. Al igual que Yael superó todos sus miedos, logró ver su feminidad más allá de lo aparente y la usó para llegar a su objetivo. Hizo lo que pocas personas se atrevían a hacer. La gran maestra Lea Kohn nos habla de este personaje y lo compara con Yael ya que ambas se distinguen por su valentía.

Lea Kohn. Judit y Yael un ejemplo de integridad

Janucá sucedió cuando los seléucidas (griegos sirios) controlaban la vida judía en Israel (165 a.E.C.). En aras de extinguir la vitalidad espiritual de los judíos, los griegos prohibieron muchas prácticas judías importantes bajo amenaza de muerte, entre ellas la circuncisión. Sin embargo, según nos dicen nuestros sabios, las mujeres judías de ese momento arriesgaron su vida y siguieron circuncidando a sus hijos. También insistieron a sus esposos, hermanos e hijos que dejaran de esconderse y participaran en la rebelión abierta contra Grecia. Eventualmente inspirado por las mujeres, Matityahu y sus cinco hijos se levantaron en armas y salvaron al pueblo judío construyendo el terreno necesario para que existiera el milagro de Janucá.

Otro decreto expedido por los reyes griegos fue el que designó un militar sádico. Se decretó que antes de concretar el casamiento, cualquier novia judía debía pasar una noche íntima con el gobernador local. Judit fue una de las mujeres llamadas a compartir su lecho:

“La hija de Yojanán, Cohen Gadol, era especialmente bella y el rey tirano la deseaba. Ella aparentó rendirse, se presentó frente a él y le sirvió quesos y platillos salados hasta que estuvo sediento. Entonces le dio vino para beber hasta que se embriagó y quedó dormido, entonces Judith tomó su cabeza y la llevó a Jerusalén. Cuando los soldados sirios vieron que el rey había perecido, volaron lejos.”

La mujer judía de hoy tiene la oportunidad de conmemorar a sus madres que vivieron en el exilio griego. En Janucá, muchas mujeres tienen la costumbre de no hacer ningún tipo de trabajo durante los 30 minutos que las velas de la januquiyá están prendidas. Descansar de esta forma nos recuerda cómo los judíos descansaron de sus enemigos, gracias a Judit y sus hermanas en exilio.

Cuando observamos a Yael vemos un compromiso similar con los valores judíos y una forma similar de explotar su fuerza femenina y dominarse frente al terror. Aunque Yael vivió cientos de años antes de Judit, ambas historias muestran los recursos que el judaísmo da a la mujer. Yael aparece en el libro de Jueces. Uno de los pasajes que la menciona narra cómo sola y sin ayuda mata a Sisara, el general del ejército cananita que atacaba su pueblo:

“Y Yael salió al encuentro de Sisara y … él huyo corriendo hacia su tienda… ella abrió un sacó de leche y le dio de beber, lo tapó… Yael, esposa de Jeber, tomó una estaca y un martillo y acercó sigilosamente. Clavó la estaca en sus sienes y atravesó su cabeza hasta el suelo… y murió” (Jueces: 4:17-21)

Este evento está escrito nuevamente en “La Canción de Devora” más adelante en Jueces. Devora, una profeta y líder de Israel en ese momento, da alabanzas a D-os y a todos los que le han ayudado a defender su pueblo. La canción dice:

“Bendecida por mujeres es Yael , esposa de Jeber el cananita; será bendecida por las mujeres de la tienda. Él pidió por agua, ella le dio leche; en majestuoso platillo le dio crema. Extendió su mano a la estaca y su diestra al martillo del trabajador. Martilló a Sisara, sirvió su cabeza, aplastó y perforó su sien” (Jueces 5: 24 – 36).

La primera oración nos recuerda que Yael es bendecida por “las mujeres de la tienda” gracias a sus acciones. La “tienda” alude al recato que es uno de los atributos más grandes de la mujer judía. Esa referencia parece contradecir la violencia con la que Yael se muestra al matar a Sisara. Sus acciones definitivamente pueden ser leídas como heroicas, pero difícilmente son recatadas. ¿Por qué entonces “las mujeres de la tienda”, las mujeres modestas alaban a Yael como una de ellas? ¿Quiénes son estas mujeres y porque son mostradas como testigos del recato de Yael y su rectitud?

El midrash nos dice que las “mujeres de la tienda” son las matriarcas Sara, Rebeca, Raquel y Lea. La Torá en su narrativa une la imagen de cada una de estas mujeres con una tienda, que simboliza su feminidad. En Génesis capítulo 18:9 los ángeles le preguntan a Abraham “¿Dónde está Sara tu esposa?” Él contesta “en la tienda” los comentadores explican que, aunque tenía huéspedes, Sara mantenía cierta distancia con ellos permaneciendo en la tienda.

Con Rebeca, Génesis capítulo 24:67 se nos dice que Isaac la lleva a la tienda de su madre. La Torá explícitamente menciona este punto porque revela una característica espiritual de Rebeca. De igual forma, Génesis 31:33 menciona las tiendas de Raquel y Lea, para implicar que son mujeres modestas. Si Yael es honrada por su recato, Sara, Rebeca, Raquel y Lea definitivamente son las más adecuadas para darle ese honor.

Más allá de ser bendecida por estas mujeres, un comentador del midrash afirma que Yael será incluso más bendecida que ellas. Esta interpretación se deriva de las dos formas en que la preposición hebrea “mem” puede ser leída. Una forma es “a través de”, “por” o “gracias a” ejemplo “gracias a las mujeres de la tienda” y la otra “más que”. Aunque los comentaristas usan ambas traducciones, la segunda es más compleja que la primera. El libro de Jueces nos dice que Yael “salió de su tienda” para atraer a Sisara. Ella no permaneció modestamente adentro ¿cómo entonces puede ser considerada más modesta que sus madres paradigmáticas que literalmente permanecieron dentro de sus tiendas?

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