Enlace Judío México – Lo que los hermanos judíos Landau planeaban vender por menos de 800 dólares era una pieza original de uno de los mayores maestros de la pintura por la que obtuvieron más de mil millones de dólares en una subasta.
Cuando murieron los abuelos de Ned, Roger y Steven Landau, su madre hizo una operación de limpieza extenuante de su casa, y guardó algunos artículos que pensó que le irían bien en el comedor, como un juego de té plateado y un par de pinturas. La madre de los tres hermanos falleció en 2010 y tal como ella, repitieron el mismo ejercicio de limpieza.
“Tuvimos una venta de garage, pero había algunas cosas como porcelana y plata que se veían muy bien y pensamos, bueno, realmente no queremos simplemente regalarlas”, le comento Ned al programa “Herencias Inusuales” de la cadena norteamericana Fox News donde su peculiar historia será presentada.
Uno de los artículos de los que sacarían provecho en una subasta siempre había perturbado a Ned. “Era un cuadro de una mujer desmayada en una silla y dos hombres tratando de revivirla. Cuando era niño, pensaba, ‘¿por qué tenemos una pintura como esa en nuestro comedor?'”, comenta Ned.
Sin embargo, tras sufrir del mal traicionero de la procastinación, los artículos quedaron arrumbados en cajas que incluso les sirvieron para jugar ping pong sobre ellas en su sótano, recuerdan los hermanos.
Cuatro años después finalmente decidieron que un valuador, John Nye, tasara el valor de las cosas para su venta. Así descubrieron que las piezas de plata estaban en un par de miles de dólares, y cada una de las tres pinturas en unos algunos cientos de dólares, a juicio del valuador.
Así entonces, se programó la fecha de la subasta (que cayó en el Yom Kipur de ese año). Uno de los hermanos Landau dice que incluso olvidó la fecha ya que todo se lo dejaron en manos al valuador. Otro de los hermanos no tocó el celular en todo el día por ocasión de la fecha.
Por la plata se ofreció un poco más de lo esperado y por los cuadros que se pensaban que pasarían de algunos dólares más, se iniciaron con un precio de subasta de 250 dólares y un máximo de 800 dólares. Uno de ellos fue puesto en la subasta bajo el título de “Óleo sobre tela. Retrato triple con una mujer desamayada” y fue catalogado como “Escuela de pintura continental, siglo XIX. Sin firma de autoría”.
Pero de repente una llamada telefónica desde Francia sorprendió a todos al ofrecer por este Retrato Triple la suma de ¡5 mil dólares! Ante la sorpresa de los presentes, otra llamada llegó desde Alemania y el precio ahora ofrecido fue de ¡80 mil dólares! y luego llegó otro más que debió cimbrar a todos: ¡100 mil dólares!
“¡Todo el mundo comenzó a estremecerse en la sala y las subastas continuaron!”, recuerda la esposa del valuador, Kathy, quien estaba hablando por teléfono con el postor de Francia, mientras que su colega Amy Ludlow, hablaba con el postor alemán.
“Eventualmente el alemán llegó hasta los 450 mil dólares y le dije, ‘¿Le gustaría hacer una oferta?'”, recuerda Ludlow. “Él me dijo: ‘Sí, oferto.’ Yo estaba totalmente incrédula”.
Solo después de que el comprador francés la asustó con una oferta de más de mil un millones de dólares, el postor alemán de Ludlow le explicó sin rodeos lo que estaba sucediendo.
“El alemán me dijo, ‘Amy, es un Rembrandt. ¡He estado buscando esta pintura en toda mi carrera profesional!“.
La pintura resultó ser una de las primeras obras realizadas por el gigante holandés de la pintura Rembrandt, la cual es parte de una serie perdida sobre los cinco sentidos del humano de principios del siglo XVII. Parece que uno de los abuelos de los Landau, sin saberlo, compró la “Paciente Inconsciente. Alegoría del Olor” a un vendedor igualmente despistado en una subasta de bienes raíces antes de la Gran Depresión de 1929.
Los hermanos Landau, ajenos totalmente ese día a lo que ocurría en la casa de subastas, descubrirían su extraña y millonaria herencia hasta después de un tiempo.
“Tal vez uno o dos días después de Yom Kipur, devolví la llamada de John“, dice Roger. “Pregunté, ‘¿Cómo fue la subasta?’, Y él dijo: ‘Bueno, en realidad le fue bastante bien'”.
Cualquiera que sea el caso, la pintura que turbó de pavor pequeño Ned Landau cada cena de Acción de Gracias se ha convertido en su obra de arte favorita de todos los tiempos.
“¡Es uno de los mejores de Rembrandt!”, ahora opina.
Fuente: Fox Business / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico
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