Enlace Judío México – A lo largo de todas las épocas y los siglos el hombre ha definido lo que es bueno y lo que es malo, lo que es puro y lo que es impuro, lo que es benigno y lo que hace daño. Algunos le llamado virtud y vicio, bondad y maldad u obra y pecado. Sin embargo, por alguna el hombre nunca ha dejado de llamarlo. En el judaísmo, ¿a qué nos referimos cuando decimos que algo es bueno y que algo es malo y a qué llamamos pecado?
La respuesta no es sencilla sin embargo, a veces tenemos guías. Nuestros Sabios nos dicen que lo bueno es aquello que cumple su propósito dentro de la Creación, logra el sentido por el cual fue hecho por D-s. Mientras que lo malo, es aquello que interrumpe, aquello que en vez de servir estorba. No existe realmente, ya que es efímero, todas las cosas bien dirigidas pueden ser usadas para acercarse a D-s. Y no sólo eso, todas las cosas que existen, lo hacen porque D-s quiere que así sea es decir todas las cosas tienen un motivo por lo cual existen, todas las cosas son buenas aunque su bondad no sea aparente. Los judíos creemos que al final de los tiempos habrá un momento en que la bondad interna de todos los eventos, de toda la Creación será revelada y podremos verlo claramente, porque todo evento sin importar cual doloroso sea es bueno.
La única criatura que no puede ser esencialmente buena es el hombre. El hombre no es bueno ni es malo por naturaleza, decide ser bueno o decide ser malo. De todos los seres creados él es el único que tiene libre albedrío él es el único cuyas acciones son morales. Bajo esta concepción es que existe pecado.
El pecado y su clasificación
Lo que conocemos como “pecado” en español en realidad tiene más de 20 palabras para referirse a ello en hebreo. Son cada una de las trasgresiones contra la ley de D-s o D-s que existen en la Biblia. Finalmente el pecado para nosotros es romper el pacto que el hombre hizo con D-s tiempo atrás. Es decir, un hombre peca cuando trasgrede algunas de la leyes que Noé acepto de D-s para el resto de la humanidad y un judío peca cuando trasgrede las leyes que Moisés y el pueblo judío aceptaron con la Torá en el Sinaí.
Cada trasgresión dependiendo de la forma en que fue hecha, los motivos que llevaron a la persona a hacerlos y la gravedad del pecado cometido se clasifica de forma distinta y se resuelve de forma distinta. Existen trasgresiones hechas de forma accidental, trasgresiones hechas sin conocimiento de la ley, trasgresiones hechas con conocimiento de la ley y trasgresiones hechas como una forma de rebelión contra D-s. Existen pecados contra el hombre, contra uno mismo y contra D-s. Existen pecados de los cuales nos hemos arrepentido, de los cuales no nos hemos arrepentido y de los cuales no tenemos conocimiento de haber cometido. Y así cada trasgresión puede ser clasificada.
Esta clasificación tiene una utilidad muy grande nos da una guía de cómo reponer el daño causado por nuestro pecado, nos ayuda a arrepentirnos. Por ejemplo, está claramente establecido que los pecados hechos por el hombre hacia el hombre no podemos recibir el perdón de D-s por ellos, sino que debemos acercarnos a la persona a la que hemos lastimado y pedir perdón directamente a la persona. También, cuando existía el Gran Templo bajo la clasificación anterior se designaba qué pecados necesitaban una ofrenda animal y que pecados necesitaban una ofrenda vegetal, en qué momento debían ser realizadas y cuáles eran las cantidades indicadas.
Aunque hoy en día ya no tenemos el Gran Templo y no podemos realizar muchos de los rituales de expiación que se hacían en las épocas bíblicas seguimos teniendo dos herramientas que D-os nos ha dado para restablecer la relación con Él una vez que ésta ha sido rota por nuestras trasgresiones. Son el rezo y el arrepentimiento.
A diferencia de lo que comúnmente se cree el arrepentimiento no radica únicamente en un sentimiento, debe ser acompañado de una acción. La persona que genuinamente se arrepiente corrige en su vida la acción que cometió y no vuelve a hacerla más. A este proceso se le llama “teshuba” e involucra una de las ideas más importantes para el judaísmo: el hombre siempre puede corregirse y siempre puede acceder a D-s. No hay pecado que no sea perdonable, sólo se debe seguir el camino correcto nuevamente y reparar el daño hecho.
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