Enlace Judío México.- Esta es la historia de un oportunista francés de la Segunda Guerra Mundial. El tristemente famoso Marcel Petiot, un médico que nació el 17 de enero de 1897 en Auxerre, Francia, pero quien vivió la mayor parte de su vida y cometió la mayor cantidad de sus crímenes en París.
Petiot se quedó solo cuando tenía ocho años de edad. Sus padres fallecieron y él quedó a cargo de sus familiares. Aunque siempre tuvo calificaciones sobresalientes, el futuro médico desesperaba a cualquiera, sufría de cleptomanía y le gustaba cazar animales para torturarlos.
Perteneció al ejército francés durante la Primera Guerra Mundial, pero empezó a tener problemas en su conducta y lo dieron de baja del ejército. Recibió una pensión y un título de médico, profesión que empezó a ejercer en su ciudad natal.
Petiot inicia su macabro plan
El doctor Petiot se estableció en París, donde cosechó una gran fama mientras Francia era ocupada por los nazis. Dado su reconocimiento, en la ciudad empezó a correr el rumor de que el médico estaba ayudando a judíos a salir de Francia hacia países latinoamericanos.
Una familia se acercó al médico esperanzados por salvarse del Holocausto. Petiot les solicitó 25 mil francos para los trámites. La familia los recaudó y volvió a la casa del médico con las maletas listas para escapar. Después de esto, la familia desapareció y la gente lo atribuyó a que el médico los había ayudado a emigrar.
Entonces más judíos azotados por los cazadores nazis, empezaron a pedirle ayuda al médico para salir de Francia, sin saber que se enfrentaban a otro asesino.
Petiot fingía estar ayudando a los judíos a escapar, les pedía una cifra y los citaba en su casa para ayudarlos a escapar. Cuando las familias llevaban el dinero y sus pertenencias, les decía que debía aplicarles una vacuna contra enfermedades comunes en países latinos.
Luego de “vacunarlos”, los dejaba en una habitación cerrada, se iba al cuarto siguiente y por un pequeño agujero observaba a sus víctimas morir por el efecto del cianuro. Después escondía los cuerpos y tomaba sus pertenencias.
El fin del asesino
Un día la policía parisina llegó a la casa de Petiot, alertada por grandes llamaradas que salían de la chimenea. Los agentes entraron y como no había nadie en casa, la inspeccionaron, encontraron cerca de 30 cuerpos en el sótano y esperaron que llegara el dueño para apresarlo.
A pesar de que Petiot llegó poco después, no fue apresado, fue aplaudido. Petiot les dijo a los agentes de policía que los cuerpos eran de nazis que habían sido asesinados por la resistencia francesa y su labor era desaparecerlos en la chimenea. Lo dejaron en paz.
El médico nunca salió de París y luego fue capturado con más de 30 identificaciones falsas y 30 mil marcos. Al investigar su casa, se encontraron más cuerpos y tejido humano de unas 150 personas. En el juicio, el médico hizo alarde de haber asesinado a 63 personas, pero el juez solo logró probar su autoría en 25 asesinatos, por lo que fue condenado a la guillotina.
Fuente:zocalo.com.mx
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