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jueves 21 de noviembre de 2024

“La política en España lo contamina todo”: Sebastián de la Obra

Enlace Judío México.- En Andalucía, España, la ciudad que destaca por su pasado judío sin duda es Córdoba. La figura de Maimónides corona el pasado de este bello call (barrio judío) que conserva una sinagoga original y donde además se erige la Casa de Sefarad.

Quisimos conocer un poco más acerca de Sebastián de la Obra, director de Casa de Sefarad de Córdoba, uno de los mayores entendidos en temas de legado sefardí en España, pero también por tratarse de un ser humano singular. Nadie que sea filósofo, docente, documentalista, director de importantes archivos y colecciones, defensor de inmigrantes y del pueblo, músico y amante de la cultura y de la memoria en general puede dejar de ser un ser excepcional.

DEBORAH BECHAN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Sebastián de la Obra no tiene pelos en la lengua, dice lo que siente y lo que piensa, le guste a quien le guste y disguste a quien disguste. Es que ser defensor de los desvalidos, los perseguidos y los discriminados requiere un temple como el suyo.

Respecto a su pasión, el legado sefardí, probablemente también obedezca a su tendencia a honrar la memoria de los perseguidos y, en este caso en particular, de los que ya no tienen voz para contar lo que realmente ocurrió con ellos en Sefarad.

Sebastián, ¿qué te motivó a emprender este camino de rescate del legado sefardí?

Hay muchos factores. Elementos personales, emocionales, privados, públicos. Esto es un museo privado, absolutamente independiente, no dependemos de ninguna entidad religiosa ni pública y no hemos recibido en muchísimos años ni un solo euro de subvención de ningún tipo de entidad. Eso en este país es excepcional. Cuando la gente dice “yo tengo un museo privado” se traduce automáticamente a “será subvencionado”, porque no existen experiencias en este país en el que alguien de manera privada, tomando una iniciativa de este tipo, pueda resistir y pueda hacer lo que quiere si no hay Junta de Andalucía, el Estado, el ayuntamiento, la Diputación, la Unión Europea, o la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE). Si no hay algo detrás no es concebible y ese es un elemento que resalto siempre. Este es un centro privado, independiente y libre. Hacemos lo que queremos, pero lo que hacemos lo hacemos porque queremos.

¿Cómo nació la idea de poner un museo de la memoria privado de este tipo?

En primer lugar, yo tengo una colección particular, -mi colección-, de documentos y de objetos, que son el resultado de muchos años, de toda una vida de viajes por el mundo. Por el mediterráneo, a Salónica, a Jerusalén, a Alejandría, a Sarajevo, a Estambul, a Tetuán, a Tánger y muchas otras ciudades de Marruecos, que me permitieron ir creando esta colección que tiene relación con la memoria judeoespañola. Entre los documentos hay algunos originales de la inquisición española del 1500, 1600. También yo tenía una apuesta intelectual por mostrar esta colección bajo un itinerario que no tiene nada que ver con la historia, sino con un concepto que para mí es el primordial y que tiene que ver con la memoria.

La historia y la memoria no tienen por qué ir contrapuestas, pero van por caminos paralelos. Lo que la historia cuenta a la memoria no le suele interesar y lo que la memoria recupera en el tiempo a la historia nunca le ha importado. Las estructuras de las visitas en este museo son: qué comen y qué comían nuestros judíos, qué hablaban y cómo hablaban, qué es lo que cantaban y cómo cantaban, cómo vivían, qué pensaban, cómo morían. Todos esos aspectos, son elementos que forman parte del concepto de la memoria y que se mantienen a través de la memoria y que la historia normalmente no lo enjuicia, no lo analiza.

Hoy en día la historiografía oficial considera que esos son aspectos de otras ciencias como la antropología, pero no de la historia. La historia se dedica a otras cosas y este museo se construye sobre el pilar de la memoria, no sobre el pilar de la historia.

¿Y por qué la memoria sefardí en particular?

La razón profunda que hay de fondo es que yo estoy pagando una deuda que este país tiene contraída desde hace muchos siglos y es que la intelectualidad, la historiografía oficial o la ciudadanía oficial nunca la ha atendido y yo la estoy pagando con gusto, por mí, por la parte que me corresponde y por la parte que corresponde a muchos siglos de silencio. Esa es mi apuesta, una iniciativa privada, porque yo vivo de mi trabajo, que es ser director del archivo del Parlamento de Andalucía, y esta es mi pasión. Monté esto, porque me gusta, tengo un equipo de trabajo magnífico, con unas condiciones laborales muy dignas, con contratos indefinidos, con su seguridad social, es decir, es un modelo excepcional para el funcionamiento de la iniciativa privada en este país.

¿Te mueve lo judío?

No tengo ninguna afiliación de carácter religiosa con nada, pero sí tengo una gran filiación emocional con lo que a mí me importa. Me siento judío y me siento gitano y me siento negro, me siento inmigrante. Si lo que quieres saber es si tengo algún antecedente genealógico judío, sí. Soy un bibliotecario y un archivero de los antiguos y he tirado de la genealogía. Mi genealogía más antigua data del 1620 de Granada, de donde procede mi familia. De un escribano público del número, que eran una élite de escribanos, escribientes que sabían leer y escribir, del siglo XV y XVI, quienes eran todos de origen judío converso, porque estaban alfabetizados y mi antecedente se llamó Antonio de la Obra que fue procesado por la inquisición granadina como judaizante. Ese es un hilo que me permite decir “tiene que haber algo”, pero de la filiación que busca la gente que es una filiación de lealtades, yo soy leal a lo que quiero.

¿Se pueden hacer ceremonias religiosas en la sinagoga?

Este es un centro cultural laico en sentido estricto de la palabra. Otra cosa diferente es que nosotros tenemos una sala de la sinagoga que es hermosísima y que dispone de un Sefer Torá que es kosher y cuando el museo no está abierto al público esa sala se utiliza como la sinagoga de Córdoba para cuando se solicita un servicio de Shabat o alguna celebración o hay un grupo que quiere realizar algún tipo de actividad, pero formalmente este es un centro cultural laico y por lo tanto desvinculado de cualquier otra actividad.

¿Desde cuándo identificas los primeros intentos por rescatar esta memoria sefardí en España?

La huella o la memoria judeoespañola en la península no ha nacido ahora, hay interés en esa huella desde el siglo XIX, en el que un grupo de intelectuales como Ángel Pulido y de filólogos que muestran interés -desde el punto de vista cultural- cuando en sus trabajos de investigación o en sus viajes descubren en el mediterráneo huellas muy peculiares. Por ejemplo, cuando llegan a Sarajevo descubren que hay gente que habla un español arcaico, como ellos le denominan. Llegan al norte de África y a finales del siglo XIX, cuando España ocupa como protectorado todo el norte de África, y descubren en algunas ciudades unas comunidades muy raras de gente que habla un castellano antiguo. Cuando van a Estambul en viajes de campo antropólogos o historiadores y descubren lo mismo. Es decir, hay un descubrimiento en el siglo XIX de una realidad de origen hispano que no se sabe muy bien cuál es su entidad. Identifican que son judíos y por lo tanto no pueden ser españoles, porque la concesión de identidad española es católica, es religiosa además, pero se sorprenden de determinadas huellas en el lenguaje, en la música, en la comida, etc.

A principios del siglo XX eso se transforma en una voluntad muy minoritaria pero intelectualmente hablando potente, en el que políticos, historiadores, escritores generan una mirada hacia la huella judeoespañola en la península que antes no había existido. Había huellas, pero no eran activas, solo estaban en la literatura y en el pensamiento, pero nadie había desbrozado esta realidad.

El personaje que mayor interés toma, y construye todo su pensamiento en el exilio, es Américo Castro. El gran escritor, ensayista, literato que juega a historiador.

Américo Castro lanza una tesis muy atractiva, a veces con defectos en su base, pero muy interesante y es que España es el resultado de identidades múltiples y no es el resultado único y exclusivo de los reyes católicos que instauran un solo país, una sola lengua, un solo poder, una sola religión. Américo Castro dice que la identidad española se construye sobre un claro pilar cristiano, sobre un claro pilar hispano musulmán y sobre un clarísimo pilar hispano judío o judeoespañol. Él reconstruye una mirada hacia el pasado que antes no había existido en la península.

¿El siglo de oro español es un reflejo de la herencia judía?

Si, cuando se comienzan a realizar algún tipo de actividad intelectual e historiográfica para saber cuál fue la presencia, qué papel jugaron, qué personajes históricos hay que mantienen una huella judeoespañola de la que no se sabía nada, se descubre y se comienza a investigar que la gran literatura del siglo de oro español está escrita por judíos conversos como Cervantes, Mateo Alemán, Fernando de Rojas, Francisco Delicado; es decir, que esa gran literatura no habría existido si sus autores no tuvieran una huella judeoespañola como tal.

Se descubre también que gran parte del pensamiento místico de este país, de la tradición cristiana, tiene su origen en autores judeoconversos y que es imposible un Juan de la Cruz o una Teresa de Jesús sin un pasado judeoconverso. Entonces se abren las ventanas. De hecho, el origen judeoconverso de estos personajes mencionados ya está acreditado y algunos son judaizantes (marranos, judíos ocultos o criptojudíos).

¿Cuál es el primer reconocimiento político a los judíos de origen español?

Antes de la guerra civil española hay un primer intento de reconocimiento de lo judío con la dictadura del general Miguel Primo de Rivera y el reinado de Alfonso XIII, con el trabajo del filólogo Ramón Menéndez Pidal y de una serie de filólogos descubriendo que una parte de nuestra literatura, la más interesante, el romancero, se pierde en España, pero está viva fuera a cientos de miles de kilómetros de la península.
Manuel Alvar hace trabajo de campo, van a países como Salónica y se preguntan cómo es que el romancero hispano, lo mejor que ha dado musicalmente hablando la literatura española, en la península está muerta y se mantiene vivo en Turquía, en Grecia, y otros lugares donde se asentaron los judíos expulsados de España. Ese trabajo es el que descubre las comunidades sefardíes que existían en la parte oriental del mediterráneo y hay un primer decreto en la dictadura de Primo de Rivera para conceder la nacionalidad a los españoles (no dice nunca judíos) que se encuentran en Egipto, en Oriente Medio, en Turquía y en Grecia. De lo que está hablando es de los sefardíes. Ese es el primer elemento jurídico político para dar un reconocimiento a los judíos de origen español que se encuentran en la diáspora.

Existen dos versiones respecto a la actitud que habría tenido Franco para apoyar lo judío en España

Con la guerra civil se da al traste con la investigación e historiografía, las investigaciones filológicas, los trabajos de campo sobre el romancero, las primeras asociaciones de amistad hispanojudías. El Franquismo abandona todo este interés hasta el año 59 en el que el régimen de Franco con habilidad piensa que el reconocimiento nacional le vendría bien si hace una reconciliación con el pasado judío y se inventa la teoría de que Franco ayudó a los judíos en el holocausto, con el apoyo de algunos judíos importantes a los que les interesaba invertir y tener presencia en la península.

Se monta el mito de que Franco salvó a judíos, lo cual es falso, porque la película el Ángel de Budapest que cuenta la historia de un diplomático español que salvó a judíos del holocausto, es una hazaña en solitario y de la que finalmente recibió la reprimenda de Franco.

Hay siete diplomáticos españoles declarados “Justo entre las Naciones” por Yad Vashem. El diplomático Sebastián Romero Radigales se convirtió en el 2014 en el séptimo. En la lista también se cuentan al cordobés Manuel Santaella y a Ángel Sáenz-Briz (Película: El Ángel de Budapest).

Todos figuras excepcionales, magníficas, contradictorias, porque hay muchas historias casi de carácter literario detrás de ellas, pero de gente valiente que de motu proprio decidieron conceder pasaportes falsos, dar nacionalidades, hacer acuerdos bajo cuerda, pero el régimen de Franco y el ministerio de Asuntos Exteriores los castigó.

Franco usó el oportunismo entonces para limpiar su imagen.

En la década de los 60’ estos cónsules y su labor se las apropia el régimen franquista y públicamente aparecen como que el régimen de Franco ayudó a los judíos. Un juego malévolo que tuvo la complicidad de financieros y personajes judíos que quisieron darle al régimen un rostro humano fundamentalmente con la intención de un reconocimiento internacional en el momento en que se gestiona la entrada de España en Naciones Unidas, cuando Estados Unidos y Gran Bretaña le quitan el veto a determinadas políticas de cooperación con España y el régimen empieza a ser reconocido y utiliza el tema del holocausto judío como un elemento a favor de él.

A cambio, se consigue la licencia para abrir la primera sinagoga en la calle de Balmes en Madrid.

Un juego en el que una parte de la élite judía consigue tener una presencia legal en la península, discreta, pero la consigue, y a cambio no cuestionan la apropiación que el régimen ha hecho de su profundo antisemitismo histórico plasmado en su ideología, en los textos, en las palabras, etc.

¿Los esfuerzos científicos y académicos más sistemáticos cuándo comienzan en España para la investigación del legado sefaradí?

Hay un elemento en la creación del Instituto Arias Montano de filosofía, en lo que después se va a denominar el Consejo Superior de Investigación Científica, que es el órgano por excelencia científico en España. Tiene rama científica y rama humanística. La creación del Instituto Arias Montano permite que exista en los años 54-55 un núcleo de investigadores que empiezan a trabajar desde el punto de vista académico siempre sobre la literatura hispanojudía, sobre la poesía profana, sobre la figura de Rambam (Maimónides), sobre la judería en la España medieval, es decir provoca otra nueva apertura como la ocurrida a finales del siglo XIX y ese núcleo que nadie lo menciona nunca es el origen del interés académico y universitario por nuestra memoria judeoespañola y de ahí salen trabajos interesantísimos. Los grandes hebraístas españoles David Romano, José María Millás Vallicrosa, Moisés Hazán, Elena Romero, todos tienen su origen en ese núcleo de un organismo público español que era el Consejo Superior de investigaciones científicas y dentro de él el Instituto Arias Montano que ya no existe.

¿Qué organismos públicos se crean para apoyar esta labor?

En la década del 70’ se crea un organismo de carácter público que se llama la Red de Juderías de España, Caminos de Sefarad, que es una red municipal en el que determinados ayuntamientos se comprometen a revitalizar y en algunos casos inventar su propia memoria judeoespañola, a través de los barrios y si no hay patrimonio tangible a través de la historia. Hay ciudades de reconocido prestigio de huella judeoespañola como Córdoba, Tudela, Girona, entre otras.

Entonces ¿cuál es el objetivo de la Red de Juderías?

El interés de esta red es marcadamente turístico, cada ciudad aporta una cantidad de dinero para mantener una mínima estructura y se empieza a trabajar. Hay ciudades en Cataluña, algunas ciudades en Navarra, alguna ciudad en Galicia, en Ribadavia, en Extremadura y en Andalucía está Córdoba y Lucena en principio.

Córdoba es obvio por patrimonio intangible a través de la figura de Maimónides y por patrimonio tangible la judería medieval más hermosa de toda la península. Lucena no tiene nada, pero después se descubre una pequeña necrópolis, pero sin embargo como patrimonio intangible Lucena es la capital del pensamiento medieval español judío, es la escuela de gramática, la talmúdica, es decir Lucena representa la independencia de oriente.
Por su parte, el mundo hispano musulmán de Córdoba se independiza de oriente medio y de las escuelas del islam tradicional. Asimismo, Córdoba y Lucena, en el mundo judío, se independiza de la escuela de Jerusalén y de las grandes tradiciones de los gaones de oriente y genera su propio pensamiento judío, sus estudios talmúdicos, su desarrollo de la evolución de la lengua hebrea. Córdoba es muy peculiar en ese sentido, como patrimonio tangible, pero fundamentalmente como patrimonio intangible radicado en los pensadores, los gramáticos, los filólogos, los talmudistas, etc.

La Red de Juderías se desarrolla, hay momentos de crecimiento, pero también hay momentos de bajón, hay ciudades que solicitan incorporarse, otras que abandonan la red, ahora hay una crisis importante en la red de juderías, porque uno de los pilares que físicamente protagonizaba todo, porque la sede formal de la red de juderías durante muchos años, estaba en Girona, patrimonializada por alguna figura en concreto y hoy se ha independizado en todo el dichoso proceso de Cataluña y de la red de juderías, y Cataluña ha montado su propia red de juderías catalanas, salvo Barcelona que se mantiene en la red de juderías de toda España.

¿Y por qué Sevilla no está en la Red de Juderías siendo que tuvo un pasado sefardí importante?

Lamentablemente la política en España continuamente contamina las iniciativas, sean de carácter turístico o cultural, siempre lo contamina todo. En ciudades como Sevilla, que ha abandonado la Red de Juderías, bajo la excusa de no poder pagar la membresía, es también por motivos políticos, pues gobierna en Sevilla el PSOE, con el apoyo del grupo de Podemos, y han planteado que el apoyo a cualquier manifestación judía es sinónimo de apoyo a Israel, conflicto palestino, es decir una contaminación permanente de la política que no sabe separar las cosas. “Es decir un gazpacho que no sostiene una conversación de cinco minutos y así una ciudad como Sevilla con un gran patrimonio físico e intangible de la tradición judía, pues se queda sin participar de la Red de Juderías de España”, enfatiza el entrevistado.

Una Red de Juderías entonces que no necesariamente es representativa de la historia judía sefardí, según veo

La Red de Juderías tiene a mi entender aspectos muy positivos y otros aspectos marcadamente mercantiles que no me gustan, pues cuando la Red estaba bajo el control de Girona eran permanentes viajes. “A mí viajar me gusta mucho, pero si me lo pago yo, pero si los viajes de nuestros representantes los pagamos todos a mí me gustaría opinar a dónde se va y para qué se va, porque si es para comer cada uno que coma en su casa”, indica.

¿Qué otras iniciativas públicas existen en España que sirven para rescatar el legado sefardí?

Hay otra iniciativa de carácter político que es el Centro Sefarad – Israel que cuenta con recursos económicos, creado por un consorcio entre el ayuntamiento de Madrid, comunidad de Madrid y el Ministerio de Asuntos Exteriores bajo la aureola de recuperar la tradición y el patrimonio judeoespañol y las relaciones de España con el mundo judío, etc., pero son en realidad relaciones diplomáticas o políticas. Traen a empresarios de Israel a España y viceversa.

(Curiosamente es un centro gubernamental que en los últimos seis años ha tenido cinco directores).

O sea Casa de Sefarad en Córdoba es la única iniciativa privada y seria en su tipo en España, según aprecio.

Desde el ámbito privado solo está Casa de Sefarad en Córdoba y desde lo público el museo sefardí nacional de Toledo que ha cumplido una función importante, muy circunscrita al ámbito museístico en Toledo, pero es de las pocas instituciones que se mantienen en el tiempo desde la décadas de los 50’ como primer reconocimiento a la memoria judía en España, a través de este museo nacional sefardí en Toledo, con una de las grandes sinagogas que permanecen en España. Hay tres en concreto como patrimonio, la de Córdoba y las dos de Toledo.

¿Qué opina de la ley de nacionalidad española para sefardíes?

La ley de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes es pura propaganda. He sido muy crítico. He declarado mi postura en el NY Times y en el Washington Post donde dije que desde el punto de vista emocional es uno de los pocos textos legales en este país hermoso, porque es un texto de justicia poética, es decir es un texto que en su preámbulo dice “pedimos disculpas por haber cometido un error tan grave…”, pero si fuera solo desde ese punto de vista diría que es uno de los pocos textos legales que tienen sentido en este país, pero cuando el ministro de justicia presenta la iniciativa legal solo lo hace en Nueva York. No lo hace en Estambul, ni en Sarajevo ni en Jerusalén, ni en Marruecos, ni en Buenos Aires, ni en México, etc. ¿Cuántos sefardíes hay en Nueva York que quieran tener la nacionalidad española? Quienes realmente necesitan la nacionalidad española son los sefardíes de los otros países mencionados.

Además es un proceso tramposo que les otorga una capacidad de decisión a comunidades, rabinos, que en el caso de judíos laicos o que no se llevan bien con su rabino -o si no forma parte de la comunidad- se complica.

¿Hay conocimiento del mundo sefardí en España o aún falta?

En general no saben nada. Hay tres tipos de personas que nos visitan. El que pregunta “¿quién era el señor Sefarad?”; el público que sabe algo y que tiene curiosidad y el público que piensa que lo sabe todo. El público que piensa que lo sabe todo es el público israelí. El público extranjero en general es curioso, sean judíos o no. En especial el francés, británico, norteamericano, mexicano, vienen con la curiosidad y el público español en un 98% no sabe nada o cree que no sabe nada. La percepción es que está todo por hacer.

¿El patrimonio tangible encontrado de origen judío está acreditado?

Las iniciativas surgen porque tienen un interés emocional, porque quieren hacerse ricos, por interés político (conseguir subvenciones), pero todas estas iniciativas deberían tener un sustento científico.

La sinagoga del Agua de Úbeda por ejemplo ¿tiene sustento científico?

A mí me han pedido muchas veces que diga que la sinagoga del Agua tiene una mikve, pero yo les he dicho “no tengo elementos suficientes ni conocimiento arqueológico para distar que eso que habéis montado allí es una mikve y además os doy un consejo. Tenéis un espacio hermosísimo podéis hacer un centro de interpretación de lo que era una sinagoga, de lo que era una mikve, pero no lo llaméis que es una sinagoga y que es una mikve”.

Pues así están muchos, como locos, intentando que el arqueólogo más loco del mundo les haga un documento que certifique que es una mikve o una sinagoga, pero es materialmente imposible.

Se ha conseguido comprobar que la necrópolis de Lucena sí es una necrópolis judía, pues ha habido un trabajo de investigación detrás y porque Lucena era una ciudad judía, porque había una importante comunidad y porque el enterramiento, el tipo, datación de las lápidas, etc., así lo informan, pero no es posible en muchos otros casos. Hay un juego malévolo. Existe la idea de que lo judío es muy rentable, y todo el mundo piensa que incluso yo tengo apoyo financiero judío detrás. Yo no me quiero hacer rico tampoco y prefiero mantener la independencia.

La idea además es equivocada, la gente monta proyectos pensando que va a venir un judío millonario a apoyar su proyecto. Es una idea muy antisemita en el fondo, porque piensan que todos los judíos son ricos, que no existen judíos pobres, están absolutamente locos, se inventan juderías.

¿Cómo se explica que se inventen juderías o patrimonios tangibles que no existieron y tampoco exista alguna entidad internacional, aunque fuera judía, que supervisara que no se tergiverse la memoria o la historia?

Primero, las comunidades judías organizadas no representan a todos los judíos y las existentes lamentablemente están vinculadas siempre al poder político.

Durante el gobierno del PSOE, la presidencia de la FCJE estaba vinculada al PSOE, durante el gobierno del PP lo mismo, con lo cual ellas actúan en función de claros intereses políticos.

Yo soy de la cultura de la resistencia. Hay que resistir, muy marrana, y de una cultura muy clásica, como Antígona, yo hago lo que tengo que hacer, aun siendo consciente de que lo que tengo que hacer me puede causar problemas.

Llevo años en esta ciudad con este proyecto, he comprado una casa, la he restaurado, la he rehabilitado, está en el corazón de la judería, frente a la sinagoga, me he traído mi colección, me he traído mi biblioteca, hago cientos de actividades, ofrezco un elemento cultural añadido a la ciudad de Córdoba. El público encuentra aquí lo que no encuentra en ningún otro sitio y a pesar de eso todo el barrio sigue pensando qué habrá detrás de esto. La cultura de este país no es una cultura de la admiración, es una cultura de la sospecha. Aquí todavía hay vecinos que me preguntan, “pero Sebastián, tú a quién tienes detrás” y yo les contesto “Yo detrás tengo a mi padre y a mi madre”.

Yo organizo más actividades que la red de juderías, todos me piden explicaciones, pero como nadie me financia nada no tengo por qué dar explicaciones. Con la excusa de la diáspora judía yo por ejemplo también hablo de las migraciones de otros pueblos y para una sociedad miserable y políticos miserables, esto es intolerable.

Pero la valentía y la seriedad tendrá sus recompensas o al menos la admiración de los sensatos.

En el Talmud un discípulo le pregunta a su maestro ¿Cómo distingo de un pez muerto de un pez vivo? El rabino le responde que lance el pez al rio, luego le dice que el pez que nada contracorriente está vivo y el que se deja llevar por la corriente, no lo sabemos.
Yo voy contracorriente siempre, pero también paso muchas tensiones (hace un par de meses Sebastián sufrió un severo ataque cardiaco que lo tiene de baja médica momentáneamente), pese a que el turismo judío en Córdoba va siempre en ascenso, excepto en la tienda que han bajado las ventas (porque el turismo también ha ido cambiando y reduciendo cada vez más el equipaje).

¿Podrías darme algunos nombres de investigadores del legado sefardí que merezcan seriedad?

Paloma Díaz-Mas es una de las estudiosas más destacadas del fenómeno sefardí, no es judía, pero es una gran investigadora de Salónica y Estambul principalmente.

David Romano también ha aportado mucho científicamente sobre la judería hispana; José Luis Lacave sobre juderías; sobre literatura hebraísta José María Millas Vallicrosa; en cuanto a la judería hispana en la época de Al Andalus el gran hebraísta recién fallecido Ángel Sáez Badillo; en cuanto a la literatura en judeoespañol fuera de la península Elena Romero, aunque sus escritos son muy detallados y extensos.

Hoy se ha querido achacar el origen judío a muchos otros personajes de la historia ¿Qué hay de cierto, por ejemplo, que dentro de los misterios que rondan la figura de Cristóbal Colón pueda existir un pasado judío?

No hay pruebas científicas documentales concretas que prueben su pasado judeoconverso.

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