La irracionalidad del amor: Dan Ariely en exclusiva

Enlace Judío México -¿Se puede hacer una entrevista cuando el entrevistado y la entrevistadora están pasados de copas?  Éste es el experimento que presentamos en el siguiente artículo.

Dan Ariely es un catedrático de psicología y economía conductual nacido en Estados Unidos y criado en Israel. Enseña en la universidad de Duke y es el fundador del centro de retrospectiva avanzada.

Ariely nació en Nueva York y pasó su infancia en Israel. Durante su último año escolar, estuvo en el Hanoar Haoved Vehalomed, un movimiento juvenil sionista-socialista de Israel, y mientras preparaba «signos de fuego», una ceremonia característica de los movimientos juveniles israelíes, sufrió un accidente con una bengala de magnesio que le provocó quemaduras de tercer grado en el 70% de su cuerpo. Su  sufrimiento y su interacción con enfermeras lo orilló al estudio de las ciencias conductuales.

En la entrevista, Ariely luce solo media barba. ” Me quemé. Ésa es la razón por la que tengo barba sólo de un lado de la cara. De este lado me crece la barba y del otro tengo cicatrices. Estando en el hospital aprendí mucho sobre la irracionalidad”.

Este extraordinario investigador, autor  de más de 10 libros, conocido en el mundo entero,  fue ponente en la extraordinaria Ciudad de las Ideas y, más adelante, visitó la ciudad de México para impartir un curso. Iniciando con- debido al mes de febrero- con el tema del amor y la amistad, Ariely nos habla, en la hospitalaria residencia de su amigo Andrés Roemer, de lo mágico que es ser judío y ser israelí.

EJ: ¿Qué tan irracional es el amor, Dan?

DA: Qué tan irracional es el amor. El amor es perfectamente irracional y perfectamente razonable. Y aquí está la clave: hay muchas definiciones de irracionalidad y una de ellas tiene que ver con la teoría de la economía. Tenemos preferencias totales, y tenemos preferencias transitivas, y no tenemos emociones, y podemos calcular todo, y siempre buscamos nuestro beneficio a largo plazo. Ésa es la definición de racionalidad desde la perspectiva de la economía. Y desde esa perspectiva, el amor es increíblemente irracional.

El amor no es algo a largo plazo, o de varias combinaciones. El amor es involucramiento. Es uno de esos casos en los que la emoción predomina. En general, las emociones están diseñadas para tomar el control. Imagina que eres un animal en la selva y te encuentras con un tigre. ¿Qué te dice la emoción? ¿que pienses? No. ¿Que abras una hoja de Excel y calcules lo que debes hacer? Por supuesto que no. La emoción quiere que corras. La emoción toma el control para que actúes. Y el amor es así. El amor controla nuestra racionalidad, nuestras consideraciones a largo plazo. Controla lo que sabemos que debemos hacer y nos dirige hacia otro camino. Y desde esa perspectiva el amor es perfectamente irracional.

Al mismo tiempo, el amor es la esencia de la vida. Es muy difícil pensar en querer vivir la vida en un mundo racional, como Spock en Star Trek. Para alguien que no tiene emociones y no experimenta el amor no vale la pena vivir la vida. Para los economistas, la definición de irracionalidad no incluye todas estas cosas.

Sí, el amor es irracional. Pero, ¿eso significa que no lo deseamos? No. En realidad, lo queremos en nuestras vidas. Es la esencia de la vida. Queremos disfrutarlo al máximo. Pero debemos reconocer que el amor también puede desviarnos y debemos pensar si queremos que desvíe nuestra vida o mantener el control.

EJ: ¿Cómo conociste a tu esposa?

DA: Cómo conocí a mi esposa. Éramos estudiantes de posgrado y tenemos diferentes historias de cómo nos conocimos.

Ella estaba enseñando en una clase y tenía un video que no funcionaba. Vino a mi oficina a pedir ayuda. Hasta ahí, estamos de acuerdo. Yo fui a ayudarle y resulta que el cassette no funcionaba y ella fue por otro. Aquí es donde las historias difieren.

Se ausentó por 10 minutos y mientras tanto, decidí hablar de otra cosa con los estudiantes. Era una clase de psicología evolutiva. Sé muy poco de psicología evolutiva, así que les hablé de Hubel y Wiesel, los premios Nobel y de Chomsky. Mi esposa volvió en 15 minutos. Yo recuerdo que los estudiantes se decepcionaron al verla de vuelta. Estaban disfrutando de la clase y se decepcionaron. Ella dijo que sintieron un gran alivio cuando volvió…. Después de eso fuimos a cenar, nos enamoramos y… la vida sigue.

EJ: ¿Qué tan irracional es ser israelí?

DA: Es aburrido ser israelí. Pero si preguntas sobre los israelíes y la irracionalidad… algo que me encanta de ser israelí es que la amistad es muy importante para nosotros. Y si piensas en la idea de brincar sobre una granada para salvar a otros o no abandonar a un compañero en el campo de batalla… la lealtad es muy importante. He estado viviendo fuera de Israel por un tiempo y en ninguna parte he tenido los amigos que tengo en Israel. Mis mejores amigos son de la primaria y la secundaria. Tengo 50 años, ha pasado mucho tiempo.

Hasta cierto punto, la amistad es irracional. Los economistas nunca te dirán que brinques sobre una granada o que te sacrifiques por un amigo. Pero sabes, un amigo mío está pasando por una época difícil. Hablamos anoche y hablaremos mañana y espero que las cosas mejoren. Y, la amistad es un poco como el amor. Es irracional desde la perspectiva de la economía pero es la esencia de la vida, en otra perspectiva.

Yo siento un gran orgullo y pertenencia en un país que valora la amistad. Yo sé que si mañana me detienen y necesito ayuda, mis amigos de Israel vendrán a ayudarme. Eso dice algo. Así que la amistad es irracional pero también es maravillosa.

También puedo decirte que hay algo maravilloso en ser judío. Hace 4 o 5 años estuve en Bogotá en Yom Kipur y fui a la sinagoga. En el judaísmo, cuando encuentras a otros judíos que van a la sinagoga, surge una conexión inmediata, hay un inmediato sentido de confianza que es tan importante. Conocemos a distintas personas y no sabemos qué tanto podemos confiar en ellas. Pero de alguna manera, la conexión que surge al ser judío crea una sensación de confianza mutua que motiva el diálogo.

No sé cuántas veces recorrí Bogotá. No conocía a nadie. Fui a la sinagoga. Conocí a unas personas, fui a cenar con ellas y nos conectamos. Así que hay algo muy mágico en ser judío, y hay algo muy mágico en ser israelí, aunque mucha gente nos odie. No es popular ser judío o israelí y yo pienso que es un gran privilegio, porque son dos tribus y pertenecer a ellas me da una sensación de poder. Sé que puedo caminar por el mundo y saber que hay judíos en todas partes… hay un gran sentimiento de solidaridad, pertenencia, una confianza básica que es increíblemente importante.

EJ: ¿Qué  cosa irracional todo el mundo hace y que creemos que es normal?

La falta de control, mensajear mientras conducimos, la falta de sueño, comer en exceso, la falta de ejercicio son cosas irracionales. Son cosas que nos matan pero todos las hacen. Eso no significa que sea correcto pero es humano. Es humano ser falible.

EJ: ¿Cuándo empezaste a trabajar con el concepto de la irracionalidad?

DA: Comencé a pensar en el comportamiento irracional mientras estaba en el hospital. Me quemé. Ésa es la razón por la que tengo barba sólo de un lado de la cara. De este lado me crece la barba y del otro tengo cicatrices.

Estando en el hospital aprendí mucho sobre la irracionalidad. Aprendí sobre el placebo. Aprendí que cuando se inyecta un líquido que no contiene nada pero la gente cree que es un medicamento contra el dolor se siente mejor. Discutía con las enfermeras sobre cómo quitar las vendas de pacientes con quemaduras. Eso lo aprendí como paciente. Es terrible ser paciente en un hospital. Uno se siente impotente, sin control.

Recuerdo cuando venían a las 5:00 a.m. a sacarme sangre porque no tenía venas, sólo podían sacarla de la ingle. Imaginate que te despierten todos los días con una inyección en la ingle. Muchas cosas me molestaban en esa época porque pensaba que no debían hacerse de esa manera. Esa fue una especie de introducción para mí.

No pensaba en la ciencia, sino en la ingeniería social. Pensaba en cómo aceptar algo terrible como el hospital y mejorarlo. Desde entonces he pensado en una serie de ámbitos que no son muy buenos y en cómo mejorarlos.

EJ: Además de pedirle matrimonio a tu esposa, ¿cuándo utilizaste tus conocimientos para influenciar a la gente?

DA: Uso mis conocimientos todo el tiempo. Te daré un ejemplo: Tengo un centro de investigación en la Universidad de Duke y pensaba qué regalarle a los trabajadores a fin de año. Tengo 45 colaboradores en el centro de investigación y pensaba qué darles. Mucha gente da bonos. En la universidad no se pueden dar grandes bonos, pero pensaba que los bonos son algo retrospectivo. No quiero pagar a la gente hacia atrás, sino hacia adelante. Y dije, quiero que la gente se de cuenta que para mi son importantes como personas, no sólo como colaboradores. Y quiero que el regalo sea algo continuo, no de una sola vez que se olvida. Así que les pedí que piensen en algo que quieren aprender en cualquier parte del mundo. Algo que les tome hasta 10 días. Les pedí que me escriban un párrafo de lo que quieren aprender, dónde lo quieren aprender y yo los enviaré, pagaré su viaje. Ese fue mi regalo. Pero piensa en lo que esto genera.

Es decir, podría haberles obsequiado 3 mil dólares. Pero les dí algo que les muestra mi aprecio por ellos, algo que los motivó a hacer algo que de otra manera no harían. Y la gente fue a estudiar meditación, hizo rituales, otros tomaron cursos de redacción en París, o de dibujos animados. Hicieron cosas maravillosas. Y no sólo eso, sino que siguieron haciéndolo durante todo el año. Cada vez que alguien viajaba, lo compartía con los demás. Resultó ser un regalo maravilloso.

La cuestión es que casi todo lo que hacemos, ya sea obsequiar un regalo o una bono o expresar nuestro agradecimiento… cualquiera de estas cosas pueden mejorarse si comprendemos las ciencias sociales.

Podríamos decir que daremos bonos, es sólo dinero. No, no es sólo el dinero. Hay mejores o peores maneras de hacerlo. En casi todo lo que hago, trato de pensar cuál es la mejor manera de hacerlo, e intento pensar qué sería mejor desde la perspectiva de las ciencias sociales. Así que si quiero obsequiar algo a mis colaboradores, pienso en cuál es el propósito del regalo, qué quiero transmitir con él y qué obsequio lograría esa meta.

Y eso se aplica a todo. Todo lo que hacemos tiene un propósito. Queremos mostrarle a las personas que nos preocupamos por ellas. Queremos tener un impacto en el mundo. Siempre hay mejores o peores maneras de lograrlo, y la comprensión de las ciencias sociales nos permite obtener un mayor beneficio de nuestros esfuerzos, nos ayuda a lograr nuestras metas.

EJ: ¿Cuál es la pregunta más irracional que te han hecho?

DA: Me han preguntado una pregunta irracional que no repetiré aquí pero… creo que sabemos mucho sobre cómo mejorar las cosas.

Daré un paso atrás: De alguna manera, la economía conductual es muy deprimente. Miras a la gente y dices, somos miopes, somos vengativos, no sabemos lo que queremos, nos confundimos fácilmente, somos demasiado sensibles. Y desde ese punto de vista, es un poco triste mirar a la gente y darse cuenta que somos irracionales, falibles, etc.

La otra cara de la moneda es que podemos decir: Mira el mundo. Somos 8 mil millones de personas. ¿Este es el resultado de 8 mil millones de personas racionales? Eso sería muy triste. Significaría que es lo mejor que podemos hacer.

La perspectiva de la economía conductual que dice que somos 8 mil millones de personas irracionales implica que hay mucho por hacer para mejorar las cosas. Me gusta mucho la idea de que podemos mejorar las cosas.

Lo que me molesta y a la vez me motiva es que casi todo lo malo en el mundo está hecho por el hombre. Tenemos desastres como tsunamis o tormentas de vez en cuando, pero lo más perjudicial es creado por nosotros: perdemos el tiempo,
la energía, descuidamos nuestra salud, gastamos dinero… y el odio por supuesto. Básicamente tenemos un gran potencial y sin embargo no lo aprovechamos al máximo. Nos desempeñamos muy por debajo de nuestras habilidades en ese sentido. Y de todas esas cosas: tiempo, dinero, salud, energía, lo que más me hace perder la esperanza es el odio.

Sé cómo ayudar a la gente a manejar su tiempo, su dinero y su salud de una mejor manera… creo que también podemos mejorar nuestra energía, pero no sé cómo lidiar con el odio. Me siento muy impotente ante el odio. Es una tremenda
fuerza negativa que causa una gran miseria en el mundo y aún no sé cómo podemos combatirlo de manera efectiva. Es lo más complicado.

Lo que más me gustaría es combatir el odio pero aún no sé cómo hacerlo y no sé si tengo la respuesta. He progresado en todo lo demás, pero no en esto.

EJ: Vienes de un país que ha experimentado mucho odio. ¿Eres optimista?

DA: El pueblo judío ha tenido que lidiar con el odio pero ahora vivo en Estados Unidos y mira el mundo, hay odio en todo el mundo. Es tremendo. Claro que como judíos lo experimentamos intensamente durante el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial pero creo que el odio en el mundo es desalentador y va en aumento.

 

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