Un software devela de dónde obtenía Shakespeare la inspiración para sus obras

Enlace Judío México.- Durante años, los estudiosos han debatido sobre cómo obtenía Shakespeare la inspiración para sus escritos.

THELMA KIRSCH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Hoy en día, con la ayuda de un software utilizado por los profesores en las universidades para lograr detectar plagios en los trabajos de los estudiantes, dos escritores han descubierto un manuscrito inédito que creen perteneció al “Poeta de Avon” (nombre con el que se le conoció al escritor y dramaturgo) y que utilizó para para escribir “King Lear”, “Macbeth”, “Richard III”, “Henry V” y otras siete obras teatrales.

La noticia ha causado que los “estudiosos de Shakespeare” presten una detallada atención en cada uno de los escritos conocidos, además de verlos desde otra perspectiva.

– “Si se demostrase que lo que dicen es cierto, este sería un hallazgo único en varios siglos”: dijo Michael Witmore, director de la Biblioteca Folger Shakespeare de la ciudad de Washington.

Estos hallazgos fueron hechos por Dennis McCarthy y June Schlueter, quienes lo describen en un libro que será publicado la semana próxima por la prensa académica D. S. Brewer y la Biblioteca Británica.

Los autores no sugieren que Shakespeare haya plagiado implícitamente, sino que leyó y se inspiró en un manuscrito titulado “Un breve discurso de Rebelión y Rebeldes” escrito a fines del siglo XVI por George North, quien fue una figura menor en la corte de la reina Isabel y quien también sirvió como embajador en Suecia.

En la segunda página del manuscrito de George North, se muestra el pasaje que Shakespeare utilizó para escribir el soliloquio de apertura en la obra: “Ricardo III”.

-“Es una fuente a la que él sigue volviendo”, dijo el Sr. McCarthy, quien es un estudioso autodidacta de la obra Shakespeariana.

Durante una reciente entrevista, McCarthy puntualizó que el manuscrito de George North: “Afecta el lenguaje, le da forma a las escenas y esto en cierta medida, incluso influye en la filosofía de las obras”.

Al revisar el libro antes de su publicación, David Bevington, profesor emérito de humanidades en la Universidad de Chicago y editor de “Las Obras Completas de William Shakespeare (en su séptima edición)”, lo llamó: “una revelación sin precedente”, por el gran número de correlaciones con las obras de teatro de Shakespeare, eclipsadas quizá tan solo por “Las crónicas de Holinshed y Hall” y las “Vidas Paralelas” escritas por Plutarco. Las primeras contienen una serie de crónicas largas y exhaustivas que hablan acerca de la historia de Inglaterra, Escocia e Irlanda, publicado en 1587, y los escritos titulados “Las Vidas paralelas de los Nobles Griegos y Romanos” que se atribuyen a Plutarco y que se componen de una serie de biografías de hombres famosos y nobles que muestran las virtudes o los defectos morales de aquellos y que se cree fue escrito a comienzos del siglo II DC. “Las Vidas paralelas” que conocemos hoy en día, constan de 23 pares de biografías, es decir: una griega y una romana que tienen alguna semejanza, así como de cuatro comparaciones con otros personajes. Es un trabajo de considerable importancia, no solo como fuente de información sobre las personas descritas, sino también sobre el tiempo en el que vivieron y contienen un valor histórico y ético considerable.

Estas crónicas son una fuente importante para ser tenidas en cuenta por su relación con las obras teatrales de Shakespeare.

Martin Meisel, profesor de literatura dramática emérita en la Universidad de Columbia, dijo que el libro en cuestión “contiene argumentos impresionantes” y añadió que no hay duda de que dicho manuscrito “debió haber estado en la estructura mental de Shakespeare mientras escribía las obras”.

El Sr. McCarthy usó técnicas definitvamente muy modernas para organizar esta evidencia empleando un software llamado W. Copyfind, que seleccionaba las palabras y las frases más comunes tanto en el manuscrito como en las obras de teatro.

Un ejemplo puede ser el siguiente: en la dedicatoria a su manuscrito, North insta a aquellos que podrían verse a sí mismos como feos a esforzarse por ser interiormente bellos desafiando así a la naturaleza. Usa una serie de palabras para hacer válido su argumento, palabras tales como: jorobado, deforme, aspecto, facciones pobres, deformes, mundanales, sombríos y pobre naturaleza.

En el soliloquio de apertura de Richard III (“Ahora es el invierno de nuestro descontento…”) el tirano jorobado usa las mismas palabras en prácticamente el mismo orden para llegar a la conclusión opuesta: “que al ser un hombre desagradable en su exterior, actuará como el villano que parece ser”.

“La gente no se da cuenta de cuán raros son en realidad estos conceptos”, dice McCarthy. “Y él sigue mencionando palabra tras palabra.

Los estudiosos han utilizado las técnicas asistidas por las computadoras durante las últimas décadas. La mayoría de esta práctica, sin embargo, utiliza palabras funcionales como artículos y preposiciones para crear una “firma digital del autor o de un escritor” que puede usarse para identificarlo como autor o coautor de alguna obra, pero pocas veces busca utilizar palabras “comparativamente raras” para localizar una fuente.

El Sr. McCarthy se inspiró para utilizar este software para evitar el plagio por el trabajo realizado por Sir Brian Vickers, quien utilizó técnicas similares en el 2009 para identificar a Shakespeare como coautor en la obra “Edward III”.

Mientras que el libro ha sido recibido favorablemente, las técnicas estadísticas utilizadas aún no han sido sometidas a una revisión rigurosa por parte de otros académicos en el campo de las humanidades digitales.

Estas técnicas pueden ser tan sólo “la cereza del pastel”, dijo el Sr. Witmore, quien examinó brevemente una copia antes de ser enviada a editar.

Y agrega: “En su esencia, este sigue siendo un argumento literario, no estadístico”. El libro sostiene que Shakespeare no sólo utilizó las mismas palabras que North, sino que a menudo las usaron en escenas que tratan de temas similares e incluso dentro de los mismos personajes históricos.

En otro pasaje, North usa seis términos para nombrar a los perros, desde el noble mastín hasta el humilde rastreador para argumentar que así como los perros existen en una jerarquía natural, también los humanos existen en una jerarquía similar. Shakespeare utiliza esencialmente la misma lista de perros para llegar a conclusiones similares, como lo podemos ver en “El rey Lear” y “Macbeth”.

Para estar completamente seguro de que North y Shakespeare no utilizaron fuentes comunes, el Sr. McCarthy publicó frases en la base de datos “Early English Books Online” que contiene 17 millones de páginas de casi todos los trabajos publicados en inglés entre 1473 y 1700 y descubrió que ninguna otra obra contenía las mismas palabras en pasajes de la misma duración.

En el pasado, algunos estudiosos identificaron las fuentes de Shakespeare a partir de unas pocas palabras únicas. En 1977, por ejemplo, Kenneth Muir argumentó que Shakespeare usó una traducción particular de un libro de historias latinas para “El mercader de Venecia” basado en la palabra “insculpt” o como diríamos en castellano “insulto” utilizando un sinónimo muy poco común.

A partir de 2006, Mc Carthy comenzó a explorar las fuentes de Shakespeare, se centró en Thomas North, quien, como dijimos antes, fue traductor de “Las Vidas Paralelas” de Plutarco, con quien Shakespeare se basó en gran medida para sus dramas.

En abril de 2011, el Sr. McCarthy presentó algunos de sus hallazgos a la Sra. Schlueter, quien era entonces profesora emérita de inglés en Lafayette College en Pensilvania y editora del Shakespeare Bulletin, una revista académica.

McCarthy, de 53 años, trabaja con tres monitores de computadora en la mesa del comedor de su casa. Es respaldado por su esposa, quien es ejecutiva de biotecnología. Él pasa hasta 12 horas al día o más frente a su computadora.

El Sr. McCarthy encontró una referencia al manuscrito de George North en un catálogo de subastas de 1927 que implicaba que sería “extremadamente interesante” comparar -ciertos de los pasajes que contiene con la obra de Shakespeare-. Así, él y la Sra.Schlueter recorrieron bibliotecas y archivos durante todo un año antes de contar con la ayuda de un detective de manuscritos que estudiaba documentos raros y los guio hasta la Biblioteca Británica, que lo había comprado en 1933. (El manuscrito había sido archivado bajo una oscura estantería, lo que hizo difícil el poder encontrarlo).

Como una leyenda, justamente en el año de 1576, Thomas North vivía en Kirtling Hall, cerca de Cambridge, Inglaterra que era una propiedad de su pariente el Barón Roger North. Y fue allí, cuenta McCarthy, donde escribió su manuscrito mientras que Thomas North seguramente estaba trabajando en la traducción de Plutarco.

El manuscrito de Thomas North es un discurso violento e injurioso contra los rebeldes. Argumenta que todas las rebeliones contra el monarca son injustas y están condenadas al fracaso.

A pesar de que Shakespeare mantenía una posición ambigua acerca de la rebelión, McCarthy asegura que claramente extrajo de lo tratado por North temas y personajes.

Uno de los más convincentes es Jack Cade, que encabezó una fallida rebelión popular contra Enrique VI en 1450. Shakespeare describe los días finales de Cade en “Henry VI, Parte 2”, en los que habla de los días en los que estaba muriendo de hambre y comía pasto antes de ser atrapado y arrastrado por la calle tomado por los talones y abandonado su cuerpo para ser el festín de los cuervos. Los estudiosos han pensado durante mucho tiempo que Shakespeare inventó estos detalles, pero todos ellos están presentes en un pasaje del “Discurso” de North en el que él invoca a Cade y a otros dos rebeldes famosos.

McCarthy y Schlueter sostienen que Shakespeare usó esos detalles para convertir a Cade en un componente más.

Mientras Cade es un personaje menor, el Sr. McCarthy también argumenta que el “Discurso” de North pudo haber inspirado a uno de los personajes más emblemáticos de Shakespeare, el loco en “El Rey Lear” y señala el pasaje memorable en el que se pierden el loco y el Rey Lear durante una tormenta, y el tonto recita una profecía que él atribuye a Merlín.

El hallazgo sugiere que, si bien los académicos pueden haber agotado las fuentes impresas, puede haber otros manuscritos inéditos que inspiraron al Bardo que aún no se han descubierto.

Por su parte, el Sr. McCarthy ya está planeando volúmenes futuros basados en el uso de sus técnicas electrónicas con la esperanza de presentar más adelante descubrimientos que arrojen luz sobre el cómo Shakespeare escribió sus obras.

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