Shabat Terumá 5778
Enlace Judío México.- Quiero comenzar haciendo una confesión. Este año he roto una regla familiar tradicional que es: no se discute sobre Pésaj hasta después de Purim. Hoy celebramos Rosh Jodesh Adar, el comienzo del mes de Adar, cuando según enseña nuestra tradición, aumenta la alegría de nuestro pueblo y naturalmente nos preparamos para celebrar Purim.
RABINO MARCELO RITTNER
La justificativa para romper mi tradición es que habiendo regresado de Israel hace una semana, siento que debo transmitirles algunas experiencias vividas.
Viajé a una reunión internacional de Mercaz, el brazo político sionista de nuestro movimiento Masortí. Además de reuniones de planeación tuvimos la oportunidad de encuentros con los líderes de los partidos políticos en preparación para las elecciones del 2020 en la Organización Sionista. Nos reunimos en la Knesset, en Jerusalén, con miembros del parlamento, entre otros, Yair Lapid, líder del partido Iesh Atid, con Itzjak Herzog, líder de Avodá, Tzipi Livni, y Yulli Edelstein, speaker de la Knesset, del Likud.
Fueron discusiones intensas, con mucho respeto pero pocos compromisos, especialmente en los temas que ocupan a nuestro movimiento en Israel y en el mundo. Se plantearon los temas del Kotel, subrayando que, bajo la actual coalición, el único país democrático del mundo, donde no hay democracia religiosa para todos los judíos es en Israel. Algunos temas más y finalmente se manifestó nuestra posición sobre lo que me llevó a romper mi tradición que les mencioné anteriormente.
Es un tema que divide a los israelíes y los judíos del mundo. El primer ministro y su gobierno pretenden enviar de regreso a sus países de origen, principalmente Sudán y Eritrea, sabiendo el peligro que esta acción representa para su vida, a 40.000 mujeres, niños y hombres. Me indigna y entristece ver cómo los actuales gobernantes parecen haber olvidado algo que siempre me llenó de amor y orgullo:
Que Israel es un Estado judío con valores judíos. Y si cortamos esa raíz, olvidaremos nuestra historia, olvidaremos que fuimos esclavos en Egipto.
Personalmente, estoy contra el exilio de los exilados. Es algo que a lo largo de mi vida rabínica he tratado de enseñarles. Siempre declaré, y lo hago una vez más, que, nosotros como judíos, debemos enfatizar nuestra responsabilidad hacia las personas más vulnerables. Y eso nos enseña Pésaj: recuerda que fuiste esclavo del Faraón.
Les confieso también que esta vez, al salir de la Knesset me sentí ajeno y triste. ¿Qué representaría Israel si perdemos la identidad judía? ¿Si olvidamos los valores judíos?
No podemos aceptar, indiferentes, la idea que aquellos que son “los otros”, sean tratados abusivamente. Porque fuimos esclavos y aprendimos el dolor que conlleva.
Se me ocurre que podemos encontrar una pista en la lectura de la Torá de esta semana: Teruma.
El tema central de esta parashá es la construcción del Mishkán, un hermoso santuario itinerante, que acompañará al pueblo judío durante su travesía.
Dios instruye a Moshé: “VEASÚ LI MIKDASH VESHAJANTI BETOJAM”, “Harán ellos en Mi nombre un santuario, un Mikdash, un lugar sagrado y
Yo residiré entre ellos”.
Un concepto maravilloso, dar a la gente la oportunidad de hacer un lugar para que Dios habite en sus vidas, para que puedan sentirse cercanos, conectados todo el tiempo. Y hablamos también de construir un “Mikdash Meat”, un pequeño santuario en cada uno de nosotros.
El externo para el encuentro de Dios con su pueblo, y el interno para el contacto individual y directo, entre tú y Él, entre tu neshamá y la de Dios.
Como estamos hechos a la imagen de Dios, cada uno de nosotros es un reflejo de lo Divino. Y el punto focal es que, así como hay un Mishkan dentro de cada uno de nosotros, hay igualmente un Mishkan dentro de todas las personas que tratamos como “otros”.
Si bien todas esas personas siguen siendo “otras” para nosotros, serán innumerables, sin rostro y peones en los juegos políticos. Recuerden siempre que estos “otros”, son refugiados que tienen cada uno su propia neshamá. Igual que nosotros.
Hemos borrado la humanidad del otro. Debemos recuperarla. Recordemos que Dios está dentro de cada ser humano. Entonces, a partir de nuestra neshamá podemos buscar la neshamá del “otro”.
Familia, “Iesh atid”, hay futuro, y en Adar debe haber optimismo. Mientras esperaba que el avión despegara en Tel Aviv, encontré una pequeña noticia en el periódico Haaretz.
Los pilotos de El Al declararon que ellos no volarán aviones que lleven refugiados a sus países de origen, porque no debemos olvidar que fuimos esclavos en Mitzraim.
Se me llenaron los ojos de lágrimas, recé tefilat ha derej, vi las luces de Tel Aviv alejarse y balbuceé: “Mi ke amja Israel”, “Quién es como tu pueblo Israel”.
Am Israel, Iesh atid. Hay futuro. Shabat Shalom.
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