Enlace Judío México.- “Aquí suceden cosas milagrosas. Estoy emocionada con el pacto con Rusia. Ahora ya no hay de qué preocuparse. El Führer nos dirige a lo mejor”… Fragmento de una misiva que nunca llegó a su destino.
JUAN ALBERTO CEDILLO
Cientos de jóvenes mexicanos que se enrolaron en las Wehrmacht mandaban cartas y fotografías donde contaban a sus familias en la República Mexicana su participación en las campañas de Europa del Este y sobre la grandeza de Adolfo Hitler.
En el Archivo General de la Nación (AGN) están algunas de esas cartas, documentos, fotografías y pasaportes de esos mexicanos que estaban combatiendo en los ejércitos de Adolfo Hitler. Ellos mandaron las misivas y fotos a sus familiares radicados en fincas cafetaleras de Veracruz y Chiapas, pero sólo algunas llegaron a su destino, pues otras fueron incautadas por el gobierno mexicano.
Desde antes de 1938 cientos de mexicanos de origen alemán, que recién habían cumplido la mayoría de edad, e incluso algunos adolescentes, fueron tocados por la magistral oratoria de Adolfo Hitler. Escuchaban al Führer en radios de onda corta en las residencias que formaban parte de extensas fincas cafetaleras de Chiapas, Veracruz. Además en lujosas casas de la ciudad de México, Monterrey y en algunos otros estados del país.
La propaganda y los relampagueantes golpes militares convertían al Führer en un “semidiós” que conducía al pueblo alemán a una locura sin precedentes en la historia. Un pueblo que se distinguía por contar con pensadores, científicos y músicos que habían realizado algunas de las contribuciones intelectuales más relevantes para la humanidad.
El llamado del Führer para “defender” a Alemania contra el Bolchevismo y de los “subhumanos” tuvo eco y decenas de mexicanos de origen alemán salieron rumbo a Europa. Algunos incluso acompañados por sus madres debido a que aún no cumplían los 18 años. Al llegar a Alemania se enrolaron en las filas de la Wehrmacht y pelearon en los diversos frentes, pero principalmente en Europa del Este y contra la Unión Soviética.
La mayoría de ellos quedaron enterrados en las heladas estepas rusas. Los que sobrevivieron a la derrota fueron recluidos en campos de concentración de los Aliados. Muchos intentaron recuperar la nacionalidad mexicana que habían rechazado y con ello tener la posibilidad de regresar al país.
Decenas lo lograron. Realizaron los trámites en el consulado de México en Frankfurt. Antes tuvieron que demostrar que no habían militado en el Partido Nazi.
Otros regresaron ilegalmente sin cumplir todos los trámites. Cientos más que no eran de origen mexicano también intentaron huir de Europa viniendo a México. Algunos lo lograron.
Hay evidencias y testimonios de que entre ellos lograron escapar decenas de “Criminales de Guerra Nazis” así como los verdugos que cometieron el Holocausto en las naciones de Europa del Este.
Pudieron escapar gracias a las ambiciones de José Stalin, quien echó a pique la caza de los criminales de guerra por los servicios de inteligencia de los ejércitos Aliados.
Tras la rendición de Alemania, el 8 de mayo de 1945, salió a la luz el genocidio nazi contra los pueblos, judíos, romaníes y minorías como los homosexuales. Al terminar el conflicto comenzó la cacería de los genocidas para llevarlos a los Tribunales de Núremberg.
A partir del 20 de noviembre el Tribunal Militar Internacional (TMI) comenzó a juzgar a 24 de los principales dirigentes nazis capturados, a los altos mandos del Partido Nacional Socialistas y de organizaciones militares como las SS. Los servicios de inteligencia buscaban a otros miles de criminales de Alemania y de países de Europa del Este para colgarlos.
Para esa fecha, el dictador José Stalin cumplió su promesa realizada en las conferencias de Yalta, donde advirtió a sus aliados que la URSS se quedaría con Polonia ya que desde su territorio, en dos ocasiones, se había atacado a la antigua Rusia. La petición molestó al primer ministro británico Winston Churchill y al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt.
La ambición expansionista de Stalin no se sació con el territorio vecino de Polonia. Sus tanques y tropas pronto comenzaron a imponer gobiernos comunistas en Yugoslavia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, etcétera
La ambición de Stalin provocó que los Estados Unidos y Gran Bretaña se olvidaran de la cacería de criminales nazis. Peor aún, decidieron apoyarse en los antiguos generales alemanes para conocer el potencial bélico de la URSS ante la posibilidad de una nueva guerra contra los soviéticos. Personajes como el General Reinhard Gehlen, el jefe de la Inteligencia del Ejército Alemán para el Frente Oriental, fue reclutado por los Aliados y llevado en secreto a los Estados Unidos. Ahí lo convirtieron en su principal agente para investigar la capacidad militar de la URSS debido a que iniciaba la “Guerra Fría”.
Gracias a esa nueva alianza entre los servicios de Inteligencia británicos y estadounidenses con los generales nazis, muchos criminales de guerra pudieron escapar. Incluso la mayoría recibió apoyo. Entre otros, por parte del obispo austriaco de la Iglesia Católica, Alois Hudal, quien los escondió en monasterios de Italia.
Además, el Comité Internacional de la Cruz Roja les proporcionó nuevos “pasaportes” para escapar a Sudamérica. De esa manera Adolf Eichmann, Josef Mengele, Klaus Barbie y muchos más llegaron a Argentina, Brasil, Paraguay, Chile o Bolivia, entre otros países del continente sur.
Hasta ahora se desconocía que un buen número se vino a esconder a México. Pero actualmente sabemos que algunos pudieron huir a nuestro país para luego pasar a Estados Unidos.
¿Cuántos? ¿Quiénes? ¿Cómo? ¿Por dónde? ¿Recibieron ayuda del gobierno de Miguel Alemán?
Son preguntas que están sin contestar. Existen muchas leyendas sobre la presencia de nazis en diversas ciudades la República Mexicana, quienes arribaron al término de la Segunda Guerra Mundial.
Para investigar y confirmar la presencia de oficiales y funcionarios nazis en México se requiere de un gran equipo y apoyo para financiarlo.
Esa será una prioridad para los historiadores, investigadores o periodistas que estamos interesados en el tema.
*Las fotografías muestran a mexicanos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial del lado de Hitler, y son propiedad del autor del presente texto.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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