Enlace Judío México.- De ser un producto destinado exclusivamente a las celebraciones judías, el jalá está extendiendo sus tentáculos en Nueva York, donde ya es un producto de moda.
ANA GONZÁLEZ RUEDA
En plena época dorada de las panaderías, parece que comprar una pistola o una baguette suena hasta vulgar. Mejor optar por uno de espelta con semillas, 100% centeno, centeno con nueces, integral con cereales… Y cualquiera de ellos, por supuesto, de masa madre. Hasta ahí, controlado más o menos, ¿no? Pues ojo a lo que viene cuando parecía que ya lo sabíamos todo sobre este producto tan básico: con ustedes el pan jalá, uno de los últimos gritos gastronómicos en la Gran Manzana.
Pero comencemos por el principio. Bajo ese nombre se esconde cualquier pan destinado tradicionalmente a las celebraciones judías. Sin embargo, y para concretar un poco más, nosotros nos centramos hoy en esa especie de brioche salado y trenzado que seguro que a algunos no os ha pasado desapercibido.
“El viernes por la mañana, muchas mujeres judías hornean este pan o compran jalot hechas para celebrar el séptimo día de descanso. Es el momento único de la semana porque las casas se llena de un olor maravilloso de pan recién horneado que simboliza el comienzo de la festividad semanal”, explica Katerina Gozlan, al frente de Gourmet Kosher en Madrid.
Sin embargo, este producto, tradicionalmente ligado a la cultura judía, también está presente en otras regiones y bajo otra denominación como la rumana, la polaca o la sudafricana. Y sus posibilidades son múltiples. Así que no es de extrañar, unido a ese comentado boom panadero y a la gran comunidad judía presente en Nueva York (según datos correspondientes al 2015 del Instituto Público de Investigación de Religiones, el 8%), que algunas de sus delicias culinarias se convirtieran en tendencia.
Sin ir más lejos, el pasado mes de diciembre The New York Times destacaba su receta a través de su Instagram. Azúcar, sal, levadura, aceite (al gusto de cada cual, pero especialmente recomendado el de oliva por su mayor aporte saludable) y agua caliente. Como ven, no tiene mucho secreto más que la mayor complicación que puede suponer el trenzado. Pero cierto es que añadiéndole un poco de zumo de naranja (como es el caso del diario neoyorquino) o apostando por un relleno de queso, ideal para un brunch diferente, e, incluso, con más azúcar para incrementar su dulzura así como pepitas de chocolate, práctica más habitual en Buenos Aires, también puede constituir el postre o la merienda perfecta.
“Observamos cómo muchas personas no judías acuden a nuestra tienda a por este pan dejando de lado su significado simbólico para disfrutar simplemente de su sabor y de su belleza; la forma trenzada viste cualquier mesa y comida”, destaca Katerina.
No es de extrañar, por eso, y más allá del barrio judío neoyorquino por excelencia, Williamsburg en Brooklyn, que algunas de las panaderías más reconocidas de Nueva York ya incluyan este producto en sus cartas. Este es el caso de Silver Moon Bakery, una de las mejores de la ciudad según el portal Yelp, o Breads Bakery, ubicada en una de las zonas más transitadas de Manhattan (Union Square) e incluida en la lista de las mejores panaderías francesas (que no kosher o judía, punto en el que insisten) que no te puedes perder en La Gran Manzana, según la prestigiosa Eater.
Ojo porque como ya sucediera con el sándwich tradicional judío de pastrami, obsesión foodie que vivió su máximo esplendor en el 2016, podríamos estar ante una nueva incorporación cool a la mesa. Y es que la internacionalización de los paladares a consecuencia de los viajes y del cine o las series, hace que actualmente podamos contar con las bondades gastronómicas de otras culturas como la que aquí nos atañe, la kosher, que nos abren un universo donde ahora parece que no eres nadie si no consumes los denominados superalimentos, las semillas, los poke (boles hawaianos con base de arroz y uno de los últimos en arrasar), los baos o los sushi burritos.
Al pan jalá además se le añade el beneficio espiritual, como destacan desde Gourmet Kosher: “La mujer judía debe pellizcar un trozo de la masa entera, como el tamaño aproximado de una nuez, y separarlo del resto. Ese trozo se quemará y no podrá ser comido. Es el símbolo de lo que debemos separar de nosotros mismos que no nos gusta: que nada de eso entre en el mundo eterno espiritual y que lo malo quede carbonizado”.
Fuente: harpersbazaar.com
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