Enlace Judío México – Este domingo 25 de febrero se presentó el libro “Jacobo, el emigrante” de Salo Grabinsky en la Sinagoga Histórica Justo Sierra, un homenaje a la hospitalidad e idiosincracia que los inmigrantes recibieron de su nueva patria mexicana.
“Jacobo el emigrante. Una saga familiar” es una nueva incursión en las letras de Salo Grabinsky, quien se dedica al periodismo y la escritura, en la que plasmó una novela ficticia con toques biográficos sobre la llegada a México de aquellos que llegaron de tierra lejanas y que hoy conforman a su comunidad judía.
El recinto Justo Sierra, donde presentó su obra, tiene además un toque especial en su vida ya que fue la sinagoga donde se casaron sus padres en la década de los años 40. La familia paterna y materna de México emigró hacia México hace casi un siglo, en 1924.
En sus palabras Grabinsky “llegar al corazón de muchas personas que viniendo de diversas regiones de la Tierra e incluso de zonas marginadas de México se establecen en lugares más benévolos donde los recibieron amablemente y los ayudaron a restañar las heridas de persecuciones, enfermedades y violencia”.
El periodista mexicano Salo Grabinsky es ingeniero químico por la UNAM y cuenta con dos maestría de la Universidad de Columbia en EE.UU. Además de catedrático, su incursión en las letras desde hace varios años le ha llevado a escribir columnas para diarios y también libros, entre ellos las novelas “De Ilusos e Ilusiones” y “Los Audaces”.
El escritor Miguel Cossío Woodward dirigió unas palabras al público para presentar la obra.
Querido Salo Grabinsky,
Querida Gina Zabludovsky,
Queridas amigas y amigos,
Me siento muy honrado por la invitación de Salo Grabinsky para presentar aquí su excelente novela Jacobo, el emigrante.
Me honra asimismo estar en esta Sinagoga Histórica, que alberga tanta fe, esperanza, solidaridad, recuerdos y signos valiosos de la cultura judía en México.
Me emociona mucho compartir con ustedes estos momentos de convivencia en torno a un libro que es testimonio de esfuerzo, creación y valores trascendentes.
Escribí unas palabras para la edición de la novela, de modo que no las repetiré aquí. Lo importante es la obra misma y el autor que supo escribirla con la mano hábil y el corazón ardiente.
Permítanme subrayar sólo algunos de los puntos que a mi juicio son más relevantes en esta obra.
En primer lugar, está el tema. Jacobo, el emigrante, es la historia de quienes luchan, sufren, aman y fundan a través de las geografías tormentosas de las migraciones.
En ese contexto Salo Grabinsky cuenta cómo las diversas lenguas, culturas e idiosincrasias se pueden abrazar en un canto de vida y armonía, forjado en el amor, el trabajo, la honestidad y el recto sentido de la justicia. No hay distancias, ni conflictos, ni escollos insuperables.
Jacobo es un personaje que emigra de Polonia al México extraño y fascinante del siglo XX. Encuentra aquí un pueblo hospitalario y generoso, una compañera, un trabajo digno y oportunidades que le permiten desarrollarse y fundar una familia que, a lo largo de las siguientes generaciones, y en medio de las circunstancias, atravesando los cataclismos las guerras en Europa y los cambios históricos de la vida y la muerte, llevarán en la sangre y el corazón la huella hermosa de la virtud y la fe en los seres humanos.
Por otra parte, Jacobo es un homenaje a los emigrantes que entonces, ahora y acaso siempre, recorren los caminos, muchas veces duros y espinosos, en busca de un lugar adecuado donde sembrar la paz y la solidaridad entre todos los hombres de buena voluntad.
Muchos de nosotros hemos venido de otras partes del mundo. Traemos a cuestas -caracoles somos- nuestras tradiciones y herencias. Y hemos recibido aquí en México nuevos alientos y fuerzas para seguir andando y buscando siempre la realización de nuestros mejores sueños. Jacobo, en cierto modo nos representa y nos enseña, él es un canto a la vida que tanto nos ha dado en esta tierra también nuestra, la tierra ahora de nuestros hijos, la eterna tierra de nuestra fe.
La herencia de ese Jacobo, y la saga familiar que nos cuenta Salo Grabinsky con prosa directa y precisa, resuenan como un himno potente y necesario en estos tiempos revueltos donde necesitamos sumar y multiplicar el árbol frondoso de la esperanza.
Aquí llegamos, emigrantes y descendientes de emigrantes, y aquí soñamos todos los que estaban, quienes vinimos, los que nacieron y cuantos vendrán con la luz del futuro. En esta otra tierra de promesas y realizaciones oramos, vivimos, creamos y repetimos los versos a Itaca que nos dejó Kavafis:
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino…
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico
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