Enlace Judío México – Debido a la estructura de estos viajes, decenas de miles de jóvenes israelíes asocian involuntariamente el Holocausto con Polonia, a veces mucho más que con la Alemania nazi.
SHLOMO AVINERI
Las reacciones internacionales a la ley polaca sobre el Holocausto y la actual crisis en las relaciones entre Israel y Polonia brindan la oportunidad de revaluar los viajes de adolescentes israelíes al país. Estos viajes comenzaron tras la caída del bloque comunista, después de que se permitió a los israelíes viajar a Polonia con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
La idea era comprensible y correcta: confrontar directamente alumnos de preparatoria con la terrible realidad de los campos de exterminio construidos por la Alemania nazi en la Polonia ocupada. Las escuelas enseñaron sobre el Holocausto por décadas, pero sin viajes de jóvenes a los campos de concentración en Alemania, ya que muchos en Israel, y especialmente los sobrevivientes del Holocausto, evitaban visitar ese país.
Los viajes a Polonia – a Auschwitz, Majdanek o Treblinka, permitieron ilustrar los horrores del Holocausto sin visitar Alemania, pero los resultados fueron paradójicos e inesperados.
Todos los participantes escuchan conferencias e informes sobre la política de exterminio como un producto de la ideología nazi y la extensión del Tercer Reich a la Polonia ocupada. Pero hay una diferencia entre una conferencia y visitar un lugar terrible como Auschwitz. Estos viajes se han grabado en la conciencia de la gente como “viajes a Polonia”, como los denomina el Ministerio de Educación, en lugar de “viajes a campos de exterminio alemanes”. Involuntariamente, decenas de miles de jóvenes israelíes asocian el Holocausto con Polonia, a veces mucho más que con la Alemania nazi.
También han habido casos de alumnos que regresan de Polonia y cuando se les pregunta, por ejemplo, sobre el levantamiento del gueto de Varsovia,dicen que fue parte de la lucha contra los polacos (después de todo, el gueto estaba en Varsovia, ¿no?). Existía una cultura de antisemitismo en Polonia antes de la guerra, y durante la guerra muchos polacos entregaron judíos a los alemanes. Estos hechos difuminaron la distinción entre la política sistemática de exterminio de la Alemania nazi y la cooperación activa de ciudadanos polacos con la máquina asesina alemana.
Además, muchos de los adolescentes que llegan a Polonia no saben qué distinguía a Polonia de otros países durante la Segunda Guerra Mundial. Polonia es el único país europeo que fue totalmente desmantelado por la Alemania nazi. Sus instituciones diplomáticas, militares, locales, académicas y educativas fueron destruidas mientras su territorio se convertía en un área de ocupación alemana.
Los alemanes incluso borraron el nombre de Polonia (la región ocupada recibió el extraño nombre de Gobierno General) y Cracovia fue la sede del gobierno alemán en lugar de Varsovia. En otros países europeos hubo gobiernos colaboracionistas o una administración local que obedecía las instrucciones de las autoridades alemanas. Sólo en Polonia los alemanes asesinaron a 3 millones de ciudadanos no judíos, además de 3 millones de judíos polacos, como parte de su política racista que consideraba a los polacos, como todos los eslavos, una raza inferior.
Ha llegado el momento de cambiar la estructura de los viajes de estudios del Holocausto. El viaje debe comenzar en Alemania, con visitas a campos de concentración como Bergen-Belsen y Buchenwald. Se debe enseñar que la política nazi se desarrolló por etapas: hasta el estallido de la guerra, decenas de miles de ciudadanos alemanes fueron encarcelados en campos de concentración en Alemania: judíos, socialistas, comunistas, homosexuales; los derechos y la ciudadanía de los judíos alemanes fueron revocados, sus propiedades fueron confiscadas y se les alentaba a emigrar.
Sólo después de una visita a los campos de concentración en Alemania, el viaje debe continuar a Polonia y los campos de exterminio en su territorio, como lo hacen las delegaciones del ejército israelí en los sitios del Holocausto. De esta forma, la política nazi se presentará en su contexto histórico y cronológico. Durante la visita a Polonia, los guías deben mencionar no sólo el levantamiento del gueto de Varsovia, sino también la resistencia polaca en Varsovia.
El papel de los ciudadanos polacos que entregaron a los judíos a los alemanes no debe ocultarse. Pero también se debe hablar del heroísmo de miles de polacos que rescataron y ocultaron a judíos y que fueron reconocidos por Yad Vashem, el Centro Mundial de Conmemoración del Holocausto. El asesinato de seis millones de judíos por la Alemania nazi es un evento único y terrible en la historia europea, pero no sucedió en el vacío y fue parte de la política totalitaria derivada de la ideología racista de los nazis.
Ante todas las críticas justificadas a la nueva ley polaca, es importante que los adolescentes israelíes estén expuestos al hecho básico del Holocausto: fue un producto de la política alemana.
Hubo quienes colaboraron con ella, tanto gobiernos como individuos. Este hecho fue expresado recientemente por el canciller alemán, Sigmar Gabriel, quien dijo inequívocamente que Alemania y sólo Alemania fue responsable del Holocausto. No debemos olvidar eso, y la política educativa de Israel no debe difuminar este hecho histórico y la responsabilidad alemana, aunque sea involuntariamente.
Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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