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jueves 21 de noviembre de 2024

¿Por qué las plagas fueron un milagro y no una maldición?

Enlace Judío México – Uno de los pasajes más controvertidos del judaísmo y de todas las religiones que basan sus creencias en el Pentateuco es el evento de las diez plagas. Para muchos este evento es la roca de su ateísmo, con él se demuestran a sí mismos que no pueden creer en un “dios vengativo, un dios que escoge a unos sobre otros, un dios sádico.” Sin embargo, para nosotros este evento conforma uno de los pasajes más importantes de todo el Tanaj (Biblia judía), porque marca nuestro nacimiento como nación, la manifestación de D-s al mundo y el máximo grado de libertad que el hombre puede alcanzar.

Ésta fue la primera vez en toda la historia de la humanidad en que D-s se presentó con Su Nombre verdadero, nombre que además denota bondad. Los grandes sabios del Talmud hablan constantemente de este evento y de su grandeza y todos los ritos judíos se refieren continuamente a él. ¿Por qué? ¿Cómo puede ser que las plagas para nosotros sean una bendición y no una maldición? ¿Por qué decimos que todo el mundo incluso los egipcios se beneficiaron de ellas? Trataremos de desarrollarlo a continuación.

El error de regocijarse en la desgracia ajena

Lo primero que debemos entender cuando abordamos este tema es que está prohibido regocijarse de la miseria de nuestros enemigos. El Talmud mismo nos dice que debemos desear el arrepentimiento del malvado y el cambio de acción en el mismo antes que desear su muerte. Cuando recordamos las plagas de Egipto y recordamos la apertura del mar, celebramos nuestra libertad y Redención, no la muerte directa de los egipcios. Es más, Pésaj mismo se celebra al día siguiente de haber comido del carnero, porque no podemos celebrar el día que murieron los primogenitos. Celebramos el día que salimos, no el día en que ocurrió la plaga.

El mismo Talmud trae un midrash donde cuenta que D-s lloró por Egipto y el faraón. También nos dice que los ángeles iban a cantar de alegría al ver a Egipto hundirse y D-s mismo los calla preguntándoles ¿cómo se atreven a cantar mientras Mi Creación se ahoga en el mar? Es decir, en un mundo ideal los egipcios no hubieran recibido las plagas. Las plagas fueron resultado de sus propias acciones. Aun así, pese a que esto fue contra su voluntad D-s hizo que así sucediera y usó Su Nombre más sagrado para hacerlo ¿por qué?

La importancia de un mundo justo. ¿Quiénes eran los egipcios?

La compasión y la justicia han de ser los dos temas más difíciles que alguna vez haya enfrentado el ser humano. Por un lado todos somos defectuosos, todos somos pecadores. Eso nos descalifica como jueces, no podemos juzgar a alguien por sus defectos ya que nosotros mismos los tenemos. A su vez, tenemos la obligación de ser compasivos, ya que en la forma que juzgamos seremos juzgados. Sin embargo, la compasión debe tener un límite, no podemos dolernos en exceso por el malvado; ya que el exceso de compasión a un malvado puede convertirse en maldad misma. En aras de entender al torturador puede uno terminar justificando la tortura. Lo que antes era compasión ahora se convierte en indiferencia por el dolor de la víctima. En esta dicotomía se mueve el suceso de las plagas.

Cuando vemos en el Talmud las atrocidades de los egipcios hacían a los judíos y a los otros pueblos sometidos entonces la pregunta cambia ¿por qué D-s fue compasivo con ellos tantos años? A Sodoma y Gomorra las aniquilaron por menos, lo mismo a la generación del Diluvio. D-s le permitió a los egipcios asesinar a los bebes en el río, torturar a los hombres con trabajos excesivos, azotes y abusos físicos; seducir y maltratar a las mujeres. ¿Por qué lo hizo? Nadie lo sabemos, sin embargo, las plagas representaron el final a esa agonía. Y es donde entra el significado más profundo de este pasaje.

El verdadero milagro de las plagas radica en que por primera vez en la historia de la humanidad un orden justo se manifestó en el mundo. Fue evidente y dirigido hacia todo ser humano. Sodoma y Gomorra fueron vistas por Lot, el Diluvio fue presenciado por Noé. Pero al ocurrir las plagas, al revelarse Su Nombre y al partirse el mar todas las naciones lo supieron. Todos los seres humanos sobre la faz de la tierra tuvieron conciencia de la Presencia Divina y de su mano sobre Egipto.

¿Por qué es esto una bendición y no una maldición? Porque D-s le reveló al hombre que existe un orden superior al humano. Esto implica que existe una ética absoluta y eterna; que ante los ojos de D-s existe el bien y el mal, y no son relativos.

La posibilidad de la esperanza se fundamente en este principio. Uno sólo puede soportar el sufrimiento cuando sabe que éste tiene un sentido, que va a ser pasajero. Creer en valores, creer en que la justicia tiene un fundamento, que el bien y el mal no sólo son conceptos abstractos, sino que tienen una realidad nos puede liberar. Porque nos da un sentido, nos dice que nuestro sufrimiento no es en vano; que será retribuido. No hay nada más doloroso que la carencia de sentido y un mundo sin justicia lleva al sinsentido.

La importancia de la verdad

La primer característica que resalta a la vista de las plagas es su carácter sobrenatural. De ello podemos aprender dos cosas: el primero es que hay un orden superior al humano, y el segundo, que dicho orden superior, rige también la materia. Es decir, la justicia divina, el orden de D-s está por encima de las fuerzas físicas. Las plagas nos enseñan que Aquel que hizo el Universo, que Aquel que es Dueño del mundo, también rige lo moral.

Una de las razones por las cuales fue tan importante que las plagas ocurrieran en Egipto es porque Egipto en ese momento era la potencia mundial. Era el epítome de la idolatría, creían que el faraón era divino. Es decir, confiaban ciegamente en el poder absoluto del hombre. La afluencia del río Nilo les había permitido amasar una fortuna que ninguna otra civilización había logrado amasar.

Tanta riqueza había envenenado sus mentes y sus corazones, les había hecho creer que eran todopoderosos; se creían superiores al resto de los pueblos y por ello se sentían con la libertad de esclavizarlos, afligirlos y torturarlos. Las plagas le demostraron a Egipto y al mundo entero que ese pensamiento estaba equivocado. Plaga por plaga, fueron minando cada una de las creencias egipcias del momento. La sangre en el Nilo, el granizo con fuego y las bestias les demostró que sus dioses eran falsos y que existe un poder superior al natural, y un poder más grande que la fuerza física.

Las langostas, la peste y las ranas les demostraron su propia debilidad frente a otras especies. Les hizo ver que el argumento racial de superioridad estaba equivocado. Mientras que la oscuridad, los piojos y las ebulliciones les recordaron la importancia de la compasión y la consideración con la otra persona. Los egipcios podían ejercer torturas porque no consideraban relevante el sufrimiento ajeno, se regían bajo el pensamiento de fortaleza. Sentir el dolor en carne propia les hizo ver el error de ese pensamiento. La última plaga demostró que sólo Hashem tiene poder sobre la vida y la muerte.

Al final lo grandioso de estas plagas no fue el sufrimiento que ocasionaron al egipcio. Sino que frente al mundo se demostró los errores de un pensamiento equivocado. La nación más fuerte, la nación más poderosa cayó ante las manos de un pueblo de esclavos. Y en el proceso D-s demostró estar interesado en Su Creación más perfecta, el hombre.

Ese fue el verdadero milagro, que finalmente, a diferencia de Sodoma y las generaciones del Diluvio D-s con cada ocasión le dio al faraón y a los egipcios la oportunidad de arrepentirse y enmendar su camino. Con cada plaga el faraón tuvo la oportunidad de doblegar su orgullo y dejar libres a los judíos. Y con cada plaga decidió no hacerlo. Con cada plaga D-s demostró el error de este pensamiento. Le dio la oportunidad a los egipcios y los pueblos del mundo de escoger la verdad sobre la mentira, de escoger un camino ético.

Cuando uno actúa en base a una creencia equivocada, cuando uno piensa que las acciones que desarrolla son correctas y no se enfrenta con la mentira que construye nunca tiene la posibilidad de corregir su error. Se hunde en su propio laberinto de falsedades. Entre más defiende y más justicfica su error, más díficil es que salga de él. La grandeza de las plagas radico en que D-s le dio la oportunidad a todos los pueblos de ver Quién era el verdadero Dueño del mundo. Le dio la oportunidad a todos los pueblos de enmendar sus errores, doblegar su orgullo y seguir un camino ético.

 

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