Enlace Judío México – “Hermanos y hermanas, miembros de las familias en duelo: Ustedes y nuestros queridos que cayeron son amados por el pueblo día con día, y especialmente hoy”.
Hace 70 años, en las batallas de la Guerra de la Independencia en Jerusalén, la ciudad asediada, cayó el sargento Moshé Israel Heiman Z”L. Como padre de familia, podía haberse librado del servicio militar y sin embargo eligió enfrentar día y noche el fuego del enemigo. Dijo: “No todos pueden a vivir 70 años, pero la patria debe subsistir para todos nosotros, para las próximas generaciones”. ֵMoshé Israel Heiman fue alcanzado por un proyectil jordano. Su nieto Moshé recibió su nombre. Moshé y su esposa Zohara, quien también recibió el nombre de la piloto Zohara Leviatov que cayó en la Guerra por la Independencia,educan a sus hijos con infinita devoción para nuestro Estado.
Hace cuatro años cayó su hijo, oficial de la Brigada de Paracaidistas, teniente Yuval Heiman, en la Operación Marguen Protector. La batalla en la que participó Yuval cerca del Kibutz Niram impidió un ataque terrorista a gran escala. El bisabuelo cayó en la Guerra por la Independencia y el nieto murió tres generaciones más tarde. En sus corazones, ambos sabían que sólo mediante la determinación contra nuestros enemigos y la disposición de pagar el precio de la lucha, nuestra existencia estará asegurada.
Nuestra justa lucha y el terrible dolor por la pérdida de nuestros seres queridos – un dolor que no tiene cura – coexisten entre sí.
Mi hermano Yoni Z”L expresó esa poderosa combinación en una carta dirigida a la viuda de un amigo suyo, mayor Amitai Nahmani quien murió en la Guerra de Yom Kipur. Yoni le escribió a Shula Nahmani: “Durante años nos hemos acostumbrado al precio que debemos pagar para poder vivir en nuestro país, sobre esta tierra. Intentamos construir un muro defensivo a nuestro alrededor para que nos ayude a aceptar las lagunas que se han creado a nuestro alrededor, a aceptar el hecho de que hay gente que dejaremos de llamarlos por su nombre, que hay amigos con los que no volveremos a caminar. Y con el vacío repentino que se ha creado con la muerte de Amitai el mecanismo de defensa por el que tanto trabajamos se hizo añicos. Sólo quedó el dolor. Poder y dolor, dolor y poder”.
Mi esposa y yo sentimos lo mismo esta última semana en encuentros desgarradores con las familias de los caídos, y en el evento “Canciones en su Memoria” que todos presenciamos ayer en la Knesset.
Anteriormente conversamos de corazón a corazón con los padres de los policías que murieron en el Monte del Templo el verano pasado, Kamil Shnaan y Hail Sitawe. La mano de los asesinos fue enviada a Kamil y Hail, queridos miembros de la comunidad drusa, que protegieron con su cuerpo a nuestra capital, Jerusalén y sus sitios sagrados. Los padres, Shaki y Afif, dijeron que estaban muy orgullosos de ser ciudadanos del Estado de Israel. Nos dijeron: “Aquellos que asesinaron a nuestros hijos quieren poner fin a nuestra existencia como Estado”. Y este país seguirá existiendo con la ayuda de Dios otros 7.000 años. Los que vinieron a matar no nos combatirán. Todos – judíos, drusos, cristianos, musulmanes, beduinos y circasianos – todos luchamos juntos contra los nidos del terrorismo que amenazan con destruirnos y juntos seguiremos combatiéndolos.
Ciudadanos de Israel, distinguidos invitados, esta semana, uno de hijos en duelo, un niño pequeño me preguntó: “Sr. primer ministro, ¿cómo decide enviar a soldados a la guerra? ¿En qué piensa en esos momentos?” Respondí: “Pienso en la seguridad del país y la de sus ciudadanos. Pienso en los soldados,y también pienso en ti, y en familias como la tuya que pueden pagar el precio más caro”. Pienso en mis compañeros de armas que murieron a mi lado, en Zohar Limik de Yehud, en Jaim Ben Yona del Kibutz Yechiam y en David Ben Hamo de Beer Sheva que murió en mis brazos.
Pienso siempre en el precio que pagamos y en cómo evitar pérdidas y al mismo tiempo sé que sin el heroísmo y el sacrificio de nuestros combatientes es imposible asegurar nuestra existencia.
En momentos decisivos debemos defender nuestra existencia con determinación, enfrentarnos como un muro disperso contra nuestros enemigos.
Gracias a 23,646 hombres y mujeres que murieron en las guerras de Israel, cuyos nombres se encuentran aquí, en este muro… gracias a ellos estamos aquí.
Deseo una recuperación completa a todos nuestros heridos. Me comprometo a continuar nuestros esfuerzos por el retorno a casa de nuestros rehenes y desaparecidos, de Oron Shaul y Hadar Goldin, de Avera Mengistu y del resto de nuestros desaparecidos.
Esta noche, cuando se inicien las celebraciones del 70 aniversario de la Independencia de Israel, levantaremos nuestras bandera nuevamente. Los hombres y las mujeres, nuestros seres queridos que cayeron estarán con nosotros. Siempre están con nosotros. Nos guiaremos con las luces de los muertos en las guerras de Israel y aspiraremos llegar a su estatura. Que su memoria sea bendecida para siempre.
Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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