Enlace Judío México.- A finales del S. XV y principios del S. XVI, el mantenimiento del lujo en el harén de los sultanes estaba en manos de judías sefardíes como Ester Jandalaí.
Topkapı Sarayı , el palacio de Topkapi, o literalmente ‘Palacio de la Puerta de los Cañones’ — por estar situado cerca de una puerta de ese nombre- empezó a ser usado como residencia de sultanes a finales del S XV. Además de residencia oficial del sultanato otomano, como sabemos, era la residencia del gran harén. Este misterioso lugar que encendía la imaginación occidental, era un territorio inaccesible -harén significa vedado- excepto para los eunucos y los sultanes, pero cuya logística estaba en manos de algo así como funcionarias palatinas, kiras, cuyo oficio era proveer de todo lo que necesitaran las inquilinas de esta especie de gineceo: madres y hermanas del sultán, esposas y odaliscas que eran servidas por los eunucos blancos y custodiadas por los eunucos negros; dicen que llegaron a ser unas trescientas en sus mejores tiempos, reclusas sin más mundo que el que veían asomadas al Cuerno de Oro entre jardines exuberantes y lo que en occidente denominaron lujo asiático.
Una de esas kiras, quizá la primera entre las hebreas, era Ester Jandalai, nacida en 1539 en el seno de una humilde familia que en su tiempo había llegado a Estambúl tras la expulsión de 1492. Casó con Elihau Jandalaí, con quien conoció el comercio de la bisutería y los afeites según las tradiciones antiguas con los ungüentos y las baratijas. Rondando la treintena , enviudó, y salió sola adelante sirviendo sus mercadurías al harén de Suleimán El Magnífico – y otros dos sultanes posteriores- convirtiéndose en una especie de agente exterior, o personal shopper que dirían algunos, para todas las mujeres que estaban recluidas sin remedio en el interior del harén.
Sedas y bordados , piedras preciosas, perfumes y abalorios, todo cuanto pudiera realzar sus encantos y ser escogida y quizás incluso caer embarazada del sultán. Pero además, en esta época, las mujeres más poderosas del harén, tenían una gran influencia política, propiciando encuentros diplomáticos al otro lado de las celosías que las encubrían e incluso haciendo tomar decisiones a los propios sultanes en su diván. Ester, por esta alianza con el poder, estaba exenta de pagar impuestos, cosa importante para sus compras y ganancias. Por no decir nada ya de su hijo, Moshé, que gracias a estas relaciones se había convertido en el jefe principal de los recaudadores de impuestos de Estanbúl.
Una de las más profundas relaciones que tuvo fue con la esposa del sultán Selim II, Nurbanu, para quien fue una especie de secretaria personal -en algunas fuentes incluso amantes. Algunas fuentes sostienen que esta esposa del sultán era de origen sefardí también y que su nombre de soltera fue Rajel Marié Nassi.
Ester amasó una gran fortuna y tuvo numerosas propiedades, pero su fortuna, como buena judía, no la usó para la ostentación, sino para sufragar ediciones de libros en hebreo y todo tipo de instituciones benéficas, en especial para los estudiantes. Tras el gran incendio, dio cobijo a todo el que no tuviera casa.
Su muerte, que no queda clara, tiene relación con un alto jerarca militar del imperio otomano que intentó sobornarla para medrar. Alguien inculpó a ambos y tanto ella como su hijo fueron asesinados el primer día de Pésaj del año 1600.
Su hijo pequeño, ya creció adoptado y convertido al Islam.
Fuente:sfarad.es
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