Enlace Judío México – Israel está decidido a expulsar a Irán de Siria, pero si se equivoca, Hezbolá y Hamas podrían ser lanzados al ruedo. Netanyahu está dispuesto a correr riesgos, al borde de las apuestas.
AMOS HAREL
El ataque a Siria atribuido a Israel el domingo por la noche, al menos el quinto desde septiembre, deja poco lugar a dudas. Israel está decidido a expulsar a Irán de Siria.
Tras el ataque anterior a la base aérea T4 cerca de Homs el 9 de abril, que dejó 14 muertos, incluidos siete miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, la República Islámica amenazó con fuertes represalias. El establishment de defensa israelí se ha preparado, aunque hasta ahora no ha sucedido nada. En cambio, se ha producido otro ataque contra los intereses de Irán en Siria.
Según informes sirios, el ataque contra sitios militares entre Hama y Alepo en el norte de Siria causó grandes explosiones: un medio informó que su intensidad fue similar a la de un pequeño terremoto, provocando decenas de muertos, aparentemente soldados sirios y militantes chiítas pro iraníes.
La semana pasada, la cadena de televisión CNN informó que agencias de espionaje estadounidenses e israelíes observaban de cerca los envíos de armas iraníes a Siria que podrían ser utilizadas para “saldar cuentas” con Israel. Aparentemente. el ataque del domingo por la noche apuntó contra un gran depósito de armas y a su vez, podría ser un intento de frustrar una posible respuesta iraní.
La confrontación con Irán en el norte de Israel es directa: Israel trazó una línea en la arena y está preparado para marcarla con fuerza. Dado que los iraníes se oponen tanto a la prohibición de Israel de su presencia como los medios que emplea, en ausencia de un mediador, este conflicto aún podría intensificarse.
En el último año, dos tendencias se han hecho evidentes en Oriente Medio: el campamento del presidente sirio Bashar Assad ganó la sangrienta guerra civil en Siria y Estados Unidos está reduciendo su presencia en la región. Incluso su reciente ataque punitivo contra el régimen de Assad se sintió como un gesto simbólico de despedida. Mientras tanto, otras dos tendencias están tomando forma: Israel se esfuerza por expulsar a Irán de Siria y Washington se prepara para una resolución de retirarse del acuerdo nuclear con Irán alrededor del 12 de mayo.
El gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu parece estar vinculado a estas dos últimas tendencias. La idea es que Irán se está conteniendo de reaccionar contra Israel por sus supuestas acciones en Siria, porque teme cometer un error que provoque la ira de Estados Unidos. Según ese enfoque, Trump podría responder a la escalada entre Irán e Israel e incluso podría abandonar el acuerdo nuclear antes. Más tarde, podría atacar los propios sitios nucleares iraníes (lo cual sería incalculablemente más doloroso que un ataque teórico israelí). Las autoridades de Teherán también se preocupan por diversas amenazas en el país, desde crisis financieras hasta tormentosas protestas. Aparentemente, la conclusión es que Israel puede continuar atacando a los iraníes en Siria a su antojo.
De hecho, EE.UU. se ha comportado de manera muy distinta en comparación con los días de Obama. El Secretario de Estado, Mike Pompeo, llegó a Israel luego de asumir el cargo y partió a Jordania justo antes de que surgieran los primeros informes de los ataques en Siria. Al mismo tiempo, Trump y Netanyahu hablaron por teléfono, al parecer también abordaron el tema de Irán. Esa es una clara respuesta de Washington a los vientos de guerra que soplan en Jerusalén. Uno podría pensar que si Pompeo permaneciera en Israel unas horas más, le hubiesen sugerido que se trepara a la cabina y disparara algunos misiles él mismo.
Mientras tanto, Netanyahu, está de un humor particularmente Trumpista, bastante diferente de su comportamiento normal. Su interés en los incidentes de seguridad es mucho mayor a su preocupación por las disputas políticas en la coalición. Está dispuesto a correr riesgos poco característicos, al borde de apostar. Inusualmente, el establishment de defensa está con él. A diferencia del dramático debate sobre un posible ataque a sitios nucleares en Irán a comienzos de la década, esta vez los líderes de la defensa israelí lideran una línea dura y agresiva con respecto a la presencia iraní en Siria.
La molesta pero necesaria pregunta de hoy es qué sucederá si falla una jugada israelí.
Es cierto que Irán no quiere molestar a EE.UU. en este momento. Está ocupado evitando presiones relacionadas con su programa nuclear y le preocupa exponer sus fuerzas a daños en Siria. Un conflicto en Siria tampoco sería adecuado para los rusos mientras se preparan para estabilizar el régimen de Assad.
Pero los cálculos de Israel podrían trastornarse si las llamas en Siria se salen de control, y si Irán decide, a diferencia de las evaluaciones, lanzar a Hezbolá a la conflagración tras las elecciones en Líbano programadas para el 6 de mayo.
Hezbolá ha adquirido una amplia experiencia de combate en Siria. Tiene un arsenal de más de 100.000 misiles y cohetes. Ciertamente no es más fuerte que el Ejército de Defensa de Israel, pero en caso de guerra, podría causar daños significativos en el frente doméstico de Israel, y el ejército pagaría un alto precio en los combates terrestres del Líbano.
Tal conflicto podría arrastrar a Hamas en Gaza, como lo advirtió el ministro de Defensa Avigdor Lieberman una y otra vez (parece haber una discrepancia entre los tonos confiados que emanan de Jerusalén, incluido el de Lieberman, en público, y sus verdaderos temores). Hasta ahora, Israel ha logrado establecer y mantener una coordinación con la fuerza aérea rusa para evitar fricciones sobre Siria. ¿Pero acaso Moscú no puede decidir que está harto de recibir órdenes de Jerusalén?
Israel tiene un propósito justificable en Siria. La presencia de Irán se está convirtiendo en un potencial peligroso que podría pesar sobre las FDI en el futuro. Aun así, hoy debemos preguntar: ¿Es posible alcanzar el objetivo de expulsar a todas las fuerzas iraníes de Siria, como parecen pensar el primer ministro, el ministro de defensa y el jefe del Estado Mayor? ¿Están teniendo en cuenta que las cosas pueden salir mal, hasta el punto de un conflicto más amplio que cobrará un precio mucho más alto? Hasta ahora no ha habido un verdadero debate público sobre el tema, ni ha surgido una disputa sobre la toma de decisiones políticas en el norte, ya sea en el gobierno, o entre los máximos jefes de seguridad.
Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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