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jueves 21 de noviembre de 2024

El secreto nazi del grupo Abba

Enlace Judío México.- Frida, la cantante morena del grupo Abba, nació de un plan de Himmler para purificar la raza. Fue uno de los veinte mil niños procreados para Hitler

Durante los años 70, fue un icono televisivo de la Europa que se empezaba a gestar. Anni-Frid (Frida) era la morena del cuarteto sueco, una chica pop de imborrable sonrisa que ganó el Festival de Eurovisión de 1974 con el tema Waterloo. Pero tras la estética de Abba -pantalones campana y melena beatle ellos, largas piernas desnudas y trajes de inspiración galáctica ellas-, Anni-Frid escondía una tragedia. Fue producto de un plan ideado por Himmler para emparejar a soldados nazis con mujeres noruegas de raza aria pura con el fin de mejorar la genética de sus descendientes.

Tras la disolución del cuarteto, Anni-Frid vivió muchos años recluida. Hoy un modelo viviente para las casi 12.000 personas que, como ella, nacieron durante la guerra, o poco después, de madres noruegas y padres alemanes. Muchas de ellas ya han cumplido 60 años.

Frida Langstad

La historia de Anni-Frid Lyngstad es representativa del sufrimiento de miles de noruegos. Tras su nacimiento en noviembre de 1945, producto de la unión de su madre, Synni Lyngstad, con el sargento alemán Alfred Haase, tanto la madre como la abuela de la niña fueron tachadas de traidoras y condenadas al ostracismo en una aldea del norte de Noruega.

Anni-Frid declaró a un periódico de Suecia que su madre murió cuando tenía dos años. Con el tiempo, la abuela decidió trasladarse a Suecia, para librarla del odio que había hacia los alemanes en aquel entonces. Vivieron como nómadas durante varios años y, aunque algunos fueron muy difíciles, recuerda su infancia como una época feliz.

La niña conoció su padre por casualidad, 30 años más tarde. El encuentro se produjo en Suecia, en casa de la cantante, propiciado por uno de los fundadores de Abba, entonces marido de Anni-Frid. El padre de la cantante, Alfred Haase, supo de su hija leyendo un artículo en la revista alemana Bravo.

Para él, descubrir que Anni-Frid era su hija, no sólo significaba que tenía otra hija, una chica famosa, sino que tendría que hablarle a su esposa de su relación con la madre de Anni-Frid. Según Alfred Haase, la relación con Synni, la madre de Anni-Frid, no fue una simple aventura. Tras reunirse con su hija, declaró al periódico noruego Dagbldet que estaban muy enamorados. Haase había contraído matrimonio antes de llegar a Noruega durante la guerra y su primer hijo nació en 1943.

De la reunión con su padre, la integrante de Abba dijo: «Es difícil… Pudo ser distinto si yo hubiera sido adolescente o una niña. En realidad, no puedo relacionarme con él y amarlo como habría hecho de haber estado a mi lado mientras crecía».

La organización que representa a los hijos de los soldados alemanes, fundada en 1999, la Krigsbarnforbundet Lebensborn, o Fuente de Vida, ha adoptado el nombre del plan dirigido por Heinrich Himmler, líder de las SS, para crear la raza superior.

La organización ha reclamado compensaciones por abusos y discriminación en los tribunales nacionales de Noruega. En su demanda, presentada por 122 personas, afirma que el Gobierno noruego de la época de la guerra -dirigido por el famoso Quisling- fue cómplice de un plan nazi cuyo objetivo era unir a alemanes con mujeres nórdicas, rubias y de ojos azules. El Gobierno noruego, por su parte, sostiene que el delito, de haberse cometido realmente, ya habría prescrito.

SECUELAS PSICOLÓGICAS
La mayoría de los niños del proyecto Lebensborn que permanecieron en Noruega hoy son inadaptados sociales. Pocos han recibido una educación apropiada u obtenido empleo. Es característico que sufran de depresiones y tengan baja estima.

Muchos han tenido dificultades para establecer relaciones o relacionarse con el mundo real, durante sus años de formación les llamaban ‘idiota alemán’, ‘maldito bastardo’, y les decían que no merecían estar vivos.

El calificativo «de padre alemán» se consideraba una acusación de peso, suficiente para enviar a los niños a hospitales psiquiátricos, donde muchos sufrían torturas y violaciones. Se les consideraba peligrosos por sus genes nazis, y capaces de organizar una quinta columna fascista.

Según testigos y documentos, el Ejército de Noruega, la Universidad de Oslo y la CIA llevaron a cabo pruebas de los efectos del LSD, de la mescalina y de otras substancias con estas personas.

Tras un silencio de 12 años, la cantante publicó su primer disco y se trasladó a Suiza en los años 80 donde se casó con el príncipe italiano Ruzzo Reuss en 1992. Trágicamente, su hija perdió la vida en un accidente de tráfico y su esposo murió de cáncer a los 49 años.

Niños Lebensborn. (Fuente: Código Nuevo)

El programa Lebensborn y el proyecto de selección racial nazi es uno de los asuntos más polémicos y discutidos de la Alemania nacionalsocialista

Parte de la tragedia se conoció cuando Frida Lyngstad, componente del grupo Abba y una de las más célebres niñas Lebensborn, decidió revelar su historia. Frida contaba cómo ella y su madre tuvieron que huir de su Noruega natal a Suecia para escapar de la persecución. Su único delito consistió en nacer en el lugar equivocado, en la época equivocada. Sin embargo, han tenido que vivir toda su vida con el estigma de ser considerados “los niños del nazismo”.

Investigando sobre la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas, la BDM o Liga de Muchachas Alemanas, uno tropieza con la historia de las chicas que ingresaron voluntarias en las maternidades Lebensborn para, según sus propias palabras, “ofrendarle un hijo al Reich”.

Sucedió a partir de 1940, en una segunda etapa de Lebensborn, un año después de comenzar la guerra y de que Heinrich Himmler mostrara su preocupación por la sangre aria que se perdería en los campos de batalla y apelara a la buena voluntad de las jóvenes militantes nacionalsocialistas que estuvieran solteras y en disposición de concebir, y quisieran hacer un servicio a la patria engendrando niños para entregárselos posteriormente al Estado.

A través de determinadas normativas internas de las SS y de programas como Mutter und Kind, Madre e hijo, se gestionó el ingreso de estas chicas en las maternidades de la red Lebensborn. Entre 1940 y 1945, casi 8.000 chicas ingresaron voluntarias en esas maternidades.

Noruegas voluntarias para los nazis. (Fuente: Taringa)

El programa Lebensborn siempre ha estado rodeado de una cortina de silencio. Durante más de setenta años, ha transitado entre la realidad y el mito, y ha resultado complicado para los investigadores desligar uno de otro.

Lebensborn e.V. fue un programa registrado de las SS, de corte eugenésico, nacido en 1935 en el marco de la Oficina de la Raza y Asentamientos, el más importante departamento de las SS para asuntos raciales. Partiendo de la maternidad de Heim Hochland, en las afueras de Múnich, inaugurada en 1936, la red Lebensborn llegó a disponer de once casas en los territorios de Alemania y Austria, ocho más en Noruega y otras tres en países occidentales bajo dominio de las tropas del Tercer Reich.

Lebensborn se circunscribía dentro del proyecto de “regeneración racial del cuerpo nacional alemán”, una de las bisectrices que componían el ideario racial nazi.

Esta regeneración intentaba devolver al pueblo alemán lo que ellos denominaban el “elemento nórdico perdido”, en su opinión, como consecuencia de las mezclas y de la desidia en política racial llevada a cabo por los gobiernos anteriores a la llegada del nazismo al poder.

Himmler llegó a definir esta restitución del elemento nórdico como parte de una guerra biológica. Para conseguir ese fin, todas las personas que formaban parte de Lebensborn tenían que pasar unas exigentes pruebas raciales, realizadas por anatomistas y antropólogos de la Oficina de la Raza. Lebensborn no permitía fisuras.

Lebensborn tuvo tres etapas diferenciadas: en un principio, fueron las mujeres de los altos oficiales de las SS quienes ingresaron en las maternidades. Allí, entre bosques, rodeadas de un ambiente bucólico, y tratadas por los mejores especialistas, las esposas de los oficiales pasaban su embarazo y la lactancia de sus niños.

Levensborn, fábrica de niños nazi. (Fuente: Cultura Colectiva)

Según la orden de compromisos y matrimonios de las SS de 1931, Himmler obligó a los miembros de las SS a tener al menos cuatro hijos, sin importar que estos fueran dentro o fuera del matrimonio. De esta manera, y siguiendo una directriz que llamaban de “obra social”, las maternidades se fueron llenando de jóvenes solteras embarazadas, admitidas siempre que pudieran demostrar los antecedentes arios de los hombres que las habían dejado en estado.

Tras el periodo de lactancia, las madres solteras entregaban sus hijos a Lebensborn y éste a su vez los daba en adopción a familias de las SS, en algunas ocasiones, para que pudieran cumplir su “cupo”. Estas chicas eran posteriormente recompensadas con trabajos administrativos, tales como telefonistas o secretarias, en departamentos locales de las SS.

La segunda etapa se produjo con la entrada de las jóvenes voluntarias de la BDM a partir de 1940. Aunque 8.000 chicas nos parezca hoy algo sorprendente, en su momento fue considerado un fracaso. Himmler y las SS pensaban que el número de jóvenes voluntarias sería muy superior. Esto provocó la tercera etapa de Lebensborn, la denominada “germanización”, la llegada a las maternidades de niños procedentes de Rusia, Ucrania, Polonia o Checoslovaquia, niños que los anatomistas y antropólogos de la Oficina de la Raza habían dictaminado que eran portadores del “elemento nórdico” buscado por los nazis para su regeneración racial y, que por lo tanto, eran racialmente válidos para ser adoptados por familias de las SS.

En aquellos momentos, las peticiones de adopción eran muy superiores a los niños que podía ofrecer la red Lebensborn. La forma en que estos niños llegaron a las maternidades ha levantado una gran controversia entre historiadores y expertos del nazismo, pero basta con decir que ni siquiera en el proceso de Núremberg se pudo dilucidar qué departamento de las SS, y de qué manera, se trasladaron estos niños a las maternidades de la red Lebensborn, ni el número real de niños involucrados en esta operación.

El concepto nazi de la maternidad estaba marcado por la raza y por un férreo control del Estado. En el nacionalsocialismo, la raza era el eje central de la ideología política, el centro nuclear de todo su pensamiento. Así, toda joven alemana en edad de procrear, que pudiera demostrar su pureza racial y estuviera libre de enfermedades hereditarias, no sólo tenía el derecho, sino la obligación de ser madre.

Lebensborn, los niños perfectos de Hitler. (Fuente: Dirty Mind Society)

Por el contrario, toda joven alemana que no pudiera demostrar su pureza racial o padeciese algún tipo de enfermedad hereditaria o deficiencia física o psíquica severa, sólo podía enfrentarse a dos escenarios: el aborto, si estaba embarazada, o la esterilización.

Por supuesto, todo esto estaba regulado por la ley: la Ley de Protección de la Sangre y el Honor Alemán de 1935, también conocida como “Leyes Raciales de Núremberg”, la Ley de la Salud Marital de 1935, la Ley para Prevención de Descendencia con Enfermedades Genéticas de julio de 1933, o la Ley de Esterilización Obligatoria del mismo año. De esta manera, convirtiéndose en Dios, el Estado nacionalsocialista decidía entre la vida y la muerte, entre qué mujeres podían procrear o no, entre qué niños debían de nacer o no nacer.

Y todo en base al criterio de la raza y la sangre y del derecho que éste le daba a la mujer de pertenecer o no al cuerpo nacional alemán.

Mientras el Estado nacionalsocialista fomentaba la natalidad con programas como Lebensborn, practicaba miles de abortos y esterilizaciones en masa en todas las mujeres consideradas racialmente no apropiadas. Esto, además de afectar a mujeres de razas denominadas “infrahumanas”, como la judía o la eslava, o a aquellas que hubieran violado las leyes raciales (parejas mixtas), se aplicaba también a aquellas mujeres consideradas una “amenaza biológica”, tales como las discapacitadas físicas o psíquicas severas.

Uno de los institutos Lebensborn a finales de la guerra. (Fuente: Antares Historia)

Durante el Tercer Reich se realizaron miles de abortos y esterilizaciones. En el proceso de Núremberg, se sentenció que más de 225.000 mujeres fueron esterilizadas, sólo en Alemania, en aplicación de la Ley de Esterilización Obligatoria.

A las chicas voluntarias de las maternidades de la red Lebensborn no sólo se les pedía ser racialmente adecuadas, además se les exigía una rendición absoluta de su alma y de su voluntad a las tesis de la ideología nacionalsocialista. Es por eso que la formación en materia racial que estas jóvenes recibían en las maternidades Lebensborn estaba muy por encima de la que se ofrecía en las Juventudes Hitlerianas o en la BDM.

En Alemania, terminada la guerra, tanto las madres como los niños Lebensborn fueron víctimas de la exclusión social. Muchas de las jóvenes Lebensborn cayeron en la marginalidad, el alcohol y las drogas. En pocos años, pasaron de ser “las doncellas arias” a “las zorras de los nazis”.

En el caso de los niños fue todavía más triste, porque la destrucción de casi toda la documentación relativa a Lebensborn por parte de los nazis dejó a la mayoría de ellos sin poder conocer sus auténticos orígenes.

En otros países ocupados todavía fue peor. En alguno de estos países, se consideró que las mujeres que habían mantenido relaciones con oficiales alemanes debían de ser consideradas retrasadas mentales, por lo que tanto ellas como sus hijos fueron internados en psiquiátricos. Hay testimonios de niños que cuentan cómo se les arrojó ácido encima del cuerpo para “arrancar su apestoso olor a nazi”.

El grupo musical Abba. Frida es la morena.

Parte de esta tragedia, la conocimos cuando Frida Lyngstad, componente del grupo Abba y una de las más célebres niñas Lebensborn, se decidió a revelar su historia. Frida contaba cómo ella y su madre tuvieron que huir de su Noruega natal a Suecia para escapar de la persecución y las humillaciones a las que fueron sometidas. En los años 70, Frida consiguió encontrar a su padre biológico, un sargento alemán llamado Alfred Haase.

En la actualidad, muchos de los niños Lebensborn se han unido en la asociación Lebensspuren, Huellas de Vida, como forma de apoyo mutuo, ayudándose en la búsqueda de sus orígenes y solicitando que se les restituya como víctimas del nacionalsocialismo. Su único delito consistió en nacer en el lugar equivocado, en la época equivocada. Sin embargo, han tenido que vivir toda su vida con el estigma de ser considerados “los niños del nazismo”.

El nacionalsocialismo fue un aviso de la Historia. Sin embargo, no está claro que hayamos conseguido captar ese aviso.

Fuentes: El Mundo y Religión en libertad

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