Enlace Judío México.- El Talmud (Pesajim 113b) afirma: Siete personas se hallan excomulgados por el tribunal celestial, uno de ello es quien no coloca los tefilín en su brazo y su cabeza, los tzitzit en sus ropas y la mezuzá en su puerta. Comentan los tosafot (s. XI-XII), que podemos inferir de esto que el hombre debe adquirir una prenda –de cuatro puntas- para colocarle los tzitzit y así cumplir con este precepto; similarmente el Talmud (Sota 14ª) nos dice que Moshé anhelaba ingresar en la tierra de Israel para dar cumplimiento a los preceptos que dependen de dicha tierra.
El Talmud (Menahot 41ª) nos dice que, cuando un ángel encontró a Rab Ketiná vestido con una prenda exenta de los tzitzit (sus vestidos carecían de cuatro puntas, como la mayoría de los nuestros por lo que estaban exentos de colocarles los tzitzit) lo reprendió exclamando: ¡Que será del precepto de los tzitzit! Le respondió Rab Ketiná ¿acaso vosotros –en el tribunal celestial- castigáis aún por anular pasivamente el cumplimiento de un precepto activo? (En su caso no abolía el precepto activamente sino simplemente por abstención). Y el ángel le respondió, sí, en momentos de enojo divino se castiga incluso la abstención en los preceptos positivos. Escribe el Mordeji cap. 941 sobre el citado Talmud que esto afecta sólo a aquellas personas que poseen una vestimenta de cuatro puntas (a la que debe colocar tzitzit) y busca todo tipo de artilugios para eximirse, por ejemplo redondea una de las puntas, etc. entonces es castigado por ello, como le dijera el ángel a Rab Ketina, que en momentos de enojo divino es castigada incluso la omisión del cumplimiento de un precepto.
Todo lo anterior era válido en aquellas épocas en las que acostumbraban vestir prendas de cuatro puntas, sin embargo en la actualidad, en que prendas de este tipo no son comunes, no existe ningún castigo si evita vestir un atuendo que no posee cuatro puntas y por lo tanto no coloca tzitziot, aún en momentos de enojo divino. De todas formas, es una actitud meritoria tratar de conseguir un atuendo de cuatro puntas para cumplir con el precepto de los tzitzit.
Como hemos inferido de lo escrito por el Mordeji arriba citado, en la actualidad en que no es común vestir prendas de cuatro puntas, y por lo tanto todas nuestras ropas se hallan exentas de la obligación de colocarles tzitzit, no nos hallamos en la obligación de buscar prendas que cuatro puntas para dar cumplimiento a tal precepto. Y así lo legisla Rambam (Leyes sobre los Tzitzit cap. 3 inc. 11): Aun cuando la persona no se halla obligado a adquirir una prenda de cuatro puntas para colocarle los tzitzit, de todas formas no es apropiado que el hombre piadoso se exima de este preciado precepto, sino tratará permanentemente de vestir una prenda a la que deba colocarle tzitzit para dar cumplimiento al precepto. Más aún es preciso guardar el precepto de los tzitzit en momentos de la tefilá, pues es considerado un oprobio para el erudito no portar una prenda con tzitzit en momentos de su rezo. En general el hombre debe ser muy escrupuloso con este precepto pues el versículo lo comparó a todos los demás preceptos, como está escrito: Y lo verán y recordarán todos los preceptos del Eterno y los cumplirán. Y así lo dictaminan el Tur y el Shulján Aruj (cap. 24).
El Talmud (Shabat 153ª) afirma: “En todo momento tus ropas serán blancas”, lo cual se refiere al precepto de los tzitzit. Y dice el Talmud Yerushalmí (Berajot cap. 1 inc. 2) que el hombre escrupuloso en este precepto amerita recibir la iluminación divina.
En la obra Sefer HaJasidim (Rabbí Yehuda Hasid z”l uno de los grandes comentaristas de las primeras épocas) cita un episodio ocurrido con un hombre al que un fallecido le dijo en sueños que moriría. En cierta ocasión lo apremió a que pronuncie el Vidui –confesión de los pecados-pues en poco tiempo moriría. Este hombre piadoso, ayunaba por cada sueño que tenía y dentro de su sueño pronunciaba el capítulo de Salmos que reza: A ti, Dios elevo mi alma, y posteriormente pronunciaba todo el Vidui en medio de llantos. Este hombre enfermó y se hallaba agonizando, cuando vio frente a él una nube que dibujaba la silueta de un hombre que cargaba una moneda de alta denominación, zehub; y la figura de otro hombre envuelto en sus tzitzit que le decía: Por el mérito que eres un joven que viste los tzitzit permanentemente y por el zehub que le entregaste a un erudito indigente, te han salvado de la muerte, inmediatamente comenzó a transpirar y se curó y se salvó del castigo.
Por ello, aún cuando no existe la obligación de vestir un talit catán bajo las ropas, es sumamente apropiado que cada persona realice sus mayores esfuerzos para cumplir este preciado precepto que equivale a todos los demás preceptos, y vista un talit catán bajo sus ropas. Es asimismo apropiado educar a los niños en el cumplimiento de este gran precepto y hacerles vestir un talit catán bajo sus ropas. La obra Eliá Rabá, escribe que es adecuado vestir a los niños con su talit catán a partir de los tres años y así hacerlo meritorio de posee un alma elevada.
Fuente: Breslev desde Shomron
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