Enlace Judío México.- Mientras yo alabo el esfuerzo de Eric Cohen para articular un programa para un conservadurismo judío, una característica clave de su programa me preocupa enormemente. Ese elemento no está en ninguno de sus componentes específicos (todos los cuales apoyo), sino más bien el hecho de que, como Yuval Levin señala perspicazmente, la propuesta de Cohen busca esencialmente introducir los tres capítulos principales del conservadurismo estadounidense en el judaísmo. Ya sabemos lo que pasa cuando tratamos de reforzar la identidad judía vinculándola a una ideología política occidental, ya que, como señala el propio Cohen, actualmente estamos presenciando los frutos desastrosos de un esfuerzo de décadas de hacer precisamente eso con el liberalismo.
EVELYN GORDON
Por supuesto, gran parte de los valores familiares del conservadurismo estadounidense y su énfasis en el Estado-nación es muy compatible con el judaísmo. Pero también lo son muchos de los aspectos del liberalismo, como su preocupación por los pobres o sus aspiraciones de perfeccionar el mundo. Y debido a que el judaísmo tiene aspectos tanto del liberalismo como del conservadurismo, nunca podrá ser totalmente compatible con cualquiera de ellos.
Así pues, si el conservadurismo judío se postula como una mera versión judía del conservadurismo estadounidense, en algún momento los conservadores judíos se verán obligados a elegir entre su judaísmo y su conservadurismo, al igual que los liberales judíos se han visto obligados a elegir entre el judaísmo y el liberalismo. Y si son responsables de hacer la misma elección por la que han optado muchos liberales judíos, eso permitiría que su ideología política supere al judaísmo porque su “ideología política se habrá convertido en su judaísmo”.
Para que un conservadurismo judío sea viable, debe estar construido desde el principio sobre las raíces judías y no sobre las occidentales. Y eso significa que no puede ser plenamente congruente con el conservadurismo americano: Se debe excluir algunas cosas que contiene el conservadurismo estadounidense e incluir algunas otras cosas de las que carece el conservadurismo estadounidense. Esto tendría la ventaja adicional de permitir a los judíos realizar una contribución única al conservadurismo estadounidense, al igual que los católicos han hecho aprovechando su tradición religiosa única.
Para dar un ejemplo: un conservadurismo judío debería centrarse mucho más en las obligaciones y deberes que en los derechos. Por desgracia, el conservadurismo estadounidense, como el liberalismo, se ha vuelto cada vez más centrado en los derechos.
Por supuesto, los derechos particulares que destacan a menudo los conservadores difieren de los que destacan los liberales (la libertad religiosa, por ejemplo, está ahora más defendida por los conservadores que por los liberales), pero el discurso basado en los derechos es el mismo. En consecuencia, casi todos derechos que los liberales pueden promover con éxito como un “derecho”, no tardan de hacer incursiones entre los conservadores, véase, por ejemplo, el aumento del apoyo conservador al matrimonio gay. Los deberes, por su parte, están dejándose cada vez de lado en el camino: los conservadores, actualmente, no se muestran muchos más ansiosos que los liberales en reactivar el deber de defender a la patria una vez que se han incorporado al proyecto universalista.
Es cierto que la noción misma de los derechos humanos se deriva de la declaración revolucionaria de la Biblia de que todos los hombres son creados a imagen de Dios. Sin embargo, la propia Biblia no habla de derechos para todos, de lo que habla es de “obligaciones”: obligaciones del hombre con Dios, obligaciones del hombre con sus semejantes, incluso obligaciones de Dios con el hombre. Y eso es así porque, en el fondo, el deber es una piedra angular en la construcción de una buena sociedad. Es imposible, por ejemplo, mantener familias fuertes sin padres que crean que tienen obligaciones para con sus hijos además de la de garantizarles su propio derecho a la libertad o a la autorrealización. Y es imposible mantener un Estado-nación sin ciudadanos que crean que tienen la obligación de defender a su país, que a veces, como en la guerra, triunfan sobre su derecho a la libertad o incluso la vida.
Como Yoram Hazony y Meir Soloveichik, me pregunto si cualquier conservadurismo judío podría en última instancia sobrevivir sin tener en su núcleo a Dios, la Biblia y la ley judía. Por lo menos, estas fuentes deben ser fundamentales para crear un conservadurismo judío, porque no existe otra fuente de contenido únicamente judío. Y si el conservadurismo judío es simplemente una réplica de la versión americana, será una garantía de su fracaso.
Fuente: SAFED-TZFAT-ZEFAT
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