El Tercer Mes
La entrega de la Torá se llevó a cabo en el mes del Siván –el tercer mes–. Como ésto era claramente parte del plan Divino, debe existir una relación importante entre el hecho y la fecha, entre la Torá y el tercer mes. El punto se hizo explícito en el Talmud: “Bendito sea el Misericordioso quién dio una Torá triple al pueblo triple a través de un tercero — nacido el tercer día en el tercer mes–.” La cifra tres es el motivo constante.
THELMA KIRSCH PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO
La Torá está en tres partes: Pentateuco, Profetas y Hagiografía (Torá, Neviim, Ketuvim).
Israel consiste de tres tipos de judíos; kohen, levita e israelita. Moisés nació tercero, después Miriam y Aaron. La Torá fue dada en el tercer mes, en el tercer día de la separación de los israelitas de sus esposas. ¿Por qué, entonces la cifra tres? Seguramente la Torá fue destinada a ser única y revelar la unidad de D-s. El número uno es lo que nosotros habríamos esperado.
El hecho principal del tercer mes fue la entrega de la Torá en sí misma. Los mandamientos, como tales, no fueron una revelación enteramente nueva. Habían existido mandamientos antes: Las siete Leyes de Noé, circuncisión y las cosas que fueron mandadas en el Marah. El Sinaí ciertamente cambió la naturaleza de una Mitzvah, pero la idea de una Mitzvah no era nueva. Pero la Torá sí lo era. Y la diferencia entre la Torá y los mandamientos es ésta: a través de una Mitzvah uno llega a ser anulado a la voluntad de D-s, como una “carroza ligera para su jinete.” Pero a través de la Torá llegamos a ser uno con D-s. Las dos cosas no son las mismas.
Una carroza no tiene otra voluntad sino la de su jinete, pero la carroza y el jinete no son uno. La innovación en el Sinaí fue radical –ahora el judío podía llegar a ser uno con D-os. Y si es así, debemos preguntarnos nuevamente:
¿Por qué es tres, no uno, su símbolo?
Dos Tipos de Unidad
El propósito de la entrega de la Torá fue en verdad la unidad. ¿Pero, qué es una verdadera unidad?
Cuando una persona reconoce lo Único entre muchos, entonces percibe la unidad en el medio de la diversidad. Si conoce solamente un tipo de existencia, no sabemos cuál será su respuesta cuando el descubra otro tipo. Tal vez el entonces dirá: Hay dos realidades, D-s y el mundo. Es solamente cuando ha enfrentado más de una forma de existencia y todavía mantiene que D-s es la única realidad que él ha visto que lo Único verdadero es D-s. Hay una analogía tradicional:
Si queremos saber cuán cerca está la unión entre un príncipe y su padre, el rey, no la descubriremos en el palacio sino solamente sacándolo de allí y colocándolo entre los hombres corrientes. Si él todavía se comporta como un príncipe, él es un hijo verdadero de su padre.
Así con un judío, no está dentro del santuario sino dentro de la diversidad del mundo que su sentido de la unidad de D-s se probó. Y él puede preservarla de dos maneras: Puede suprimir su conocimiento de otras cosas además de D-s, o puede estar plenamente enterado de otras cosas del mundo y en ellos descubre a D-s. Es lo último lo que representa la respuesta más profunda. La persona que suprime sus sentidos y cierra sus ojos a las maneras del mundo, cree que ellas forman algo aparte y en oposición a D-s, y deben mantenerse a una distancia. La unidad de su vida religiosa no es ni profunda ni segura.
Tres Etapas
Hay, como podemos ver, tres fases en el crecimiento hacia el sentido de la unidad de D-s y corresponden a los tres meses del Pésaj a Shavuot.
Nisán es el mes del Éxodo mismo, cuando D-s fue revelado a los israelitas. “Volaron” de Egipto, tanto literalmente y metafóricamente. Huyeron del conocimiento del mundo y se llenaron con la revelación de arriba.”
Su unidad fue del tipo de negar el mundo. D-s fue Único porque conocían solamente una cosa, porque el mundo había cesado de estar en sus ojos.
Iyar, el segundo mes, es el mes enteramente ligado con la estimación del Omer, y preparándonos nosotros mismos para los hechos venideros en Sinaí. Estamos conscientes de nosotros mismos y nuestro mundo como algo aparte de D-s el cual tenía que ser anulado. Como la carreta y su jinete, D-os y el mundo eran una voluntad, pero dos cosas. Siván, el tercer mes, era el tiempo cuando la Torá fue dada, cuando D-os y el mundo llegaron a ser una cosa. Este fue el momento de la unidad genuina, cuando lo que habían parecido dos cosas llegaron a ser una tercera, incluyendo y yendo más allá de ambas.
Lo Alto y lo Bajo
Es por esto que la Torá fue dada en el tercer mes. Porque, a través de cumplir un mandamiento borramos nuestra propia existencia, pero no somos todavía uno con D-os. La última unidad viene solamente a través (aprendizaje) de la Torá, cuando la mente del hombre y la voluntad de D-s se mezclan. Las dos llegan a ser una tercera cosa, una unidad completa. Es por esto que Moisés recibió la Torá en el Sinaí.
Los Sabios dijeron que el Monte Sinaí fue elegido porque era el más bajo (por ej., la más humilde) de las montañas. Pero si lo bajo era lo solicitado para la virtud, ¿por qué la Torá no fue revelada en una planicie o un valle? ¿Por qué el Sinaí representaba la fusión de dos opuestos, lo alto y lo bajo, D-s y el hombre? Y ésta es la importancia de la Torá.
Basado en Likutei Sijot, Vol. VII, pp 21-28
Además de la revelación en el desierto, hay dos hechos los cuales ocurrieron en Shavuot, a intervalos ampliamente separados de tiempo, principalmente las muertes de dos de las más grandes figuras en la historia. Esto sirve como un recordatorio para nosotros que la revelación no fue solamente un momento sino un proceso continuo; que las nuevas fases de la Torá infinitamente significativas han sido siempre reveladas en los momentos críticos de nuestro desarrollo religioso, y que el Sinaí planteó un desafío inmenso al pueblo judío al cual continuamos tratando de levantar.
Estas dos figuras se colocan en puntos claves en el desarrollo de esta respuesta, y así tienen una relación especial con Shavuot.
Tres Hechos
El hecho principal el cual Shavuot conmemora es, como decimos en las oraciones y el Kidush del día:
1- “El tiempo de la entrega de nuestra Torá “. Es el día de la revelación en el Sinaí. Después de muchas generaciones posteriores, otro hecho ocurrió en la misma fecha: La muerte del Rey David. Y dentro del espacio de la historia más reciente un tercer recuerdo se agregó a Shavuot: La muerte del Baal Shem Tov, el fundador del Jasidut.
Visto a la luz de la Providencia Divina, el acontecimiento de estos tres hechos en la misma fecha no es coincidencia. Es un signo de una relación interna entre ellos, es decir que la revelación inicial de la voz de D-s en el Sinaí fue traída hacia la expansión más grande por el Rey David y posteriormente por el Baal Shem Tov.
Representan tres cumbres en el despliegue continuo de la revelación Divina.
2.- El Encuentro del Cielo y la Tierra
El Midrash nos dice, acerca del nuevo estado de los asuntos traídos por la entrega de la Torá, que David dijo, “Aunque el Santo, Bendito sea El, decretó que ‘Los cielos son los cielos del Señor, pero la tierra Él la ha dado a los hijos de los hombres…’ cuando Él quiso dar la Torá, anuló el decreto inicial y dijo, los más bajos (mundos) ascenderán a lo más alto, y los más altos descenderán a lo más bajo. Y tomaré la iniciativa, como se dice, ‘Y El S-ñor descendió en el Monte Sinaí’ y (posteriormente) está escrito, ‘ Y a Moisés le dijo, sube hacia el S-ñor.”
Es importante que aunque el Midrash cita a D-os diciendo “Tomaré la iniciativa”, y aunque el descenso de D-os en realidad precedió la subida de Moisés, aún menciona el ascenso de los mundos más bajos antes del descenso de los más altos. Esto es porque el ascenso de lo bajo fue el propósito último de la entrega de la Torá, y el propósito último es el último en realizarse.
Aunque el ascenso de Moisés vino después del descenso de D-s, fue no obstante de importancia más grande. Pero el paso inicial de D-s fue necesitado de antemano, antes que el hombre pudiera subir a encontrarlo a Él.
3.- El Descenso de D-os
Lo que fue nuevo en el Sinaí fue el descenso de D-s al mundo (más bajo). Aunque habían habido revelaciones Divinas antes, especialmente a los Patriarcas, fueron hechos simplemente espirituales los cuales no entraron y afectaron la textura del mundo material. Pero cuando “D-s descendió en el Monte Sinaí,” el efecto se sintió dentro del mundo. En ese momento, dice el Midrash, “Ningún pájaro reclamó, ningún pájaro voló” y “la voz, la cual vino de D-s no tuvo eco “porque fue absorbida por la textura misma del mundo.” La Torá ya no estaba en el “cielo”. La palabra de D-s había descendido a la tierra. Solamente después hizo el trabajo de comenzar a refinar, santificar y elevar al mundo en ascenso espiritual. Esto fue la misión del pueblo judío, transformar el mundo en un recipiente receptivo de D-s. La posibilidad de este logro fue creado en el Sinaí; la realidad comenzó después.
Precisamente como el descenso de D-s comenzó con Abraham y culminó con Moisés, así el ascenso del mundo hacia D-s comenzó después de la entrega de la Torá y alcanzó su clímax con David y Salomón, su hijo, quién al construir el Templo llevó al pueblo judío a una nueva cima en su ascenso hacia arriba.
El Ascenso del Hombre
El lazo entre un rey y sus súbditos es diferente y más profundo que ese entre un maestro y sus alumnos. Un alumno posee mucho de lo que posee el maestro, pero él tiene una vida fuera de la sala de clases. El rey, sin embargo, mantiene el dominio sobre cada aspecto del ser de su súbdito. Así el castigo para un israelita desobedeciendo a un rey de Israel es la muerte -aún si la orden en cuestión tiene, a primera vista, ninguna relación con el campo propio de autoridad del rey–; si, por ejemplo, él dice, “Vaya a tal y tal lugar,” o, “No deje su casa”. La razón es que esa majestad es absoluta, su dominio ilimitado y el todo de la vida del súbdito está ligado a esto.
Esto, por supuesto, es un tipo especial de monarquía. Porque la obediencia absoluta del pueblo a su rey descansa a su vez en la obediencia absoluta del rey a D-os, el Rey de los Reyes. Y así es que a través del intermediario de la majestad, Israel tiene una obediencia a D-os la cual es tanto total y extendiéndose a cada aspecto de su ser.
Así podemos ver la diferencia entre la aceptación de la Torá en el Sinaí y la obediencia a D-s implicada en la idea de majestad.
La revelación en el Sinaí fue un acto de D-s: “Tomaré la iniciativa.” No vino desde dentro de los corazones del pueblo. Y así no afectó su ser entero absolutamente. Pero la majestad no viene del pueblo –su obediencia es la fuente de la autoridad del rey-
La misma idea de la elevación del hombre y el mundo puede encontrarse en el Templo, otro monumento de David. Existió una diferencia entre el Templo y el Tabernáculo (Mishkán) los cuales los israelitas llevaron con ellos al desierto.
Los lugares donde el Mishkan descansó no llegaron a ser permanentemente santos. Cuando el Mishkan partió, así lo hizo su santidad. Pero el sitio del Templo permanece suelo sagrado después de la destrucción de los Templos. Tanto en el Tabernáculo y en el Templo estuvo la presencia interior de D-s; pero solamente en el último hizo esta presencia permanentemente santificar y elevar la tierra en la cual estaba.
Haciendo La Conexión
¿Qué es la Torá? ¿Un libro de leyes? ¿Pero cuáles son estas leyes? ¿Mandatos simples de lo Infinito, todos conociendo a D-s hasta el hombre infinitesimal, ignorante? Sí. Pero a otro nivel, ellos son más que ésto. Éste es un punto originado por los dos significados del nombre de la parte de la Torá en la cual aparecen: Tzav. Tzav significa ‘Mandato’. Expresa un Mandato de D-s acerca de la donación de las ofrendas en el Santuario, relacionado con el concepto general de entregar Caridad. Pero Tzav tiene también otro significado: “Conectar”. Expresa la idea que las leyes de D-os establecen una conexión entre lo individual y D-os.
La enseñanza mística judía señala el punto que esta conexión no puede ser tomada por concedida. D-s es Infinito, más allá de todas las definiciones y categorías. En comparación con D-s el cosmos entero es más pequeño que una partícula de polvo; es como nada. Y si el vasto cosmos es en sí mismo como nada en relación con D-s, ¿cuál es la importancia de un hombre o mujer humana pequeña, frágil?
Sin embargo, D-s entrega las leyes de la Torá a seres humanos frágiles. El mismo hecho que D-s ha emitido un mandato a la persona imparte un sentido de significado a la vida de esa persona. Él o ella está ahora relacionada con D-s, unido con Él por una instrucción Divina.
El Lubavitcher Rebe señala que esta conexión está allí aún si la persona no realmente cumple la instrucción. Como los Sabios lo expresaron, “aunque él pecó, él es un judío”. El hecho que los 613 Mandamientos en la Torá están dirigidos al individuo, le da a esa persona un papel y propósito importante. Por supuesto, este papel se cumple adecuadamente por la observancia de los mandamientos. Aún si la persona todavía no los observa no ha perdido su papel en el sistema: él tiene una conexión, aunque una negativa.
El próximo paso, por supuesto, es transformar lo negativo en positivo. En verdad, cuando llega a un mandato tal como Caridad, en el cual uno tiene que dar algo, todos necesitamos estímulo. Los Sabios nos dicen que esta es la fuerza de la palabra Tzav a comienzos de la parte de la Torá: darnos estímulo a través de las generaciones. El estímulo es el conocimiento que a través de este mandato de la Torá nosotros estamos verdaderamente conectados con D-s.
El Propósito de los Mandamientos
El Midrash hace una declaración sorprendente: la primera palabra de los Diez Mandamientos está en idioma Egipcio.
Los Diez Mandamientos son el resumen de la Torá entera. Fueron escuchados de D-s por el pueblo judío entero. El primer Mandamiento,
“Yo soy D-s, tu D-s, quién te sacó de la tierra de Egipto” es la declaración básica de nuestra relación especial con el Infinito. La primera palabra, Anoji, significa “Yo”: D-s hablando de Él mismo, y comunicándose con nosotros.
El Midrash es intrigante. Dice esta primera palabra Anoji es Egipcia, porque D-s quería hablar con nosotros en el idioma que habíamos aprendido mientras estuvimos en Egipto. Esto nos dice algo acerca de la naturaleza de la Torá y de ser un judío. D-s no quiere relacionarnos solamente con el nivel sagrado, espiritual de nuestras vidas, representado por el hebreo, el idioma santo. Él quiere alcanzar la dimensión terrenal “egipcia” también. No deberíamos tratar de pretender que no tenemos este aspecto más inferior. Más bien, deberíamos tratar de elevarlo, y transformarlo en algo santo.
D-s nos ayuda en esta tarea: hay enseñanzas judías acerca de cada aspecto de la vida, incluyendo lo más básico. Las Mitzvot (Mandamientos) nos conectan con D-s en cada nivel de nuestro ser. Por esta razón Anoji, la primera palabra de los Diez Mandamientos, está en egipcio: alcanza a lo egipcio dentro de nosotros y lo transforma en un judío.
Punto de Encuentro
Los Sabios nos dicen que cada alma judía que alguna vez nació estuvo presente en la Entrega de la Torá. Esto incluye cada persona simple quien pudiera alguna vez llegar a ser un prosélito del judaísmo. Fue un momento de encuentro del pueblo judío entero: y un encuentro del pueblo judío entero con D-s.
El reconocimiento de D-s, el cual fue experimentado en el Sinaí, permanece en el corazón de cada judío, y es la chispa de su identidad judía.
Además, durante sus cuarenta días y noches en el Monte Sinaí, la Torá entera fue revelada a Moisés. Los Sabios nos dicen que “Cada idea nueva la cual sería alguna vez sugerida por un erudito en discusión con su profesor — fue dicha a Moisés en el Sinaí”.
Sinaí fue por lo tanto el último punto de encuentro de D-s, el pueblo judío entero y la Torá. El Zohar establece: “¡D-s, el pueblo judío y la Torá- son Uno!”.
La Unidad del Pueblo Judío
¿Qué es la festividad de Shavuot? ¿Las alegrías del pastel de queso? O el comienzo verdadero del pueblo judío…
Shavuot celebra la Entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Este fue en verdad el comienzo de nuestra plena identidad como judíos, y el pueblo judío entero estuvo presente. Evidentemente, cada individuo vivo en el tiempo estaba allí. ¿Quién podría perderse este hecho fenomenal? Pero también, los Rabinos nos dicen, las almas de todos los judíos quiénes alguna vez nacieron, incluyendo todos los conversos futuros al judaísmo, estuvieron presentes.
La Entrega de la Torá es la expresión de una unión la cual une a todos los judíos quiénes han vivido alguna vez o vivirán. Por esta razón quiénes estaban viviendo en el tiempo de Moisés estuvieron inspirados por una atmósfera de paz, unidad y amor fraternal tan pronto como vinieron a la región del Sinaí. Ésta fue la preparación de la Entrega de la Torá unos pocos días después.
El Zohar dice: “D-os, el pueblo judío y la Torá son uno”. La Torá es el lazo. Ésto significa que desde el Sinaí hacia delante, cada pensamiento, palabra o acción en cumplimiento de la Torá es tanto una conexión con D-s como un lazo con todos los otros judíos. Cada vez que cumplimos una Mitzvá (Mandamiento) estamos por lo tanto uniéndonos con el Creador y también expresando la unidad interna y eterna del pueblo judío.
La Torá entera
En Shavuot se celebra el día cuando el pueblo judío escuchó los Diez Mandamientos. Fue un momento de conciencia total en la Presencia de D-s, con el conocimiento que cada paso en nuestras vidas diarias debería estar en armonía con esa Unión eterna y Divina.
Las diez declaraciones de los Diez Mandamientos se refieren tanto a las leyes entre el hombre y D-s (tal como el Shabat) y leyes entre el hombre y el hombre (tal como “no robar”). Las leyes concernientes a la acción, con respecto al habla (no tomes mi Nombre en vano) y aún con respecto al pensamiento y sentimiento (“no codicies aquello pertenece a otro”). La función de los Diez Mandamientos es ser un resumen de la Torá entera: los Sabios señalan que el texto de los Mandamientos tiene 613 letras, dando a entender todas los 613 Mitzvot.
Después, Moisés ascendió al Monte Sinaí y estuvo allí durante cuarenta días y cuarenta noches, ni comiendo ni durmiendo, más allá del tiempo. Aprendió cada aspecto de la Torá con todos sus niveles de aplicación. Esto incluyó todos los detalles de los 613 Mitzvot y cómo serían aplicados en la guía de la Torá a través de todas las edades.
Posteriormente Moisés comenzó a impartir su conocimiento a Yoshúa y a los mayores, un proceso el cual continuó a través de los cuarenta años en el desierto. En éste, estaba transmitiendo su conocimiento inspirado en la Torá entera. Transformó a sus alumnos, de tal manera que ellos, tal como él, tuviesen el poder de transmitir la Torá en su integridad a través de las generaciones en una cadena ininterrumpida.
¿Por qué comemos pastel de queso y otros alimentos lácteos en Shavuot?
Una respuesta es: la Torá se compara a la leche, de la misma manera que la leche sostiene totalmente a un niño joven, suministrándole todas las vitaminas y proteínas que él o ella necesite, así la Torá provee la guía total acerca de cómo vivir. En cualquier situación que podamos estar, ya sea en la edad de la reverencia larga o del microchip, la Torá nos entrega consejo total, guía y dirección en nuestras vidas.
Ley, Verdad y Paz.
El pueblo del Libro
Nos llaman “El Pueblo del Libro” por nuestra devoción legendaria a éste. Por ley, se nos requiere seguir expresándola, en cada momento libre del día y la noche. Cuando nace un niño, le deseamos a sus padres, “Pueda que tenga el mérito de criarlo con la Torá.” Por miles de años, el estudio de la Torá ha sido la ocupación de la vida del judío y su manifestación más alta de logro.
Para el judío, la Torá no es nada menos que la base y objetivo de toda la existencia. En las palabras del Midrash, “D-os puso una condición con el trabajo de la creación: si el pueblo de Israel acepta la Torá, tú existirás; si no, volverás al caos y a la nada.”
“El mundo está sostenido por tres cosas,” dice Raban Shimon ben Gamliel en Ética de los Padres. “Ley, verdad y paz”. “Nuestros próximos tres ensayos examinan estos tres aspectos y funciones de la Torá: La Verdad, tanto en sus formas relativas y absolutas, es el tema del apartado que toma ese nombre; La Paz define la Torá como el factor armonizante en la diversidad de la creación, de ese modo explicando la asociación especial de la Torá con el número”3”. La Ley analiza las “limitaciones” las cuales son un código de conducta para imponerse sobre el espíritu del hombre que se resiste a la unión.
Observando que la Torá fue estudiada y practicada por muchas generaciones antes del Sinaí, los próximos dos ensayos se dirigen a la cuestión de lo que fue exactamente “entregado” a nosotros en la Entrega de la Torá. La Conjunción de lo Físico y lo Espiritual nos habla de un decreto Divino que había dictado la naturaleza de la realidad durante 25 siglos; Bienes Raíces describe una batalla legal librada en el cielo sobre la reubicación de la Torá de su ambiente natural.
Las Matemáticas del Matrimonio exploran todavía otra dimensión de la Torá — la Torá como el vehículo de la relación entre D-s y el hombre–. Si y No relaciona las leyes positivas y negativas de la Torá con la arquitectura positiva/negativa de nuestro mundo e incluye el progreso de nuestro matrimonio con D-s desde sus comienzos sinaicos hasta la madurez mesiánica.
El Plano
La Torá fue entregada para hacer la paz en el mundo.
El mundo –un caos de diversidad y aparente aleatoreidad–. Aquí y allí podemos observar parches de cohesividad, comunidades y sistemas dirigidos por una unanimidad de propósito. Pero en general, el mundo parece una confusión de elementos, fuerzas, especies, naciones e individuos, cada uno con su propia naturaleza y agenda. Sabemos que debe existir algo que los mantiene unidos, sabemos que, bajo todo esto, estamos todos en el mismo carro dirigidos hacia una meta común. Pero en la superficie, parecemos destinados al conflicto, como cada uno persigue sus aspiraciones individuales.
¡Si solamente pudiéramos de algún modo conseguir el plano maestro del gran proyecto de la existencia! ¡Si solamente pudiéramos leer la mente del Creador para discernir Su intención en la creación de los rasgos especiales de cada criatura y sus tendencias! ¡Si solamente tuviéramos una visión del “tercer elemento” de la creación, una visión que incorpore todas las cosas creadas como las partes componentes de un organismo simple!
Si tuviéramos ese plano, no tendríamos ya que luchar para forzar algún tipo de equilibrio entre deseos individuales a fin de impedir que el mundo se desgarre. Si tuviéramos ese plano, no existiría necesidad de armonizar diferencias en nombre de la paz, ya que la búsqueda adecuadamente guiada de las diferencias de cada entidad resultaría en la materialización de la armonía esencial que es la causa fundamental de todo.
La Torá, entregada en una agitación de tres, es ese proyecto. La Torá establece los hechos y los no hechos de la vida, no como una represión en la libertad del individuo, sino como la descripción de las luchas más profundas y verdaderas de cada hombre. Perfila la manera en la cual cada elemento de la creación se desarrollará y utilizará, no como un programa para cambiarlos, sino a fin de sacarlos a la luz de su esencia innata y de su función.
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