Enlace Judío México.- La Torá oral, explicada de maestro a alumno, es la interpretación que nuestros sabios dan a los mandamientos. D-os permitió que su voluntad se filtrara a través del intelecto de aquellos que estudian sus mitzvot.
MARCOS GOJMAN
Cuando se terminó de compilar la Biblia, nuestro Tanaj, el judaísmo entró en una nueva era. Los judíos ya no tenían que depender de los profetas para conocer la palabra de D-os. Ahora tenían la Torá escrita y los rabinos y los estudiosos interpretaban su significado. A estas interpretaciones se les llamó Torá she balpé, la Torá oral. El judaísmo ortodoxo sostiene que esa Torá oral se la dio D-os a Moisés al mismo tiempo que le daba la Torá escrita. Las ramas no ortodoxas del judaísmo opinan diferente, pues consideran que la Torá oral es el trabajo de interpretación constante de muchas generaciones de sabios. Con todo, la necesidad de legitimar las nuevas interpretaciones, tengan o no origen divino, quedó plasmada en el primer versículo de Pirkei Avot (1:1) que dice: “Moisés recibió la Torá en Sinaí, se la transmitió a Yehoshua, y Yehoshua a los ancianos, los ancianos a los profetas, y los profetas a los miembros de la Gran Asamblea”.
La Torá oral representa aquellas leyes, estatutos e interpretaciones legales que no fueron registradas en los cinco libros de Moisés, la Torá escrita. Según la tradición, la Torá oral se transmitió de boca en boca por una cadena ininterrumpida de generaciones de sabios, hasta que finalmente sus contenidos se empezaron a poner por escrito, después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 EC, cuando el judaísmo se enfrentó a una amenaza existencial. En el año 200 de nuestra era, Rabí Yehuda Hanasi decidió editar todas estas interpretaciones de los rabinos en lo que conocemos como la Mishná.
Esa primera recopilación de las interpretaciones de los rabinos no terminó con la constante discusión entre los estudiosos. Nuestros sabios se seguían cuestionando, por ejemplo: ¿Qué quiere decir cuidar el Shabat? ¿Qué si se puede hacer y qué no? Varios siglos después de haberse editado la Mishná, se compilaron más interpretaciones, en lo que conocemos como la Guemará. Ambas, Mishná y Guemará forman el Talmud, la Torá Oral.
La Torá oral, explicada de maestro a alumno, es la interpretación que nuestros sabios dan a los mandamientos. D-os permitió que su voluntad se filtrara a través del intelecto de aquellos que estudian sus mitzvot. Y esos diálogos, esas conversaciones, no solo han grabado los mandamientos divinos, sino también la continua respuesta de los hombres. A los rabinos les encantaba discutir entre ellos y llegaron a especializarse en los detalles más pequeños y minuciosos. Por eso, la labor de seguir interpretando no ha terminado. No es de extrañarse que la gente admire más a estos estudiosos que a los mismos profetas bíblicos. Los profetas repetían lo que habían escuchado, los estudiosos demostraban la belleza de combinar la sabiduría humana con las palabras de D-os. Una sabiduría que evoluciona constantemente, pues se transmite de maestro a alumno.
Bibliografía: “Understanding Judaism7 del Rabino Benjamin Blech y otras fuentes.
Fuente: alreguelajat.com
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