Sionismo y la brecha entre los judíos de EE.UU. e Israel

¿Cuándo nos damos cuenta nosotros los judíos que Israel es descabellado? Un manifestante frente a la Casa Blanca durante la conferencia anual de AIPAC en Washington el 26 de marzo de 2017. Samuel Corum / Agencia Anadolu / Getty Images.

Enlace Judío México.- Un efecto secundario inquietante de la empresa sionista es que 70 años después de la creación del Estado de Israel, ha crecido una brecha entre los israelíes y la diáspora, impulsada por la culpa y las presunciones de superioridad moral. La raíz del problema es que muchos judíos estadounidenses se sienten incómodos con el poder.

DR. ASAF ROMIROWSKY

En la Palestina del Mandato Británico, los judíos comenzaron a acumular poder, económico, político y militar, lo que hizo que otros judíos cuestionaran inmediatamente la empresa misma. Viejos tropos antisemitas pasaron a primer plano, como la noción de que un estado judío se basaría en la “explotación” o incluso en la “dominación mundial” sionista. La perspectiva de un estado judío generó hostilidad no judía y, entre una minoría judía, sentimientos de culpa. Décadas antes de que se fundara el estado, Judah Magnes dijo ansiosamente: “No es solo el fin que para Israel debe ser deseable, sino que, lo que es de igual importancia, los medios deben concebirse y manifestarse con limpieza“.

Pero ningún estado tiene o podría alcanzar ese nivel deseado de pureza, particularmente uno rodeado de enemigos implacables. La impotencia era la situación preferida, incluso la ideal, y el desarraigo que la acompañaba.

Un siglo después de Balfour, la fuerza de su declaración se basa en la comprensión política de que los judíos son realmente una nación. El sionismo es, por lo tanto, el nacionalismo judío en su forma más pura.

Sin embargo, hoy en día, la palabra sionismo es única. Ningún otro término para un movimiento nacional evoca una reacción tan visceral. Ninguna otra palabra ha sido infamemente definida en las Naciones Unidas como “una forma de racismo y discriminación racial” por una coalición de racistas dirigidos por la Unión Soviética, como ocurrió en 1975.

Ningún otro movimiento nacional tiene un movimiento global de boicot contra él que se posicione en un pedestal moral y se esfuerce por reescribir la historia y controlar la definición del sionismo mismo.

Una de las consecuencias más perniciosas del movimiento BDS es la brecha que se ha forjado entre Israel y los liberales estadounidenses, incluidos los judíos estadounidenses liberales. La implacable apropiación indebida de los derechos humanos y el discurso antirracista, las difamaciones sobre la “depuración étnica” y el “genocidio” israelí y los amargos ataques ad hominem contra los israelíes, sus partidarios internacionales y el propio proceso de paz han afectado gravemente al discurso civil estadounidense.

Judíos e israelíes ahora son llamados a demostrar su “fibra moral” usando su propia identidad judía como un vehículo para cuestionar a Israel y su legitimidad. Más perverso es el uso del judaísmo para hacer súplicas apasionadas por la causa palestina y la afirmación de que el judaísmo se basa de alguna manera en las creencias pro-palestinas como un valor “progresivo“. Para los judíos de la extrema izquierda, como para los palestinos árabes, los acontecimientos de 1948 son el pecado original.

Visto a través de un prisma colonialista, las potencias occidentales implantaron un estado judío en Medio Oriente para controlar la región. Los judíos, la verdadera población indígena, son presentados como doblemente ilegítimos. La apatía judía, la ignorancia religiosa y la sustitución deliberada de la “justicia social” por la liturgia tradicional judía explican el declive y muestran el peligro de colocar la antipatía hacia el estado judío de Israel en el centro de las creencias religiosas.

Históricamente, desde antes de 1948 hasta el final de la Guerra de los Seis Días en 1967, hubo una apreciación de Israel, no solo como el cumplimiento del antiguo anhelo de retorno, sino también como un refugio. Después del Holocausto, la amenaza de aniquilación se entendió como real. Además, el sionismo era visto como parte integrante de la identidad judía estadounidense, especialmente en los años previos a 1967. No había contradicción entre ser un estadounidense liberal y un judío.

El juez Louis Brandeis expresó esto bien:

Que ningún estadounidense imagine que el sionismo es incompatible con el patriotismo … No hay inconsistencia entre la lealtad a Estados Unidos y la lealtad a los judíos. El espíritu judío, el producto de nuestra religión y experiencias, es esencialmente moderno y esencialmente estadounidense … De hecho, la lealtad a Estados Unidos exige más bien que cada judío estadounidense se convierta en un sionista. Porque solo a través del efecto ennoblecedor de su esfuerzo podremos desarrollar lo mejor que hay en nosotros y otorgarle a este país el beneficio completo de nuestra gran herencia.

Albert Einstein tuvo un aprecio similar por el sionismo y el Estado judío:

El sionismo surge de un motivo aún más profundo que el sufrimiento judío. Tiene sus raíces en la tradición espiritual judía, cuyo mantenimiento y desarrollo fue para los judíos la razón de ser de su comunidad. En el restablecimiento de la nación judía en el antiguo hogar de la raza, donde los valores espirituales judíos podrían desarrollarse nuevamente en una atmósfera judía, los representantes más ilustrados de la individualidad judía ven el preliminar esencial para la regeneración de la raza y el entorno libre de su creatividad espiritual.

Tanto Brandeis como Einstein entendieron claramente la necesidad de mantener e incorporar el sionismo dentro de su identidad judía, aun no estando de acuerdo con ciertas políticas del Estado de Israel y su liderazgo.

El sionismo de 1948-1967 no es el sionismo de 2018; cada generación necesita encontrar su propia forma de sionismo. Pero eliminar el sionismo en nombre del judaísmo niega la historia judía en lugar de abrazarla y recordarla. Como afirmó correctamente Yigal Allon, “el sionismo es, en resumen, el esfuerzo constante e implacable por realizar la visión nacional y universal de los profetas de Israel“.

Muchos de los problemas que enfrenta Israel a los 70 se manifiestan en la comunidad judía, sobre todo una falsa distinción entre antisemitismo y antisionismo. Al final del día, debe entenderse que el odio a Israel ya no puede separarse del odio a los judíos, incluso por los propios judíos.

Fuente: Besa Center – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.