Enlace Judío México.- El discurso del Secretario de Estado de los Estados Unidos Mike Pompeo el lunes puso fin a la negociación. Washington ahora ha declarado oficialmente la guerra a Irán con el arma de las sanciones económicas, que no solo ejercen presión sobre el régimen, sino que constituyen una amenaza para su existencia.
ABDULRAHMAN AL-RASHED
Decenas de empresas europeas han rechazado los incentivos iraníes para permanecer en el país por temor a la administración de Donald Trump, que ha amenazado con prohibirle a todos aquel que no deje de comerciar con Irán en los próximos 180 días negociar con el mercado estadounidense.
Total, la compañía de energía francesa, ha detenido su proyecto de gas iraní. El titular de la empresa italiana Eni informó a la administración de la empresa que cerró sus oficinas en Teherán y detuvo las operaciones de exploración de petróleo y gas. Airbus había firmado un acuerdo para la venta de 100 aviones a Irán, pero solo tres habían sido entregados en virtud del acuerdo histórico cuando la compañía anunció su cancelación. Otras compañías importantes, como el gigante alemán Siemens, la siderúrgica italiana Danieli y la compañía naviera Maersk, también han reducido su participación en Irán.
¿Por qué las empresas europeas se sienten asustadas? En pocas palabras, todos ellos tienen mayor relación con EE.UU., e incluso quienes no tienen intereses en el mercado estadounidense entienden que privar a Irán de negociar con el dólar lo expondría a la bancarrota.
La finalización del contrato de Total es una prueba de que los políticos europeos no dictan las decisiones a sus empresas y no podrán enfrentarse a Washington.
Los gobiernos europeos no han podido proteger los contratos de sus compañías, a pesar de que prometieron que seguirían tratando económicamente con Irán de acuerdo con los términos del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), es decir, el acuerdo nuclear con Teherán. Casi todas las grandes compañías que han cerrado acuerdos con Irán se están retirando rápidamente a pesar de las posibles pérdidas por su salida.
El fin del contrato de Total, que es muy importante para la industria iraní del petróleo y el gas, y en el que el régimen se basó en gran medida, es una prueba de que los políticos europeos no dictan decisiones a sus empresas y no podrán hacer frente a Washington. Teherán también fracasará por completo en su confrontación con los Estados Unidos.
Total fue uno de los primeros beneficiarios del acuerdo nuclear iraní con Occidente ya que, en 2015, consiguió un contrato para desarrollar la fase 11 del campo de gas South Pars, por valor de aproximadamente $ 5 mil millones. Un alto funcionario de la compañía dijo en ese momento que no necesitaba la aprobación de EE.UU. para comenzar el trato. Sin embargo, tras la advertencia del presidente Trump en noviembre de no negociar con Irán, la compañía francesa se retractó, cerró sus oficinas en Teherán, abrió una oficina en Washington para coordinar con las autoridades estadounidenses y finalmente anunció la semana pasada que se retiraría de Irán si no pudiera asegurar una exención de las sanciones de los EE.UU.
¿Cuál es el poder y la autoridad que Washington tiene sobre las empresas europeas? Bueno, el mercado estadounidense se estima en $ 19 billones y su comercio anual con Europa es de aproximadamente $ 700 mil millones, por lo que las ofertas de Irán parecen pequeñas en comparación. Además, las autoridades de los Estados Unidos pueden aplicar castigos severos, por ejemplo, obligaron al banco francés BNP a pagar $ 8.900 millones en multas por transacciones ilícitas con Irán.
Por esta razón, los esfuerzos de los gobiernos alemán y francés para desafiar a Estados Unidos y mantener intacto el acuerdo nuclear iraní serán casi imposibles de lograr debido a las actitudes de ambos lados: Trump no se doblegará y el Líder Supremo de Irán, Ali Khamenei, no cambiará sus políticas ni retrocederá de los conflictos.
Irán pronto se dará cuenta de que, aunque los políticos europeos quieren el acuerdo, no pueden pagarlo porque las manos de sus compañías están atadas.
En consecuencia, los líderes de Irán deben haber entendido que el acuerdo estaba muerto en el momento en que Barack Obama abandonó la Casa Blanca y Trump asumió el cargo. Sin embargo, en lugar de lidiar con la nueva realidad y revertir sus cálculos erróneos, Teherán ha estado corriendo en todas las direcciones, a Bruselas, Moscú, Pekín y Nueva Delhi, pero no ha logrado compensar sus pérdidas ni encontrar alternativas. Está fallando militarmente en Siria, políticamente en Iraq y sufriendo pérdidas en Yemen, y las pérdidas son mayores dentro de Irán mismo.
Fuente: Arab News – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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