Enlace Judío México.- El “libelo de sangre” (‘alilat dam) también llamado “acusaciones de sangre”, eran imputaciones falsas y supersticiosas contra los judíos, culpándolos de asesinar y sacrificar ritualmente a los niños cristianos para obtener su sangre y amasar con ella las matsot (el pan ázimo, sin levadura, que se consume durante la fiesta de Pésaj) y otros alimentos rituales.
Durante siglos los libelos de sangre fueron, desafortunadamente, muy comunes. Si se encontraba el cuerpo muerto de un gentil (especialmente un niño) y no habían testigos directos del crimen, los judíos eran inmediatamente acusados y usados como chivos expiatorios, especialmente si el caso ocurría cerca de la fiesta de Pésaj.
RAV YOSEF BITTON
La acusación en sí, que los judíos usaban la sangre de los gentiles para hornear su matsot, era absolutamente ridícula y absurda. Este es quizás el más escandaloso ejemplo de la demonización irracional que sufrimos los judíos durante siglos. No importaba cuánto insistieran los judíos en explicar que nuestra Torá no nos permite consumir sangre, ni siquiera sangre animal, y que cuando comemos carne debemos primero salarla durante media hora y remojarla para extraer la sangre. O que los judíos somos tan meticulosos con este tema que si se encuentra una pequeña gotita de sangre en la yema de un huevo, este no puede se consumido.
A pesar de todas estas verificables explicaciones, muchos antisemitas difundieron deliberadamente el rumor de la existencia de un ritual secreto en el que los judíos usaban la sangre de los cristianos para hornear las Matsot.… y lo que seguía a estas acusaciones eran progroms contra los barrios judíos.
Varios historiadores explicaron que estas ridículas imputaciones eran fácilmente aceptadas por las masas porque le ofrecían la gran excusa que necesitaban para perseguir a los judíos, matarlos, saquearlos, y robarles su dinero y sus propiedades. Probablemente el libelo de sangre más famoso en la historia moderna fue el “Libelo de Damasco” en 1840. Cuando un sacerdote franciscano, el padre Tomas, desapareció y los judíos fueron acusados por las autoridades francesas de haberlo asesinado para consumir su sangre. Esta acusación trajo torturas, muertes y toda clase de abusos hacia la comunidad judía de Damasco por parte de los gentiles.
Las súplicas de la desesperada comunidad judía de Siria para que los influyentes países europeos intervengan, fueron ignoradas por los británicos y los franceses. Varios lideres comunitarios y rabinos fueron torturados por las autoridades turcas de Damasco, quienes aprovecharon la oportunidad para confiscar bienes y tomar por la fuerza las posesiones de las familias más afluentes de la comunidad. El libelo de Damasco tuvo consecuencias devastadoras para la población judía local…
Unos pocos años más tarde, el 13 de Siván del año 1853 en la ciudad de Alepo, se evitó un libelo de sangre justo a tiempo. Si bien no hay mucha documentación en este caso como en el caso del libelo de Damasco, la versión más conocida es que en esa fecha el cuerpo muerto de un niño, que murió o fue asesinado en dudosas circunstancias, fue “plantado” por un grupo de gentiles en la casa del panadero judío a la medianoche. El plan era llegar por la mañana con la policía y acusar al panadero de un asesinato ritual, comenzar disturbios, saquear la comunidad, etc. Un panadero judío era el objetivo perfecto para esta acusación, ya que se lo culparía de “usar la sangre cristiana para preparar matzot, vino u otros alimentos rituales. Milagrosamente, el panadero (llamado Musa, Moshé en árabe) se despertó en el medio de esa noche. Descubrió el cuerpo, comprendió la amenaza potencial y se deshizo de él. Cuando las autoridades llegaron por la mañana no pudieron encontrar nada. El panadero informó a los rabinos de la ciudad lo que había sucedido y los rabinos dijeron que HaShem, en Su misericordia, había salvado a la comunidad judía de Alepo de una terrible tragedia e instituyeron que el 13 de Sivan sea recordado como “Nes Musán” (El milagro que sucedió a través de Musa) y en recuerdo a este milagro, se saltea la recitación del Viduy (confesión) lo cual es un acto significativo de celebración litúrgica.
(La otra explicación de por qué viduy no se dice en este día es que en la Diáspora, los días de tashlumim para Shabu’ot terminan el 13 de Sivan, no el 12).
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