Enlace Judío México.- Cuando Yosef Hadad se incorporó a la Brigada Golani, hubo quienes en Nazaret le escupieron y lo llamaron “traidor”. Luego, cuando fue herido de gravedad en el Líbano, sus amigos se burlaron del camino que eligió. Pero Hadad está convencido de que sinceramente, ellos y muchos otros querrían hacer lo mismo, sólo que no tienen el coraje. Hoy dirige una organización que anima a los árabes cristianos a alistarse en el ejército o el servicio nacional, no teme a la confrontación con diputados de la Lista (Árabe) Conjunta aun cuando le cueste una lluvia de maldiciones
ASAF GABOR
Primeras horas de la mañana del diez de agosto de 2006, cuatro días antes del alto el fuego que pondrá fin a la Segunda Guerra del Líbano. Yosef Hadad, el sargento primero del 51º batallón Golani, se refugia con amigos en la ciudad de Bint-G’biil después de limpiarla de terroristas de Hezbolá. A su alrededor se oyen tiros todo el tiempo, de vez en cuando acompañados de sonidos de explosiones más fuertes. Sin embargo, los soldados logran “despejarse”, como define Hadad, cayendo fácilmente en el sueño, mientras tratan de no perder por completo la vigilancia. Sus pensamientos corren por delante: en dos meses se libera, a continuación, América del Sur o la India.
Al alba, los sueños son interrumpidos por un informe lacónico que suena en el aparato de comunicaciones, y luego una orden. Un tanque recibe disparos de un misil Cornet de Hezbolá, hay que evacuar al personal de inmediato. La adrenalina invade el cuerpo. Los soldados del Batallón 51 galopan hacia la posición que les dieron, y evacuan a los heridos del tanque. Hadad y otros tres cargan al comandante en una camilla. “Estaba todo quemado, no dejaba de gritar del dolor por las quemaduras. Todavía puedo cerrar los ojos y oír esos gritos. El sol ya había salido, sus dolores sólo aumentaban. Nos dieron un punto donde nos recogería un helicóptero, levantamos la camilla y empezamos a correr“.
Alrededor de nosotros, disparos por todas partes. Hadad y sus amigos corren al helicóptero, dejan la camilla y regresan a la casa donde pasaron la noche. Las instrucciones eran atrincherarse en el sitio, y luego penetrar en Bint-G’biil, la ciudad donde el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, dio su famoso “discurso tela de araña”, convirtiéndola en un punto estratégico incluso moralmente.
“Estábamos regresando al bloque. Eran alrededor de las ocho de la mañana, y me detuve un momento. Oí mis propios jadeos de correr, y luego una fuerte explosión. Volé por el aire unos metros y caí boca abajo. Me di cuenta de que sangraba en la cara. Me dispararon un misil. Lo primero que pensé fue mi madre -…. qué le puedo decir, cómo decirle que fui herido en la guerra, me di la vuelta de espalda, entonces me di cuenta de la gravedad de la lesión, tenía amputada la pierna, llamé para pedir ayuda, y el médico llegó y se quedó petrificado. El humo se disipó, la sangre brotaba de mi cara y yo lloraba sin parar. El comandante de la compañía le dio un fuerte golpe al médico en el casco, que lo sacó de la conmoción y entonces comenzó a funcionar“.
El nombre de Yosef Hadad (32) no revela que es un cristiano árabe, y su hebreo fluido no está acompañado de un atisbo de acento que pueda dar fe de pertenecer al sector. Su hoja de vida, como soldado de combate herido en la guerra, podría abrirle muchas puertas en el camino hacia una carrera cómoda, pero sus ambiciones son diferentes. Recientemente fundó la asociación “Garantes mutuos“, que tiene como objetivo aumentar el número de reclutas para el ejército y el servicio nacional del público árabe, acompañar a los reclutas y hacer frente a los problemas del sector.
“Antes de la lesión, cuando volvía a casa con arma y uniforme, las reacciones de los amigos eran mixtas“, dice. “Algunos me apoyaban y creían que yo estaba abriendo camino a otros, otros me dijeron incluso que me había vuelto loco. En la calle a veces me escupían, maldecían y gritaban ‘traidor’. Pero esto sucedió hace más de diez años. Hoy sin duda se siente un cambio, miles de árabes hacen el servicio nacional, y también muchos más se alistan en las FDI“.
Por otro lado, la cuestión de la autodeterminación entre los miembros del sector árabe dificulta que los judíos los acepten. Parece que muchos de ellos no han decidido si son árabes israelíes o palestinos.
“Es cierto que hay una crisis de identidad, pero la voz fuerte en la que se centran los israelíes judíos, la que dice que los árabes se identifican como palestinos, no es representativa. Ahí hay una generalización. Entre los árabes israelíes gran parte de la población se opone a esta declaración. Puede incluir a los cristianos, los circasianos, los drusos y los beduinos. Por encima de todo, creo que la población árabe y la judía deben avanzar, comprender que siempre vivirán juntos aquí. Es fuerza mayor. Nosotros en la organización decimos que para ocuparnos de nuestro sector, debemos querer establecer una empresa conjunta“.
La familia de Hadad vino de Siria a Jesh, Gush Halav, donde nació su abuelo. Los padres de Yosef se mudaron a la ciudad de Nazaret, y él también vive allí. Su contacto personal con los judíos, dice, surgió principalmente a través del equipo de fútbol en el que jugó. Cuando cumplió 18 años quiso enrolarse como ellos en las FDI – una ambición poco común entre el sector, exentos del servicio. Y no simplemente alistarse: Hadad insistió precisamente en la Brigada Golani. “Quisieron enviarme a todo tipo de unidades, pero les dejé bien claro – o Golani, o me vuelvo a casa. Tres meses después, contactaron y me convocaron. Yo era la persona más feliz“.
¿Cómo respondió tu familia al camino que elegiste?
“Mis padres me dieron una educación liberal democrática, y por eso respetaron mi decisión. Mi hermana mayor, por cierto, pensó en ser voluntaria para el Servicio Nacional, pero al final cedió. Mi hermana menor hizo el Servicio Nacional, y mi hermano menor, que ahora tiene 18 años, se lo está pensando. Como mínimo irá al servicio nacional, pero no sé si se alistará en el ejército, porque mi madre ya sufrió bastante cuando fui herido“.
Fuente: Makor Rishon – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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