Enlace Judío México.- Las profundas divisiones dentro de Europa presentan posibilidades únicas para Washington y Jerusalén.
DANIEL KRYGIER
Contraintuitivamente, la Europa occidental liberal es suave con Irán y Hamás y hostil hacia el Israel democrático, mientras que los países del antiguo bloque soviético se han convertido en los principales partidarios de Israel.
El esperado viaje del Primer Ministro Benjamin Netanyahu a París y Berlín volverá a exponer la falla ideológica que cada vez más divide a Europa tanto en asuntos europeos como en las políticas relacionadas con Oriente Medio. La mudanza de la embajada de Estados Unidos a la capital de Israel, Jerusalén, las tensiones en el borde de Gaza y el acuerdo nuclear de Irán han dividido esencialmente al continente europeo en dos bandos.
Francia, Alemania, Gran Bretaña y la dirección de la Unión Europea (UE) se opusieron a la decisión del presidente Trump de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén. París, Berlín, Londres y Bruselas también son firmes defensores del acuerdo nuclear de Irán y severos críticos de que Israel se defienda contra la agresión de Hamás en la frontera con Gaza. La mayoría de los países de Europa Occidental pertenecen a este campo ideológico europeo.
La otra Europa está compuesta por países que simpatizan más con EE.UU. y con Israel. Este grupo incluye a Austria y ex estados de Europa del Este como Polonia, Hungría, República Checa y Rumania. A diferencia de Francia y Alemania, estos países no se opusieron al traslado de la embajada estadounidense a Jerusalén y muchos de ellos se encuentran en varias etapas de potencial traslado de sus propias embajadas a la capital de Israel.
Estos países desafiaron el boicot de la UE a la apertura de la embajada de EE.UU. en Jerusalén enviando a sus diplomáticos al evento. Esto llevó al régimen de Abbas a llamar a sus representantes de varios de los países mencionados.
Países como la República Checa y Hungría han expresado mucho más entendimiento sobre la necesidad de Israel de defender sus fronteras soberanas contra la agresión de Hamás.
La marcada división entre las democracias establecidas de Europa Occidental y las nuevas democracias de Europa del Este también es evidente con respecto al acuerdo con Irán. A diferencia de París, Londres y Berlín que apoyan el acuerdo con Irán, en gran medida basado en intereses comerciales, Europa del Este está mucho más interesada en mantener sus cruciales relaciones comerciales con EE.UU.
Los dos campos europeos diferentes también están en desacuerdo sobre el futuro del continente europeo. Si bien gran parte de la élite política de Europa occidental apoya un ethos post-nacional y post-cristiano, la mayor parte de Europa oriental y central todavía adoptan sus identidades nacionales y su herencia cristiana. La actual crisis de migrantes musulmanes en Europa solo ha exacerbado estas divisiones ideológicas agudas dentro de Europa.
En un giro irónico de la historia, las democracias occidentales establecidas apoyan un acuerdo peligrosamente defectuoso con un régimen iraní despótico y a las organizaciones terroristas Hamás y la OLP contra la única democracia de Medio Oriente en asuntos como Jerusalén y la violencia en la frontera de Gaza.
En contraste, los países de Europa del Este que no hace mucho tiempo estuvieron gobernados por un brutal régimen totalitario son los que defienden al Israel democrático.
¿Qué explica esta divergencia ideológica?
Tal vez los polacos, los checos, los húngaros, los rumanos y los eslovacos, muchos de los cuales lucharon activamente para librarse del gobierno soviético, tienen muchas más probabilidades de valorar sus libertades recién ganadas que sus vecinos de Europa occidental.
También son mucho más conscientes de cuán precaria es una sociedad libre y cuán fácil es caer en el despotismo.
Como poblaciones con conocimiento de primera mano de la dinámica de la mentalidad despótica, los europeos orientales son mucho más escépticos cuando se trata de Irán o Hamás.
La gente que vive en las democracias occidentales, en cambio, tienden a dar por sentada la libertad. Pocos han experimentado el totalitarismo directamente, y son menos conscientes de su buena suerte. También son ajenos al hecho de que la mayoría de las personas en el mundo no comparten sus valores occidentales y, de hecho, son verdaderamente hostiles hacia estos valores.
Es poco probable que el primer ministro Benjamin Netanyahu logre convencer a París y Berlín de que abandonen su apoyo al acuerdo con Irán. Sin embargo, las profundas divisiones dentro de Europa presentan posibilidades únicas para que Washington y Jerusalén fortalezcan los lazos existentes y establezcan nuevas relaciones con los aliados europeos.
Fuente: World Israel News – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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