Enlace Judío México –El 24 de mayo, la Comunidad Sefaradí y J-AMLAT México presentaron a Gaby Lasky, judía mexicana abogada, defensora de Derechos Humanos y activista política, defensora de la joven palestina, Ahed Tamimi, de 16 años, quien pateó y abofeteó a un soldado de las FDI en su pueblo de Nebi Saleh en Cisjordania, mientras la grababa un familiar. La moderadora del evento fue la analista política y columnista del diario Excelsior, Esther Shabot.
Gaby Lasky hizo “Aliá” a los 15 años y reside en Israel. Es miembro del partido Meretz y del Consejo Municipal de Tel Aviv. Fue directora de Shalom Ajshav y durante más de una década ha defendido a israelíes y palestinos ante tribunales militares.
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Aunque sus opiniones son polémicas, quisimos darlas a conocer en nuestro medio, para mostrar la pluralidad de opiniones que caracteriza la sociedad israelí.
SU TRAYECTORIA
“Yo me fui de México a los 15 años, realmente una niña. Llegar acá y que la gente quiera venir a oírme es algo que todavía no lo tengo muy claro. Acá es algo muy especial y emotivo.
Me crié en una familia sionista y estudié en la escuela Tarbut hasta la secundaria y después me fui. Estuve involucrada en las Tnuot, en Maccabi Hatzair. Llegué a Israel y fui shomerista ahí, y terminé la escuela en Israel. Estudié Historia del Arte, Antropología y Sociología, yo pensé que iba a regresar a México a ser antropóloga del arte.
Cuando estaba en la universidad empecé a trabajar en la Knéset como asistente parlamentaria de un miembro de Meretz que era el presidente del Comité de Ley y de Constitución, y empecé a entender que por medio de la ley se pueden cambiar muchas cosas para mejorar el mundo.
Así decidí irme a estudiar leyes, sabiendo concretamente que quería ser abogada de Derechos Humanos. Y a eso es a lo que me he dedicado toda la vida. Sobre todo hago cosas de derecho a la manifestación y derecho de libre expresión. Así defiendo a todos los manifestantes en Israel, tanto a los etíopes cuando se manifestaron, o a las marchas sociales, como las del 2011. Defiendo tanto a activistas israelíes y palestinos, o personas de ámbitos internacionales que marchan en favor del ambiente o en contra de la ocupación. Eso es a lo que me dedico todos los días”.
EL PARTIDO MERETZ
“Yo entré al partido al ingresar a la universidad, y es el partido, podríamos decir, socialdemócrata de Israel. Estuvimos en el gobierno de Rabin, con ministros de Educación, de Comunicación y de la Aliá. Somos un partido que quiere estar en el poder, no somos una perpetua oposición, pero ya por muchos años, casi 20, de que estamos en la oposición. Somos un partido pro-paz, pro-Derechos Humanos, progresista y liberal.
Aunque hoy en día la postura de este gobierno y de la derecha quiera decir que somos muy radicales, yo no creo que lo seamos, yo digo que somos realmente los protagonistas del sionismo hertzliano y como está fundado en el Acta de Independencia de Israel. Nos están tratando de poner como un partido de traidores, y yo creo realmente que nosotros representamos un amor patriota a Israel, cumpliendo con el Acta de Independencia como lo firmó Ben Gurión y todas las otras personas cuando establecieron el Estado de Israel en 1948″.
¿SE HA IDO REFORMULANDO EL CONCEPTO DEL SIONISMO?
“Sí. Es muy interesante lo que preguntas. El sionismo como nosotros lo entendemos es que Israel es el hogar, la casa, la nación del Pueblo Judío. Y eso lo hemos logrado y todavía tenemos que luchar para tener fronteras seguras, para mantener la existencia de Israel. Y yo creo que una parte importante del sionismo es que todavía queremos seguir aspirando al Tikun Olam, que seamos realmente el Pueblo Elegido. No en el sentido de que podamos hacer lo que queramos, sino que tenemos siempre que ser un ejemplo para nosotros y para los demás. Es más difícil ser un pueblo así, y creo que esa es nuestra tarea.
Lo que ha cambiado es desde la Guerra de los Seis Días de 1967, después de la ocupación. Se ha estado llevando a cabo una colonización de los territorios ocupados y está transformándose el sionismo: sólo el que está de acuerdo con mantener esos territorios ocupados, es un sionista; y aquellos que están en contra y que quieren llegar a un fin del conflicto, que involucre el regresar parte de los territorios ocupados, se ha convertido en un traidor.
La trayectoria del sionismo ha estado cambiando y están poniendo al sionismo fuera de las fronteras del Estado de Israel que se creó en 1948 con el voto de la ONU. Eso yo lo veo como un gran peligro para la permanencia del Estado de Israel como lo conocemos. Es algo como lo del libro “The March of Folly” de Barbara W. Tuchman, de cómo las cosas van caminando que llegan hasta la destrucción.
Creo que el cambio que le han puesto a qué es sionista es muy peligroso, que finalmente nos va a llevar a un lugar en el que no vamos a tener ni al Estado de Israel ni a los territorios ocupados, como un país que sea el hogar de los judíos”.
DEFENSORA DE AHED TAMIMI, QUIEN PATEÓ Y ABOFETEÓ A UN SOLDADO ISRAELÍ
“Tenemos que acordarnos todo el tiempo de que el Estado de Israel existe y trata de ser un país igualitario para todos los ciudadanos que viven ahí. Cuando hablamos de los territorios ocupados, ahí es donde están todas las anomalías. Porque habiendo una ocupación, lo que rige ahí es la ley militar, no es una ley civil. La ley militar es lo que rige a todos los actos de una persona en su vida cotidiana.
Si un palestino comete un delito o un acto de seguridad, es llevado a un juzgado militar donde rige la ley militar. Mientras tanto, los gobiernos, sobre todo de derecha pero también de izquierda, han traído a colonos dentro de los territorios ocupados. Los colonos, viviendo en territorio ocupado, la ley que les tendría que regir sería la militar porque es la ley del lugar. Pero lo que ha pasado es que si un colono comete un acto o un delito en los territorios ocupados, han hecho una táctica legal de que la ley que va a regir ese acto es la ley israelí, como si hubiera llevado a cabo ese acto dentro de Israel.
Si tenemos a dos niños, uno palestino y uno colono que se tiran piedras uno al otro dentro de los territorios ocupados en el mismo lugar, los dos son agarrados por la Policía y son llevados a la misma estación dentro de los territorios ocupados. Pero en el momento en que están ahí, dos leyes diferentes van a regir lo que va a pasar. Al niño palestino lo pueden dejar ahí, según la ley militar, por 48 horas y lo pueden extender hasta por 96 horas antes de traerlo enfrente de un juez. Al niño israelí lo tienen que llevar delante de un juez a las 12 horas de ser arrestado. Ahí hay una diferencia extraordinaria. Hasta en Israel a un mayor de edad lo tienen que llevar a un juzgado a las 24 horas de haberlo arrestado, pero al niño palestino, aunque tenga 14 años, lo pueden dejar ahí 96 horas sin llevarlo a un juzgado. Un niño israelí debe de tener a su padre durante la interrogación, mientras que los palestinos no. Los menores israelíes tienen muchas posibilidades de liberarse y hay una trabajadora social que ve su caso, mientras que los palestinos carecen de ello.
Estamos viendo una realidad que para mi es muy difícil decir: ¿Cómo se llama una realidad donde dos personas cometen el mismo acto pero 2 diferentes reglas legales van a regir su acto? Eso se llama “apartheid”. Cuando tenemos dos leyes diferentes que las impones según la nacionalidad de la persona o la etnicidad de la persona ante el mismo acto. Es muy difícil oírlo, pero yo no he encontrado otra manera de explicarlo. Hay que ver las cosas como son para poder cambiarlas”.
COLONOS Y PALESTINOS ANTE LA LEY
“Yo le llevé a la corte varios ejemplos legales de colonos mayores de edad que habían abofeteado a soldados en Hebrón y otros lugares, y después de que los habían llevado a la Policía, les dejaron libres. No les presentaron cargos, ni los dejaron presos.
Siempre tenemos que buscar las razones de las cosas. ¿Cuál es la razón de la existencia de una corte militar? Es infundir una ley que perpetúe la ocupación. No podemos decir que una corte militar que juzga al ocupado es una corte que quiera impartir justicia.
De acuerdo a la ley, los colonos también pueden ser llevados a la corte militar, porque también es una ley que los rige a ellos, pero se ha escogido siempre llevarlos a la corte dentro de Israel para que no tengan que presentarse ante una ley militar, que es mucho más difícil, más dura, menos considerada con los Derechos Humanos o de los presos, etc.
En Israel tenemos una ley de menores de edad que es muy avanzada, toma mucho en cuenta la necesidad del menor y siempre ve cómo podemos hacer que el menor sea protegido. Pero eso no ha pasado a la ley militar y no juzgan así a los niños en los territorios ocupados”.
EN DEFENSA DE LOS REFUGIADOS AFRICANOS EN ISRAEL
“Creo que de todos los que estamos aquí presentes, nuestros padres o abuelos fueron refugiados y llegaron a México, que nos abrió las puertas. Porque en otros lugares como en EE.UU., las puertas les fueron cerradas. Nosotros como el Pueblo Judío sabemos cuál es la importancia de que cuando alguien está en exilio de su tierra, como los habitantes de Sudán o Eritrea, y que llegan a pedir exilio en el país judío, yo creo que tenemos una magna responsabilidad de decir, “Los aceptamos”.
Hay como 35 o 36 mil refugiados o que buscan asilo en Israel. ¿Cuál es el problema? Porque Israel es un país de ya 8 millones de personas ¿Por qué no puede mantener, hasta que se calmen las cosas en Sudán o Eritrea, a 36 mil refugiados? Que obviamente pueden ir a trabajar en los trabajos que los judíos ya no quieren hacer, pueden trabajar en la agricultura, o en otros lados. Este gobierno ha decidido que los quiere echar de Israel.
Mi compañera de Meretz, Michal Rozin, estuvo en África para saber qué futuro podrían tener esas personas si llegaban a África. Este gobierno decidió hacer una ley que estableció que, si los refugiados no salían de Israel, los podía encarcelar por 3 años sin juicio. Israel sacó un dineral para hacer una cárcel especial para estas personas en el Néguev.
Nosotros las organizaciones de Derechos Humanos fuimos a la Corte Suprema de Justicia y esta dijo que era una ley inconstitucional. No puedes tener una persona 3 años encarcelada porque vino a buscar asilo y no quiere salir a un futuro peligroso donde puede morir.
Después de esta decisión, el gobierno hizo una nueva ley para dejarlos 1 año encarcelados. Fuimos otra vez ante la Corte Suprema de Justicia y otra vez le dijo al gobierno que era una ley inconstitucional, que no pueden mantener en prisión a una persona que no tiene ningún problema de seguridad, que no las pueden dejar así. Y volvió a anular la ley.
Esta problemática ha causado también una división en la sociedad israelí. Los que que los quieren echar y los que decimos que primero tienen que checar sus papeles. Israel ha verificado los papeles de 50 de esos 36 mil. Si hay algunos que van a buscar trabajo, es otra cosa; pero si hay otras personas que sí están refugiados, que sí salieron perseguidos, pues entonces los tenemos que refugiar.
Yo soy concejal en el municipio de Tel Aviv, y casi todos los refugiados viven en el sur de la ciudad, creando, sí, problemas para la gente que vive ahí, porque el Estado no los deja trabajar. Y si no los deja trabajar, hay cuestiones de pobreza, prostitución, etc. Nosotros decimos: déjenlos salir a trabajar, que se esparzan por Israel, son jóvenes, quieren trabajar, quieren ganarse la vida. Y todos dicen, “En el momento que ya no haya guerra, regreso”. O harán un Chinatown en Israel. La diversidad es positiva. Nosotros como judíos sabemos que hablamos de 70 caras de la Torá. Nos gusta la diversidad y el pluralismo, y aceptar y ayudar a la gente.
Pero el electorado de Netanyahu está en contra de los refugiados. Y hasta la ministra de Cultura, ha estado dentro de manifestaciones diciendo que estos refugiados “son un cáncer en la sociedad israelí”. Netanyahu los quiere sacar a cualquier precio. Sí se consiguió hacer un tratado con la ONU en el que esta sacaría como a 20 mil refugiados a diferentes países, como Canadá, pero que 16 mil tenían que quedarse en Israel. Su electorado dijo que no los quería, que no querían a ningún solo “negro” en Israel, y Netanyahu le dijo a la ONU que no lo aceptaba.
¿Quién está poniendo mal a Israel frente al mundo? Un primer ministro que ya había aceptado un tratado con la ONU y después lo rechaza y dice que no, porque no está dispuesto a mantener a 16 mil personas refugiadas en Israel. La problemática está muy grande.
Vemos también la problemática humanitaria con estas personas, que, como digo, nosotros el Pueblo Judío tenemos que ser un ejemplo. Podemos ser un Pueblo como todos, pero entonces van a tener derechos todos los demás de criticarnos, pero nosotros no queremos ser un pueblo como todos los pueblos. Pero eso trae consigo mucha responsabilidad, y la tenemos que asumir, si queremos ser una luz entre los pueblos.
Este gobierno ha utilizado el caso de los refugiados y las decisión de la Corte Suprema para anular las leyes, para salir en contra de ella, diciendo, que va a quitarle los poderes de anular leyes porque no lo deja gobernar. Estamos entrando a una época en la que estamos perdiendo pesos y contrapesos que se necesitan en una democracia libre. Porque el gobierno dice, “Yo rijo y nadie me puede decir cómo regir”. Están llevando jueces a la Corte Suprema que son muy simpatizantes a esa causa de estar en contra de los pesos y contrapesos. En esta democracia joven israelí es algo muy problemático.
Acaban de pasar una ley, por ejemplo, que dice que si decidimos entrar en una guerra, sólo el primer ministro y el ministro de Defensa pueden decidirlo. ¿Quién no tiene aquí un sobrino, un hijo o un nieto que esté en el ejército? Y la decisión ahora la pueden tomar dos personas, y si uno de ellos está incapacitado, la puede tomar la otra.
¿Saben qué se necesita para hacer la paz en Israel? Necesitas 2/3 partes de la Knéset que voten a favor y un referéndum. Es decir, se necesitan muchas manos, votos, involucración de la Knéset y del pueblo, etc. Pero para salir a la guerra 2 personas pueden decidirlo.
Cuando estamos también tratando de quitarle los poderes a la Suprema Corte, estamos aplastando espacios democráticos en la sociedad israelí. Creo que todos también tenemos una responsabilidad en decir que las cosas no están bien así y que las queremos cambiar”.
EL GOBIERNO DE ISRAEL, ¿UNA DICTADURA?
“Ustedes seguramente saben que en Israel no hay constitución. Tendría que haberse constituido en la primera Knéset, pero por el tipo de política israelí, de que se necesita el voto de los religiosos, etc., nunca se constituyó. Pero hay en Israel dos Leyes Básicas importantes: una es la Ley de la Dignidad y del Hombre, y la otra es la Ley de la Libertad de Trabajo.
Más o menos, la Corte ha utilizado los valores existentes dentro de estas leyes para formular la Constitución. Por ejemplo, la libre expresión no está en ninguna ley israelí. Fue la Suprema Corte en los años 50 que dijo que en una democracia hay valores que son intrínsecos, que nacimos con ellos, y los ha propuesto.
Si sabemos que en Israel tenemos unas leyes que defienden a los derechos de las minorías, y esta no tiene sólo que ser la árabe, también los laicos vamos a ser una, si no existe una constitución que defienda los valores o los derechos de las minorías, siempre ha estado la Suprema Corte. Pero si ahora la Suprema Corte no puede anular leyes que sean inconstitucionales o antidemocráticas, entonces vamos paso a paso hacia una posición no muy democrática. No quiero llamarlo dictadura, pero sí muy antidemocrática que puede llevar a muchas cosas que conocemos o que no.”
¿SEPARACIÓN ENTRE RELIGIÓN Y ESTADO EN ISRAEL?
“En Israel e Irán, o en algunos otros países árabes, son los únicos en los que no existe el casamiento civil. Todos se tienen que casar por religión, pero por el rabino ortodoxo. En Israel no se reconoce un casamiento ni reformista ni conservador. Sólo los casamientos ortodoxos. Sólo es aceptada la Kashrut de los rabinos ortodoxos. Y muchas otras cosas.
La pregunta es ¿por qué mucha gente no puede ver un país donde hay una división entre el Estado y la religión? La primera es porque la cuestión es ¿qué es ser judío? Es una pregunta que es polémica. ¿Es nuestra religión? ¿Es nuestra nacionalidad? ¿Es nuestra historia? ¿Qué es?
Eso no quiere decir que no exista la idea de los Estados nacionales. Es una idea civil y laica, no una religiosa. Pero hay muchas fuerzas ahora en Israel, tanto las de los religiosos que tienen sus partidos políticos y que siempre han sido una balanza para la política israelí, y que no van a dejar a nadie ser primer ministro si va a decidir hacer un corte entre la religión y el Estado.
Por otro lado, tenemos ahora, también en el mismo partido Likud, a miembros de la Knéset que una de sus altas ideas es construir el Tercer Templo en Jerusalén. Son miembros, no de los partidos religiosos, ni de los de extrema derecha. Son partidarios del Likud, que quieren construir el Tercer Templo, que significa quitar las Mezquitas y muchas cosas, como regresar al Israel de los cohanim. Hay gente que ya está hasta criando las vacas rojas. No es una cosa de menor importancia.
Son gente que vota y que tiene mucha influencia con este gobierno. La cosa está muy problemática. En el Kotel, el lugar más sagrado para el Pueblo Judío, había hecho un trato el gobierno de Netanyahu con los conservadores y reformistas para que hubiera una parte en el Kotel donde pudieran llegar y rezar, mujeres y hombres juntos. Pero después de que los partidos religiosos y de La Casa Judía, que son mesiánicos, dijeron que eso no pasaría, Netanyahu decidió romper con la mayoría de los judíos del mundo que son conservadores, reformistas o laicos, y decir, “No”.
Si me dices si veo cómo hacer que eso pase, les puedo decir que cada vez es más difícil. Les puedo decir que yo como miembro de la municipalidad de Tel Aviv, tuve el honor de votar para que se abrieran algunas tiendas en Shabat. Cuando todos llegaban a Tel Aviv y veían los negocios abiertos en Shabat, sí, así era, pero todos recibían multas, porque iban en contra de la ley. Por eso estaba tan caro, porque tenían que pagarle las multas a la municipalidad. Hicimos una ley municipal donde en algunos lugares donde no hay congregaciones religiosas, un número exacto de 164 tiendas, tendrían permiso de estar abiertos en Shabat. Ahora ya lo arreglamos. Entonces, el ministro del Interior, que es del partido religioso y ortodoxo del Shas, fue a la Suprema Corte a decirle que nos quitaran la posibilidad de abrir en Shabat, y ésta nos dio la razón. Pero ya están haciendo la legislación para que ningún municipio más pueda hacer lo mismo que Tel Aviv.
Yo no le digo a la gente de Bnei Brak cómo vivir. Tienen sus ideas, las respeto, los admiro por sus convicciones, pero a mí en Tel Aviv déjenme llevar de una manera legal la vida que yo quiero mantener. Yo soy judía, no soy nada religiosa y hasta soy laica. Pero yo quiero tener mi juicio humanista que involucra tener teatros abiertos en sábado, llevar a mis niños a conciertos en sábado. ¿Por qué no lo voy a poder hacer? Y se están encogiendo.
Por ejemplo el caso que ocurrió ayer. Iba a haber un desfile gay en Kfar Saba, una ciudad muy laica. Y la Policía decidió que los que harán el desfile tendrán que poner muros de 2 metros por todas las calles que pasen para que nadie los vea. Algo está mal y lo tenemos que decir”.
¿SE VALE CRITICAR AL GOBIERNO DE ISRAEL?
“Yo soy optimista, porque si no, no haría lo que estoy haciendo. Quiero transmitirles algo como lo que dice el libro de Mishlei: “El que critica a su hijo es porque el que no lo hace lo odia, y el que lo hace es porque lo ama”.
Yo pienso que nuestra labor, como la gente que quiere y ama a su país es darle la manita y decirle qué no está bien. La crítica a los actos que está haciendo un gobierno no es antisemitismo, no es anti-israelí, no es el self-hating jew. Al contrario, es amar a tu país. Si ves que tu hijo está haciendo algo malo, vas y se lo dices por amor, porque lo quieres componer. Y eso es lo que siento que yo y mi partido en la izquierda en Israel hacemos.
Y sí se vale criticar. No es lo mismo un gobierno, que el Estado de Israel. Todos los que estamos aquí estamos de acuerdo en que necesitamos un país libre, seguro y existente. Y si decimos que este gobierno es un gobierno pésimo, no quiere decir que no queramos a Israel. Es igual que en México. Si no les gusta el gobierno, eso no significa que no quieran a México más. Y porque vivan en la Diáspora no quiere decir que su responsabilidad sea menor, y que sólo tienen que apoyar actos que no estén de acuerdo con ellos en su vida cotidiana.
Creo que todos tenemos que respaldar siempre a una política, no importa de qué gobierno, pero una que sea humanista, de derechos humanos, que defienda la posición que se ha establecido en el Acta de Independencia de Israel, que habla de igualdad, de paz, de derechos humanos. Esa es nuestra independencia”.
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