Enlace Judío México.- Cáceres forma parte de ese grupo de ciudades consideradas Patrimonio de la Humanidad.
Su centro histórico es un soberbio conglomerado urbano de casas nobiliarias, palacios y templos de contrastado valor arquitectónico, abrigado por las murallas que rodean a todo el admirable casco medieval. Y ahí, es donde descubrimos la Judería Vieja, situada sobre la extensión más antigua de la ciudad amurallada.
En este lugar, conocido hoy como el Barrio de San Antonio, se albergó un considerable núcleo de población hebrea que acudía a Cáceres huyendo de los progroms de 1391, o buscando refugiarse del edicto de expulsión. Este fue el caso de muchos judíos cordobeses, sevillanos y gaditanos.
Sería durante el siglo XV – y principalmente durante su segunda mitad- cuando se produjo la etapa de mayor auge de la judería que se descubre junto a la muralla, entre la catedral y el conjunto de casas nobiliarias.
Quizás lo que más llame la atención, además de la exultante presencia de cal blanqueando el irregular urbanismo de este barrio de popular acento, sea el contraste que se produce entre la sencillez y el carácter recogido e intimista que rezuman sus calles, con la esplendidez galanura que las rodean: lujosos palacios adornados con los escudos que exaltaban el rancio abolengo cacereño.
Entre las fachadas traseras de la Casa de las Veletas, actual sede del Museo Arqueológico y Etnográfico Provincial, y el Centro de Exposiciones San Jorge, se distribuyen las calles que componen la Judería Vieja de Cáceres, y que se nombran así: Barrio de San Antonio, Rincón de la Monja, Adarve de Cristo, principio de calle Pereros, de la cuesta del Marqués y calleja del Moral.
Se entiende al comprobar lo escarpado y humilde de la zona –con viviendas ciñéndose a la muralla y sirviéndose de ella como muro, rústicos jardines y quebradas huertas-, que se la conozca como Barrio de San Antonio de la Quebrada.
La misma calle que nombra al barrio, compuesta por tres placitas ligadas por tramos breves, muestra la singular irregularidad urbanística de la Judería Vieja, cuyo punto neurálgico es la actual ermita de San Antonio. Allí se ubicó la antigua sinagoga que en 1470, desposeídos los judíos del terreno, y pasado a dominios de Alfonso Golfín, éste mandó destruirla para levantar la ermita de San Antonio de Papua: con un pórtico de tres arcos que sobresalen de la puerta del templo.
Se desconoce la ubicación que tuvieran en Cáceres enclaves tan significativos como el cementerio o los baños judíos. Pero es bien sabido que después de 1478, año en el que se obliga a los judíos a agruparse en un solo barrio, empieza a tomar cuerpo urbano la Judería Nueva alrededor de la Plaza mayor cacereña, en el actual centro de la ciudad extremeña. La plaza es de planta rectangular y está casi rodeada por soportales cobijando gran número de comercios.
No se puede observar con claridad la antigua composición del barrio aunque se sabe que éste expandía entre las calles De la Cruz y Panera. Es de suponer que la sinagoga se situara en el actual Palacio del Marqués de la Isla.
Documentado está que en esta Judería vivieron judíos de prestigio como el sastre Moshé Cohen –hijo de Salomón Cohen- y Samuel Arrof. Y parece ser que a la familia cacereña de los Cohen perteneció la llamada Casa de los Trucos o Palacio de los Galarza, en la calle General Ezponda y que allí vivió el conocido rabino Sergas Cohen.
En la Plaza Mayor se observan algunas casas situadas junto al Arco de la Estrella donde vivieron judíos como Haim Alvelia y Samuel Ben Sentó (Semtob).
A judíos cacereños que hubieron de abandonar esos lugares correspondían apellidos como Kuriat, Coriat, Casseres, Alburkerk y tantos otros que dieron vida a esos mismo enclaves que hoy rescata la memoria histórica.
Texto tomado de Fernando García Román y publicado por Turespaña
Fuente:tarbutsefarad.com
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