Reseña biográfica de una mujer judía que en el S XIX era ejemplo por su cultura, inteligencia y corazón, además de por su belleza y estilo.
P HUERGO CASO : – Levy Barent Cohen, nacido en Amsterdam a mediados del S XVIII, junto con su hermano, hijos de un gran hombre de negocios llamado Berent Cohen, son dos de esos judíos holandeses que cuando Cromwell permitió el retorno de los judíos a Inglaterra, dejaron los canales de Amsterdam para irse a las calles de Londres. Y hacia 1778 su actividad financiera en el Reino Unido iba tan viento en popa que en 1798, estando claro que no regresaría a Holanda, se naturalizó inglés.
Se casó dos veces, y eso le sirvió para emparentar con las más prominentes familias judías del Londres de entonces: su hija Hanna se casó con Nathan Meyer Rothschild; Jessie, la pequeña, con Myer Davidson; y Judith, con Moshé Montefiori, judío italiano, sefardí, que pondría su fortuna y sus contactos en favor del desarrollo filantrópico del proto-sionismo.
Hija del hombre más rico de Londres, y de su esposa, Lydia Diamantschleifer, nació en 1784. Como corresponde a su status alto-burgués, Judith estudió Literatura, Música y Arte, además de idiomas -Alemán, Francés, Italiano y Hebreo- y por supuesto, urbanidad y modales propios de una señorita de principios de S XIX en Londres.
En 1816, acabada la guerra con Francia, los Montefiore partieron hacia el continente, viajando por Francia e Italia durante tres meses. Un segundo viaje que comenzó en octubre de 1817 y que duró hasta mayo les dio la oportunidad de visitar el lugar de nacimiento de Moisés Montefiore, en Leghorn.
Sir Montefiore tenía tanto dinero que decidió retirarse del mundo financiero para dedicarse por completo a la vida social y la filantropía. Y su esposa le acompañó en esta empresa. Concretamente en actividades caritativas como Jewish Ladies’ Loan and Visiting Society, así como la educación de chicas judías en el Hospital Judío. Y sin que nadie lo supiera, administrando la fortuna familiar para incrementarla.
Además viajó mucho, acompañando a su esposo. Por ejemplo, en 184o, acompañó a su esposo hasta Damasco, Siria, donde se había producido una vez más un libelo de sangre. O a Rusia en 1846 para protestar por la expulsión de los judíos de la frontera ruso-polaca. Y de los siete viajes que su marido hizo a Tierra Santa, le acompañó en cinco.
Tanto ella como su esposo llevaron extensos diario, pero de ella solo han sobrevivido sus diarios de luna de miel y dos diarios de viaje. Los diarios de luna de miel cubren los primeros seis meses de su matrimonio; y luego alrededor de dos semanas y media en 1825. Su afecto y sentimientos por su marido son muy evidentes. Todos sus escritos tienen una piedad seria y un tono moral, así como una actitud muy positiva hacia su religión. Dos días después de su boda, ella escribió que “ella no conocía ninguna circunstancia más agradable para mí que percibir que su querido Monte tenía inquietudes religiosas”.
El diario de su primera visita a Erestz Israel, que tuvo lugar entre el 20 de febrero de 1827 y mayo de 1828, fue impreso para circulación privada en 1836. Aunque sus diarios son similares a los de otros viajeros del siglo XIX a Tierra Santa, su conocimiento y la sensibilidad a las corrientes y flujos de la historia judía le otorgan a sus escritos una calidad especial. Al visitar la Tumba de Raquel, relató que sus sentimientos de gratitud aumentaron al saber que solo seis mujeres europeas habían visitado Palestina durante el transcurso del siglo y que “estaba profundamente impresionada con un sentimiento de reverencia y respeto, de pie como yo lo hice, en el sepulcro de una matriarca de Israel “. En el diario de su segunda visita en 1838, escribe sobre su alegría por asistir a la inauguración de una nueva sinagoga en Safed, construida un año después del gran terremoto que había matado a más de dos mil judíos; describe cómo es montar a caballo alrededor de las murallas de Jerusalén y visitar seis sinagogas diferentes, tanto askenazíes como sefardíes, en rápida sucesión. En una de ellas se le dio el honor de “encender cuatro lámparas frente al altar y poner campanas en el ‘Sefer'” (rollo de la Torá). También escribe sobre las mujeres que acuden a ella solicitando ayuda financiera, pidiéndole “ser la patrona de la caridad y permitir que mi nombre sea colocado al frente de la institución”.
Aunque hay quien duda de ello, también es autora del primer libro de cocina judía. The Jewish Manual: o Practical Information in Jewish & Modern Cookery, una colección de valiosas recetas y sugerencias que se publicó en 1846. El libro de cocina refleja su posición social y está claramente dirigido a las mujeres que mantienen hogares con sirvientes. Ella adapta las recetas para ajustarse a las leyes dietéticas judías, reemplazando ingredientes como la manteca de cerdo, que se usa tanto en las cocinas inglesas, y elimina los mariscos y las carnes no kasher . Ella recomienda la simplicidad en el vestir, considera que las manos delicadas son una marca de elegancia y refinamiento, y evalúa cuidadosamente el efecto de la dieta en la tez. La clave de sus admoniciones es que “la cara y el cuerpo son índices de la mente”.
En 1846 su marido fue nombrado barón, y por tanto, ella pasó a ser Lady Montefiore, baronesa de East Cliff Lodge , en la aristocrática Ramsgate.
Su esposo siempre reconoció su contribución a su trabajo público. Las oraciones y poemas escritos en su honor siempre la incluían; y los libros impresos en todo el mundo judío estaban dedicados a ella en su memoria, como el popular libro de devociones compilado en alemán por el poeta Meir Letteris.
Durante algunos años su salud fue bastante mala . Solo unos pocos meses antes de su fallecimiento, la pareja había celebrado su aniversario de bodas de oro, y este período estuvo marcado por lo que parecía una restauración parcial de su salud.
El 24 de septiembre de 1862, después de intercambiar bendiciones con su esposo, cayó en su último sueño. Su marido murió al mes siguiente. A su muerte, Sir Moses fundó en su memoria un colegio rabínico, el Judith Lady Montefiore College, en Ramsgate.
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