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lunes 25 de noviembre de 2024

Las actividades criminales de la organización terrorista libanesa Hezbolá siguen presentes en América Latina

Enlace Judío México.- A poco de cumplirse veinticuatro años del atentado a la sede de la AMIA en Buenos Aires, en la comunidad de inteligencia vuelve a mencionarse el nombre de Samuel Salman El Reda. En relación al trágico evento de 1994, mucho se ha nombrado a personajes siniestros como Mohsen Rabbani o Imad Mujniyed, entre otros, pero poco a Salman El Reda, ¿quién es?

LEVI BEN DAVID

Para ir respondiendo a esta pregunta, hay que retroceder algo más de una veintena de años, cuando se conformaba el núcleo del Hezbolá en la Triple Frontera, cuyos principales miembros eran: Mohammad Youssef Abdallah, Farouk Abdul Omairi y Samuel Salman El Reda. El primero, era considerado como el líder principal de Hezbolá en aquella región, como lo confirmaría un memorando del FBI de 1999, mientras que Omairi era el contacto regular con la embajada de Irán en Buenos Aires y con la mezquita Al Tauhid del porteño barrio de Floresta, donde se reunía con Rabbani. Asimismo, Abdallah y Omairi tenían una empresa, Piloto Turismo, pantalla de Hezbolá y abierta con fondos de esa organización terrorista.

Agencias de turismo o de viajes ayudaban, entre otras cosas, a obtener documentación falsa para operativos de la organización y también servían como casas de cambio clandestinas y proveían servicio de envío de dinero.

Qué fue de las vidas de Abdallah y Omairi?, pues bien, en el 2006 la Policía Federal del Brasil llevó a cabo el operativo “Operación Camello” y fueron detenidos ambos por falsificación de documentos y lavado de activos del narcotráfico, aunque previamente, el Departamento del Tesoro de los EE.UU. ya los había identificado como agentes de Hezbolá y que eran piezas claves de una red más grande, el Clan Barakat, liderado por Assad Ahmad Barakat, el delegado o representante personal de Hassan Nasrallah, líder del Hezbolá.

Barakat fue arrestado en el 2002 por las autoridades federales brasileñas cuando se disponía a viajar a Angola, bajo los cargos de evasión impositiva. Un año después, la Justicia argentina vinculó a Barakat con los atentados terroristas de 1992 a la embajada de Israel en Buenos Aires y al de la AMIA en 1994, sin embargo, en 1993, Brasil lo extraditó al Paraguay a fin de cumplir una condena por evasión de impuestos.

Ahora bien, para otoño de 1993, Barakat se contactaba con el contacto del Hezbolá, Samuel Salman El Reda, quién había vivido un tiempo en Foz Iguazú, para luego residir en Buenos Aires por más de siete años antes del atentado a la AMIA.

El Reda fue el operativo de Hezbolá que coordinó las actividades para el atentado y fue enlace con los líderes de la organización en el Líbano y con el comando de operaciones con base en la Triple Frontera. Coordinó las células dormidas en Buenos Aires y en la región tripartita, mientras que Imad Mujniyed asumió la ejecución del ataque y formó parte del grupo operativo terrorista, sin olvidar a Rabbani como encargado de la logística local.

Salman El Reda coordinó tanto desde Foz como desde Buenos Aires la operación, organizó la llegada de los operativos del Hezbolá al país y supervisó personalmente la partida del grupo terrorista en vuelo hacia la Triple Frontera, estimativamente, horas antes de producirse el atentado.

En el 2009, la Justicia argentina solicitó la detención de El Reda, imputado de coordinador principal del operativo que llevó a cabo el atentado a la sede de la AMIA, mientras que el rol de Mujniyed, fue supervisar la operación, proveer el material explosivo y actuó bajo órdenes directas de Teherán.

Pero volviendo a El Reda, su esposa, Silvina Sain, cuya hermana Karina fue la secretaria del ex agregado cultural iraní en Argentina, Mohsen Rabbani, partió hacia el Líbano un mes antes del atentado, mientras que el nombrado recibió al grupo operativo que había arribado al aeropuerto de Ezeiza, tras lo cual informó de tal circunstancia al coordinador de la organización en Foz y luego hizo lo propio a un teléfono en Beirut que correspondía a la Central del Hezbolá, y finalmente se comunicó con un teléfono particular en Alemania, correspondiente a familiares de El Reda.

El mismo El Reda recibió la llamada de Rabbani desde la zona donde está ubicado Jet Parking, aproximadamente a las 18:00 hrs. donde le comunicaba que la camioneta ya estaba en el estacionamiento, y el mismo 18 de Julio de 1994, es quién acompaña al grupo operativo al Aeroparque y asegurarse que abordaran el vuelo hacia Puerto Iguazú.

Como vemos, Abdallah, Omairi, Barakat y El Reda no sólo son piezas claves de operaciones terroristas, sino también en la vasta red de narcotráfico, contrabando, lavado de activos, piratería informática y tráfico de armas, utilizando todo tipo de medios, en especial agencias de turismo y compañías de importación y exportación.

La participación del Hezbolá en el narcotráfico data de mediados de 1980, cuando se dio el auge de la producción del cannabis en el Valle del Becca, Líbano, y para esa misma década un alto clérigo chiita iraní emitió una fatwa que brindaba una “dispensa religiosa” a aquella actividad ilícita, y con el transcurso del tiempo y en especial, con la complicidad por omisión o comisión de los regímenes populistas de la región, el narcoterrorismo se ha fortalecido y expandido.

En el 2008, en Colombia, fuerzas antinarcóticos y agentes de la DEA llevaron a cabo la Operación Titán, deteniendo a un miembro del Hezbolá, Chekry Harb, junto a él 130 arrestos más, se decomisaron cerca de u$s. 23 millones, se secuestraron 370 celulares, se registraron más de 700 mil conversaciones donde quedó probado el giro de Harb a Hezbolá de aproximadamente el 12% de lo recaudado por el tráfico de drogas, que eran enviadas desde Curacao a Holanda, Bélgica, España y Jordania, mientras otros cargamentos partían de la Venezuela chavista hacia África Occidental y de allí a España, Holanda y Líbano.

Esta actividad criminal de larga data volvió a ser noticia el año pasado cuando autoridades colombianas detuvieron al ciudadano venezolano libanés, Abdala Rada Ramel, responsable del tráfico de cocaína del Caribe al Líbano, y que había montado una estructura de comercios para el lavado de activos, y que realizó viajes a Panamá, Paraguay, Venezuela, Brasil, Argentina, EE.UU., Suiza y Alemania, y que finalmente fue expulsado al Líbano en Octubre del 2017.

Rada Ramel, reconoció que respondía a Salman El Reda, a quién calificó de alto jerarca del Hezbolá en el Líbano, quién es conocido por el alias de Sami entre las células operativas y dormidas, y responsable de coordinar a las mismas en América Latina.

También se determinó que Samuel Salman El Reda o Salman Raouf Salman, es un ciudadano con doble nacionalidad, colombiano libanés, nacido el 6 de Julio de 1965 en San Andrés, Colombia y que vivió varios años en la Guajira, que se casó con la ciudadana argentina antes nombrada y que viajo a Buenos Aires, donde fijo residencia aproximadamente en 1988, el resto ya fue narrado, su actual paradero sería el Líbano.

Como conclusión, más allá de los reveses sufridos por los regímenes populistas en la región, la presencia de la organización terrorista Hezbolá, apoyada y financiada por la República Islámica de Irán, sigue siendo una amenaza que demanda que la comunidad de inteligencia y las fuerzas de seguridad mantengan sus esfuerzos para neutralizar las actividades criminales de la nefasta red terrorista.

 

 

 

Fuente: Radio Jai

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