Un sirio termina en un Seder

Enlace Judío México.- Saqib se veía pálido cuando se enteró que yo era judía. Él ha aprendido mucho desde entonces.

MASADA SIEGEL

Mi abuelo luchó 17 batallas en las trincheras alemanas durante la Primera Guerra Mundial, ganando una Cruz de Hierro por valentía. Pero cuando los judíos ya no fueron más bienvenidos en su patria, él y su familia huyeron de Frankfurt a Rodesia.

Hoy, cuando Alemania ha abierto sus fronteras a más de un millón de refugiados, han regresado las historias de antisemitismo. En abril, un inmigrante sirio atacó a un hombre israelí que llevaba una kipá en Berlín. El israelí filmó el encuentro en su teléfono inteligente, el cual mostró al atacante de 19 años gritando “¡yahudi!”—judío en árabe. Aunque el atacante más tarde se disculpó, el líder de la comunidad judía de Alemania instó a la precaución cuando se lleva kipás en grandes ciudades.

Pero Alemania es también donde conocí a Saqib. Mientras trabajaba en una feria comercial en Frankfurt con mi papá en el 2011, un hombre vino caminando desde un stand cercano: “Soy Saqib de Siria. Es un país en el Medio Oriente al lado de Líbano.”

Sabíamos dónde estaba Siria—mi mamá es israelí—pero no lo dije. Se formó una rápida amistad, y el último día de la conferencia Saqib dijo, “Debes venir a Siria y conocer a mi familia. Adorarías a la gente, comida y cultura.”

Le agradecí y dije: “No puedo. Tengo un sello israelí en mi pasaporte.”

“Entonces, obtén otro pasaporte,” respondió, sonriendo.

“Soy mitad israelí y judía. Pienso que estaría un poco nerviosa.”

Su cara se puso pálida. La conversación cambió a los palestinos y por qué Israel debe ser bombardeada. Frustrada, finalmente dije, “Mírame. ¿Me quieres? Porque si vas a matar israelíes, estás diciendo que quieres matarme a mí, a mi familia y a mis amigos. ¿Es eso lo que quieres?”

Él sacudió su cabeza: “Por supuesto que no.”

Durante el año siguiente, la situación en Siria se deterioró. Pero cuando papá y yo llegamos a Frankfurt en el 2012, Saqib estaba allí. Cuando fui a despedirme al final de la semana, Saqib me abrazó con lágrimas en sus ojos. “Por favor, agradece a tu padre nuevamente por lo que me dijo hoy,” me

dijo. “No tienes idea de cuanto significó para mí.”

Más tarde, pregunté a papá qué quiso decir Saqib. “Le dije que si necesitaba ayuda para él o su familia para salir de Siria, de cualquier manera, me lo haga saber, y yo lo ayudaría en cualquier cosa que pueda.”

Sacudí mi cabeza por la ironía. Aquí estaba un hombre judío cuya familia escapó de la Alemania nazi, cuya esposa israelí tenía familia que era bombardeada por las fuerzas sirias, ofreciendo ayudar a un musulmán sirio a mantener a su familia a salvo.

A medida que pasaban los años, Saqib se conectaba esporádicamente por email. Él dijo que su fábrica había sido destruida, algunos de sus obreros resultaron muertos, y su mejor amigo asesinado por el régimen. Él estaba viviendo en Europa iniciando un nuevo negocio. Dijo que no sabía qué decir a sus hijos, porque estaba comenzando a desesperarse. El mundo estaba esperando mientras continuaba la carnicería.

Algunos meses después, Saqib informó cuan conmovido estaba por el apoyo que grupos judíos estaban dando a refugiados sirios. “De hecho, ellos han hecho lo que nuestros pares árabes—principalmente los estados del Golfo—han fallado miserablemente en hacer,” escribió. “La semana pasada asistí a una reunión organizada por una sinagoga local que acaba de restaurar mi fe en la humanidad.” El siguió con un artículo de un boletín de una sinagoga. Una foto mostraba a Saqib y su familia en un Seder de Pésaj.

Es alentador darse cuenta que las interacciones entre sirios e israelíes pueden ser positivas, y animador saber que personas y grupos judíos se están acercando para ayudar en la hora de necesidad de los sirios. Ciertamente, ellos conocen demasiado bien la consecuencia del silencio frente al asesinato en masa.

 

 

*Masada Siegel es una periodista independiente que cubre asuntos internacionales, de negocios y viajes.

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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