Enlace Judío México – Israel no puede definir a un judío. Y cuanto más intenta hacerlo, esto es más obvio.
SHMUEL ROSNER
La última muestra de ello se dio a principios de este mes. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ordenó a Moshe Nissim, un respetado abogado y ex viceprimer ministro, proponer una nueva ley sobre la conversión al judaísmo. Esto fue necesario porque se espera que a fines de este año, la Corte Suprema obligue al Estado a reconocer las conversiones realizadas por varias corrientes del judaísmo. Y cuando lo haga, provocará una crisis política.
La propuesta de Nissim fue cuidadosamente elaborada e intentó tomar en cuenta las opiniones de las distintas facciones. Aún así, desató la furia de legisladores ultraortodoxos y de los principales rabinos de Israel, quienes argumentaron que la propuesta “impulsaría la asimilación” al no requerir un nivel suficientemente alto para las conversiones. El primer ministro básicamente rechazó las sugerencias de Nissim.
No se trata de política únicamente. La propuesta explica cómo Israel debe cambiar para adaptarse a las realidades judías modernas.
Por varias razones, el Estado de Israel requiere una definición consensuada de quién es judío. La requiere porque la Ley del Retorno permite a cualquier judío establecerse en Israel. También porque la definición de quién es judío es importante en cuestiones legales y sociales: en Israel, los ciudadanos judíos se casan por ley a través del rabinato, los no judíos no; Los judíos son enterrados en cementerios judíos, a diferencia de los no judíos. Los judíos tienen su día de descanso por ley, el sábado; los no judíos pueden descansar cualquier otro día.
Pero este es el problema: en el judaísmo, hay varias posturas que determinan el carácter judío de una persona. Un individuo es considerado judío si es nacido de madre judía, pero el judaísmo reformista acepta a un padre judío. La Ley del Retorno acepta a un sólo abuelo judío, mientras que el rabinato de Israel insiste en la madre judía o la conversión ortodoxa. Aproximadamente un tercio de los judíos israelíes consideran que una persona es judía si simplemente “se siente judía”.
El proceso de conversión que dominó al judaísmo desde la antigüedad hasta el comienzo de la modernidad evolucionó en un momento en que la mayoría de los judíos todavía se adherían a una versión similar de judeidad. Entonces, la conversión requirió un compromiso de observar la ley judía. Pero actualmente Israel es un Estado secular y hogar de judíos en su mayoría no observantes aunque algunas áreas como el matrimonio quedan bajo jurisdicción rabínica. Israel necesita una definición acordada de la conversión por motivos mayormente seculares.
Esto es lo que Nissim sugirió cuando le pidieron elaborar una propuesta para una nueva ley de conversión: Israel reconocería legalmente todo tipo de conversiones realizadas en el extranjero. Pero las conversiones en Israel serían reconocidas sólo si son efectuadas por un tribunal del Estado. Por un lado, esta corte se vería obligada a adherirse a la ley judía ortodoxa (la versión más conservadora), y por otro, no estaría bajo la autoridad del rabinato oficial, una institución especialmente conservadora. En cambio, Nissim sugirió que los tribunales de conversión sean controlados por la Oficina del Primer Ministro.
Sí, es bastante complicado.
¿Por qué Nissim terminó con un conjunto tan intrincado de sugerencias? Porque trató de que sus propuestas sean aceptadas por la mayor cantidad de judíos posible. Quería darle a todos: ortodoxos, políticos seculares y judíos de la diáspora, a fin de mantener una cierta unidad.
Pero esta es una tarea difícil, ya que existen varios obstáculos. Los judíos seculares no aceptan definiciones religiosas. Los judíos religiosos aceptan sólo definiciones religiosas, pero también tienen sus propias rivalidades. Los judíos de la diáspora no quieren que Israel determine quién es judío. Los judíos israelíes no quieren estar sujetos a las sensibilidades de la diáspora.
Si no es posible conciliar estas prioridades en competencia, ¿qué debe hacer Israel? Creo que debe considerar forjar un nuevo camino.
El Estado judío ya ha cambiado el curso de la cultura y la identidad judía de innumerables maneras. Puede cambiarlas una vez más al redefinir la conversión. Para lograrlo, debe secularizar la conversión. Dejar a un lado las prioridades de los líderes religiosos al determinar los límites del judaísmo y establecer la autoridad del Estado y sus líderes políticos para hacer tales determinaciones.
Esto sería un cambio de régimen. Rabinos fuera, líderes políticos dentro. Y muy probablemente alteraría el equilibrio. Pero a la larga también resolvería muchos problemas. Los líderes políticos pueden hacer lo que los rabinos no pueden. Por ejemplo, un organismo político que decide sobre las conversiones podría dictaminar que servir en el ejército es una ventaja para una persona que desea convertirse.
Naturalmente, si Israel reconoce el cambio en las conversiones no sería algo completamente desconocido. La tradición y las sensibilidades religiosas aún jugarían un papel importante en el proceso. Y, sin embargo, la mentalidad sería diferente. Sería la mentalidad de un pueblo. La mentalidad de los judíos que comienzan a adaptarse culturalmente a tener un Estado-nación. Es por eso que servir en el ejército israelí se consideraría una muestra de querer unirse al pueblo judío.
Sí, al menos inicialmente, esto fracturaría la unidad judía. Al principio, muchos judíos religiosos no aceptarían tales conversiones y continuarían insistiendo en usar sus propios criterios. Muchos judíos de la diáspora inicialmente tampoco aceptarían tales conversiones, ya que alegarían que Israel no tiene autoridad para alterar unilateralmente los límites del judaísmo.
Pero también habría ventajas: a medida de que el pueblo judío se adapte gradualmente a este nuevo camino, ya no estaría sujeto a una interpretación irrelevante del judaísmo que es el resultado de un mundo sin un Estado judío. Mientras debate este nuevo camino, el pueblo judío obtendrá un proceso de conversión al pueblo judío, no a una versión de una religión judía que la mayoría no practica.
Fuente: The New York Times / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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