Enlace Judío México.- El fuerte deseo de terminar el terror de Gaza, de una vez por todas, es comprensible pero poco realista. Más allá de la frontera hay una gran población que odia a los judíos y que llevó a cabo ataques terroristas contra Israel en el pasado, incluso cuando Israel gobernaba Gaza.
PROF. EFRAIM INBAR
Además, conquistar la Franja constituiría una operación militar compleja que bien puede involucrar mucho derramamiento de sangre. Después, sería responsabilidad de Israel cuidar de los residentes de Gaza, lo que no es aconsejable. De igual manera, poner un fin al gobierno de Hamás no terminaría con su popularidad entre los palestinos y no serviría a los intereses israelíes. El gobierno de Hamás de hecho debilita al movimiento nacional palestino que rechaza la paz. La disputa entre Gaza y la Margen Occidental prueba que el movimiento nacional palestino no es capaz de establecer un Estado y no constituye un socio para la paz.
La organización Hamás está consciente de la lógica estratégica de Israel y no está preocupada porque Israel trame una guerra a gran escala para terminar su control sobre Gaza. Como resultado, cuando está corto de dinero (como sucedió en el 2014 y hace poco este año), Hamás sube la barra de la violencia contra Israel con la esperanza de que Israel y la comunidad internacional se convenzan de enviar ayuda financiera a la Franja.
Algo del dinero irá directamente al tesoro de la organización y el resto será usado para comprar silencio político en las calles de Gaza. A fin de no aparecer cediendo al chantaje de la organización terrorista, la transferencia de dinero es llamada en forma eufemística “ayuda humanitaria.”
Es un hecho bien conocido, basado en numerosos estudios en muchos países, que no hay ninguna conexión directa entre condiciones de vida (pobreza) y actividad terrorista. Por ejemplo, la ola palestina de terror que comenzó en el año 2000 tuvo lugar cuando las condiciones de vida de los palestinos en la Margen Occidental y la Franja eran más altas que nunca antes. De igual manera, Hamás elige usar el terror contra Israel no debido a las bajas condiciones de vida de los residentes de Gaza sino debido a su ideología extremista que defiende la eliminación del Estado judío. La sincronización de las actividades terroristas es influenciada también por las circunstancias políticas y económicas enfrentadas por Hamás.
Por lo tanto, Israel debe destetarse de la creencia ingenua que mejorar las condiciones de vida de los palestinos en Gaza reducirá el terror. De hecho, probablemente lo contrario sea cierto. El sufrimiento de los gazatíes podría inducirlos con el tiempo a rebelarse contra Hamás. No tiene ningún sentido hacer más tolerable su gobierno.
Pero la falta de voluntad de Israel de derrocar al gobierno de Hamás no la exime de continuar combatiendo a esa entidad radical islámica, principalmente para minimizar la capacidad del enemigo de infligir daño a Israel. Debemos recordar que es muy difícil influenciar el comportamiento de las organizaciones extremistas islámicas debido a su disposición a pagar precios muy duros por apegarse a sus objetivos. Por lo tanto, todo lo que Israel puede esperar lograr a través del uso de la fuerza es disuasión temporal.
Como resultado de estos factores, Israel adoptó sabiamente una estrategia militar paciente de agotamiento o “cortar el pasto,” la que fue concebida, primero y principalmente, para dañar las capacidades del enemigo. Israel usa la fuerza para destruir las capacidades del enemigo sólo después que absorbe una serie de ataques, durante los cuales demuestra una gran medida de restricción a fin de lograr legitimidad internacional. La esperanza es que las pocas grandes operaciones que tienen lugar de vez en cuando generarán disuasión temporal que permitirá intervalos extensos de respiro de la violencia de Hamás.
Es bastante posible que la violencia continua de Hamás pronto provoque una operación terrestre a gran escala por parte de Israel para restaurar esa disuasión temporal. Afortunadamente, conquistar la Franja de Gaza entera no es su objetivo.
*El profesor Efraim Inbar es presidente del Instituto de Estudios Estratégicos de Jerusalén
Fuente: Israel Hayom
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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