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jueves 21 de noviembre de 2024

Adriano, el Bet Hamiqdash, el león y la cigüeña. (117-129 EC)

Enlace Judío México.- Luego de la destrucción del Bet Hamiqdash, los judíos vivían permanentemente humillados por los romanos. Especialmente en los tiempos del emperador Trajano (que reinó entre el año 98 y el año 117) y Lusio Quieto, muy hostil con los judíos. Quieto fue el autor de una gran matanza de judíos en las comunidades de Babilonia alrededor del año 115 de la era común. 

RAB YOSEF BITTON

Luego de esta aplastante “victoria” fue asignado como gobernador de Judea, ya que había demostrado su mano dura hacia los judíos. En Judea Quieto cometió atrocidades y todo tipo de abusos, como el derecho de virginidad (הגמון), lo que hizo que los casamientos se realizaran prácticamente en secreto. Por este y otros trágicos eventos similares los rabinos decretaron ciertos actos de duelo nacional, como por ejemplo que los novios ya no usarían más sus adornos y coronas ornamentarías (עטרות חתנים).

Cuando murió el emperador Trajano en 117, Lusio Quieto fue el candidato más firme para reemplazar al fallecido emperador, por lo cual los judíos consideraron que sería el mayor desastre posible. De cualquier manera, gracias a los oficios de la viuda de Trajano, Plotina, Adriano, su hijo adoptivo, fue proclamado como el nuevo emperador.

Los judíos enviaron una delegación a Adriano y le prometieron al nuevo emperador fidelidad. También le solicitaron que les permitiera reconstruir el Bet Hamiqdash. Este pedido no era excepcional, ya que los Romanos, siguiendo la famosa “pax romana” una vez que subyugaban a los pueblos, les permitían reconstruir sus santuarios y practicar su religión. Para la enorme satisfacción de los Yehudim el emperador Adriano accedió a su petición de reconstruir el Bet Hamiqdash.

Se han encontrado monedas de la época de Adriano que parecen haber sido acuñadas para celebrar esta decisión, que se llevaría a cabo en una de sus visitas a Judea.

En la moneda que vemos arriba se ve al emperador Adriano al lado de una mujer que representa a Judea (la nación judía), y a niños judíos ofreciéndole a Adriano ramas de palmas, una representación de paz y armonía entre los dos pueblos. En el lado izquierdo se ve el retrato del emperador y se lee HADRIANUS AUGUSTUS y en el otro lado ADVENTUI AUG (USTUS) JUDEIA, es decir, “en honor a la llegada del César a Judea”.

Esta historia, y su infeliz desenlace, está también relatada en el Midrash de Bereshit Rabbá 64:10: En los tiempos de Ribbí Yehoshua ben Jananiá el imperio romano decidió reconstruir el Bet Hamiqdash. Pero los Kutim, los Samaritanos (que eran grandes enemigos de los Yehudím Y.B.), enviaron una delegación al emperador Adriano y le dijeron: Debe usted saber, César, que [si les permites construir su Templo, los judíos de] esta ciudad se rebelarán contra usted. El Emperador respondió: ¿Pero qué puedo hacer? ¡Ya les he dado permiso para construirlo! Los Kutim, que sabían muy bien que el Bet Hamiqdash debía ser construido exclusivamente en Har haBayit, el Monte Moriá, le sugirieron a Adriano que les dijera a los judíos que podían reconstruir su Templo, pero en una zona diferente, con medidas distintas, etc. La decepción fue enorme. Los judíos obviamente, no podían construir el Templo fuera del área original. Y esto truncó las esperanzas de tener nuevamente el Bet Hamiqdash.

El famoso historiador Paul Johnson explica que hubo otros elementos que influyeron en Adriano para que volviera atrás sobre su decisión y no permitiera la construcción del Bet Hamiqdash:

1. Tácito, un senador e historiador romano famoso por su antipatía hacia los judíos, escribió que ellos sólo respetan a su Dios, y no acataban la autoridad de los reyes humanos.

2. Los antiguos cristianos consideraban (y muchos todavía consideran) que la destrucción del Gran Templo era la evidencia de que Dios ח“ו había abandonado para siempre a Israel y había establecido un nuevo testamento —un nuevo pacto— con la nueva “congregación cristiana”, que venía a reemplazar a la ya destruida nación judía y a su caduca religión.… Para los nuevos cristianos evitar la reconstrucción del Bet Hamiqdash era vital para justificar su narrativa y sostener su teología de reemplazo.

Cuando Adriano se arrepintió de su plan, los judíos quisieron comenzar una rebelión contra el imperio. El Sabio que evitó la revuelta fue el ya anciano Ribbí Yehoshua ben Jananiá. De chico, Ribbí Yehoshua había experimentado la trágica destrucción de Yerushalayim, luego de la rebelión de los judíos contra Roma.

Ribbí Yehoshua les contó una fábula: “Una vez el león se había comido a un animal y le quedó un hueso en su garganta. La cigüeña introdujo su largo pico en la boca del león y sacó el hueso. La cigüeña entonces le pidió al león una recompensa por los servicios prestados. Y el león le dijo: ‘¿No te parece suficiente recompensa que tú metiste la cabeza en mi boca y no te comí?” “Así”, dijo Ribbí Yehoshua, “debemos estar agradecidos que aunque ya no tengamos nuestro Bet Hamiqdash, ni lo podamos reconstruir, por lo menos seguimos con vida”.

Los ánimos se aplacaron. Pero la relación de Adriano con los judíos empeoraba cada vez más, y la pax romana no duró por mucho tiempo….

 

 

Fuente:halaja.org

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