Enlace Judío México.- Conocido en hebreo como Har Hazikarón (el Monte de la Memoria), así como Har Herzl, el cementerio nacional de Israel está simbólicamente ubicado junto al Centro de Recordación del Holocausto Yad Vashem y el Bosque de Jerusalén
OREN OPPENHEIM
El viernes, 23 de Av en el calendario lunar del judaísmo, correspondiente al 3 de agosto, marca el 69 aniversario del re entierro de Teodoro Herzl (1860-1904). La fecha en el calendario gregoriano cae el 17 de agosto. Pero mientras la tumba en el monte Herzl es un hito en el punto más alto en el oeste de Jerusalén, otras ciudades en el estado recién nacido casi reclaman el honor de albergar el mausoleo del fundador del sionismo moderno, dijo Nomi Rabhan, una guía turística en el Museo Herzl ubicado cerca de la tumba en el Monte Herzl.
Al igual que Moisés, el líder bíblico, Herzl no murió en Israel, la tierra que tanto ansiaban. Pero mientras los restos de Moisés yacen en un lugar desconocido en el Monte Nebó en la bíblica Moab, hoy Jordania, los huesos de Herzl fueron traídos para su entierro en el estado judío que él visualizó, siguiendo su última voluntad.
En ese documento, escrito en alemán en 1903, Herzl escribió: “Deseo ser enterrado en un ataúd de metal cerca de mi padre, y permanecer allí hasta que el pueblo judío transfiera mi cuerpo a la Tierra de Israel“. También indicó que quería que miembros de la familia cercanos fueran enterrados allí también.
El 3 de julio de 1904, Herzl murió de esclerosis cardíaca en Edlach, una aldea cerca de Reichenau an der Rax, Baja Austria, habiendo sido diagnosticado con una enfermedad cardíaca a principios de año. Un día antes de su muerte, le dijo a su colega sionista el reverendo William H. Hechler: “Saluda a Palestina por mí. Di la sangre de mi corazón por mi pueblo“.
El visionario sionista, que en 1897 fundó la Organización Sionista Mundial, convocó el Congreso Sionista en Basilea, Suiza, ese año, y se ocupó incansablemente en los esfuerzos diplomáticos internacionales para obtener una carta para establecer un estado judío, fue enterrado en Döbling, Viena, donde había estado viviendo.
En 1949, sus restos fueron traídos desde la capital austríaca a Jerusalén para ser enterrados en la cima del monte Herzl. En 2006, sus hijos Hans y Pauline fueron desenterrados de sus tumbas en Francia y vueltos a enterrar junto a su padre. El año siguiente, los restos de su nieto Stephen Theodore Norman fueron exhumados en Washington, DC, y re-enterrados junto a su abuelo.
Rabhan dijo al Jerusalem Post que varias razones impidieron que la Organización Sionista Mundial trajera los restos de Herzl a Palestina durante el Mandato Británico. En 1949, con la conclusión de la Guerra de la Independencia, el problema se convirtió en una prioridad para el estado naciente.
“[David] Ben Gurion está sentado con su primer gobierno … ¿dónde van a comenzar? Tienen un país totalmente nuevo“, dijo, con poca infraestructura y sin leyes. Sin embargo, aun así, “una de las primeras cosas que decidieron hacer” fue llevar el cuerpo de Herzl a Israel, dijo ella.
Pero, ¿dónde debía descansar el padre del país?
Algunos israelíes pidieron que Herzl fuera enterrado en Herzliya, la ciudad al norte de Tel Aviv nombrada en su honor. Otros pidieron que fuera re-enterrado en Tel Aviv, ya que el nombre de esa ciudad es una traducción hebrea de su libro Alteneuland (Old-New Land). También hubo llamadas para que fuera enterrado en Haifa, con la que Herzl se entusiasmó durante su única visita a la Tierra de Israel en 1898.
Ben Gurión, sirviendo como el primer primer ministro de Israel, finalmente tomó una determinación e insistió en que Herzl fuera enterrado en Jerusalén.
“Es 1949; acabamos de terminar de pelear esta guerra y hemos perdido la mitad de esta ciudad [Jerusalén] … pensó Ben Gurion, qué mejor manera de recordarle a la gente que aunque solo tenemos la mitad de la ciudad, y perdimos el Monte del Templo, perdimos el Kotel [Muro de las Lamentaciones], todavía tenemos la mitad de nuestra ciudad capital, y tenemos que volver a enfocar la atención de todos en esta área porque no queremos olvidar que [Jerusalén] sigue siendo un centro, un punto focal [para Israel]“, dijo Rabhan. “¿Qué mejor manera de hacerlo que llamando la atención nacional hacia este lugar?“
Desde el pico de 834 metros de altura del monte Herzl, se puede ver el Monte del Templo.
Representantes de todos los lugares en Israel asistieron a la ceremonia de re-entierro. Uno por uno fueron esparciendo tierra de su lugar encima de la tumba, para que Herzl sea “enterrado bajo tierra de cada pulgada de esta tierra, de la tierra que tanto amó y adoró“, dijo Rabhan.
Si bien el Museo Herzl no conmemorará el reingreso, Rabhan dijo que las visitas del viernes mencionarán la ocasión. La tumba de Herzl se puede visitar con o sin un recorrido formal. La entrada es gratuita.
Fuente: The Jerusalem Post / Traducción: Silvia Schnessel / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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