UNA ENTREVISTA DE JOSÉ STRIMLING PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO- Nuestro colaborador José Strimling entrevistó en las oficinas de Enlace Judío a Query Flegman, cuyos padres sobrevivieron al Holocausto y llegaron a México en busca de un lugar mejor para vivir.
Query habla en una conversación íntima acerca de la historia de sus padres, cómo se conocieron, sus improbables historias de supervivencia y las enseñanzas que ella espera pasar a las siguientes generaciones.
“Mi mama tenia 6 años y estuvo escondida. Su familia era de Hungría, y huyeron a Rumanía, donde se cambiaron de nombre y vivieron escondidos un tiempo. Después volvieron a Hungría. Ella salió de ahí en el 57, le tocó vivir el comunismo con los rusos.
“Ahí vivió escondida con su mamá y una tía, desde los seis años, cuando tuvo que usar otro nombre; esa tía me dijo que les daba miedo que mi mamá saliera a jugar y dijera su verdadero nombre, pero nunca dijo nada.
“En casa nunca se enfocó en ella. Últimamente se habla de esa gente como sobreviviente, pero antes consideraban sobreviviente sólo a quienes estuvieron en los campos, y en casa el sobreviviente era mi papá.
“Mi mamá emigró a Nueva York, y mi papá la trajo de allá para casarse con ella.
“Mi papá sobrevivió a 4 campos de concentración. Casi toda su familia murió. Era una familia grande: seis hermanos del papá de mi abuelo, seis hermanos de mi abuela, y cada uno tuvo tres hijos, y de todos ellos, sólo sobrevivieron cinco: dos primos, mi papá y sus dos hermanos.
“Unos se fueron a Nueva York, y otros llegaron a México. Mi papá llegó después de la liberación de los campos. Tenían una tía en México. Cuando estaban en el campo, durante unos meses mi abuelo vivió con mi papá, y todos los días lo despertaba en la madrugada para repetirle que él se iba a salvar, y que llegaría a México, a una dirección: Uruguay 63. Le decía que estaba muy joven y se tenía que salvar. Muchas veces estuvo a punto de morir.
“Él dejó de estudiar a los trece años, y nunca volvió a la escuela. Después de la guerra tuvo que sobrevivir solo, no tenía ni para comer.
“Al llegar a la Ciudad de México, se puso a cargar bultos en el mercado de La Merced, y ahí aprendió español.
“En casa somos muy tradicionalistas, siempre llevamos una casa Kosher, por que él decía que cualquier persona se podía sentar a su mesa, con o sin kipá, por que él sabía lo que es no tener nada para comer.
“Nos contaba poco, a veces en los Shabats, en las fiestas. Pero no nos dijo las cosas que contó con Spielberg, en el video de la fundación de la Shoá.
Query Flegman es parte de un grupo de hijos de sobrevivientes, sobre lo cual comenta:
“El objetivo es, ya que ellos no están, seguir contando la historia y aprender, para que no se repita. Yo me tardé muchos años en ir a Polonia. Mis hijas fueron a la Marcha de la Vida mientras mi papá vivía. A mí me hubiera gustado hacerlo, pero creo que fui cuando tenía que hacerlo, y fui más preparada, vi cosas inimaginables, antes admiraba a mi papá, pero ahora no hay palabras para describirlo, a él y a todos los que lo vivieron.
“Ves claramente el contraste del ser humano. Hay muchas historias de mi papá en las que se ayudaban entre ellos, a pesar de que era la muerte si los atrapaban. O ver la posición de los justos que arriesgaban a sus propias familias, y por otro lado a la gente que quería matar simplemente por matar, sin conocer ni odiar a nadie.
“Fui con Mario Sinai, un historiador, me encantó por que aprendí muchas cosas de mi papá sin que él me haya dicho. Es muy importante divulgar e ir a Polonia. Todo ser humano tiene que ir a ver lo que pasó, para que no se repita.
“De los cinco que sobrevivieron queda una tía, de 93 años, que vive en Israel y la acabo de ver; me dio fotos de mi papá, saliendo de la guerra, nunca había visto yo esas fotos.
“La juventud tiene que aprender los valores que tenía esa gente, el valor de la honestidad, la amistad, la supervivencia.
“A la mamá de mi papá, cuyo nombre llevo yo, la mataron en Auschwitz. Estuve ahí 10 días antes del aniversario de su muerte, y prendí una veladora y dije un kadish por ella, la sensación que tuve fue impresionante.
“Es importante no olvidar. Mi papá decía que hay que aprender del pasado para ver hacia el futuro, pero siempre viviendo el presente.”
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