ENLACE JUDÍO : – Reseña biográfica de una de las más activas y espléndidas mujeres judías dentro de la filantropía del S XIX
Clara Bischoffsheim fue a conocer el mundo en 1833, en Amberes -la segunda comunidad jasídica de Europa, después de Londres y antes de París. Su padre, Jonathan-Raphaël Bischoffsheim era un filántropo, senador y banquero que amasó no pequeña fortuna en aquella ciudad, ya de por sí esplendorosa por el comercio de diamantes. Con la crisis política de 1830 -independencia de Bélgica- Jonathan y su esposa, Henriette Goldsmidt , y sus otros tres hijos, se trasladaron a Bruselas para hacerse cargo de los negocios de Luis Rafael , su hermano, pues se trasladó a Amsterdam como cónsul de Bélgica, y luego, en 1848 a París.
Educada en las convenciones alto-burguesas y judías de la Bruselas del S XIX, estuvo muy dotada para las lenguas: dominaba el francés, el alemán, el inglés y el italiano, que se suponía eran entonces las lenguas que sostenían la cultura. Aunque ella se dedicó, en un principio, a las finanzas, como secretaria de su padre, que será su verdadera universidad para el posterior papel que desempeñaría después en la vida pública de su esposo.
En 1855 -con 22 años- se casó con Maurice de Hirsch, alemán de Munich, hijo del barón Joseph von Hirsch auf Gereuth, a su vez hijo del primer terrateniente judío que hubo en Baviera. Su más emblemática propiedad fue el castillo de Hohenschwangau, al lado del castillo de Luis II de Baviera, El rey Loco, cuñado de Isabel de Baviera, más conocida como Sissi (o como diría mi abuela, Romy Schneider. )
Al poco de casarse, los Hirsch tuvieron una hija, que fatídicamente murió al poco tiempo de nacer. Al año siguiente tuvieron un hijo, Lucien, que también murió antes que sus padres, pero con 31 años de edad . Su madre, Clara, se oscureció en un luto absoluto para el resto de su vida. La única actividad pública que se le conoció en París fue la fundación de un colegio en París a nombre de ese hijo, sin sospechar que muchos años después, cuando el centro se usó como orfelinato en la II Guerra Mundial, los nazis deportaron a aquellas pobres criaturas a Auschwitz el 17 de agosto de 1944.
El matrimonio, recién golpeado por la muerte de su único hijo, viajó a Constantinopla y allí ella se volcó por completo en los barrios más desfavorecidos, distribuyendo más de 125.000 dólares -en aquella época, una fortuna- entre las familias más necesitadas.
Además, los Hirsch, que pasaron su vida dedicados a la filantropía, fueron los responsables de la gran oleada de emigrantes judíos del Imperio Ruso huyendo de los pogromos zaristas en la Argentina, motivo por el cual el barón creó una asociación -los pampistas- que fundó Colonia Clara, hoy Villa Domínguez, en la provincia de Entre Ríos. También hicieron lo mismo con colonias en Canadá.
Juntos, aunque en los manuales de Historia sólo figure el nombre de su marido, también tuvieron un papel importante en el mundo de la educación, pues el barón deHirsch fue miembro fundador de la Alliance Israelite Universelle, la institución académica que llevaría la modernidad de la cultura occidental a todas las comunidades sefardíes, tanto en el norte de Africa como en la Península Balcánica, sin olvidar por supuesto el Oriente Medio, entre Damasco y Jerusalén, por sólo poner unos ejemplos.
Juntos -y sola , durante los tres años que vivió como viuda (1896-1899)- desde su casa en los Campos Elíseos de París, dirigió todos los proyectos que habían ido juntos realizando por todo el mundo en varios campos de interés. Un año después de la muerte del barón, la baronesa envió un millón de dólares a Estados Unidos para ayudar a aliviar la congestión del gueto de Nueva York, por ejemplo, sumamente poblado tras las grandes emigraciones de judíos del Imperio Ruso. Su plan era alentar a los inmigrantes a alejarse de la ciudad hacia los distritos rurales, ofreciendo viviendas más cómodas a precios muy bajos.
También donó 150,000 dólares para erigir un edificio para la Escuela de Comercio Baron de Hirsch en la ciudad de Nueva York, permitiendo así que la institución ampliara su plan de estudios. 200,000 dólares para construir el Hogar Clara Hirsch para Niñas Trabajadoras, al cual luego otorgó otros 600,000 dólares con los que continuar con el trabajo de proporcionar refugio temporal para niñas trabajadoras sin hogar, así como también una escuela de capacitación doméstica para inmigrantes. Y por si fuera poco, creó un fondo de pensiones 700,000 dólares para los funcionarios de los ferrocarriles orientales construidos por su esposo, así como un fondo de pensión similar para los instructores de las escuelas del Barón de Hirsch en la Galicia centro-europea. Estableció oficinas de beneficiencia en Viena y Budapest, donó 500,000 dólares cal Instituto Pasteur de París y otros tantos a la Sociedad Filantrópica de París. La cantidad total dedicada por ella a fines benéficos durante su viudez supera los quince millones de dólares. Y además de esas donaciones, dotó a sus diversas fundaciones con un fondo de 10 millones de dólares en su testamento para que pudieran seguir funcionando una vez ella reunida con sus padres. Su intención era deshacerse de toda su fortuna, que era inmensa, y quedarse con un efectivo suficiente para sus necesidades personales y de una provisión adecuada para sus dos hijos adoptivos, Maurice y Raymond de Forest.
Murió en París en 1899 sin haber podido cumplir sus expectativas.
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