Enlace Judío México – La zona lumbar o parte baja de la espalda es donde más se manifiestan los dolores de espalda, incluye las cinco vértebras lumbares (denominadas L1-L5), que sostienen la mayoría del peso de la parte superior del cuerpo.
Más allá de las enfermedades subyacentes, otros factores de riesgo que pueden incrementar la posibilidad de padecer dolor lumbar incluyen:
Edad: el primer ataque de dolor en la parte baja de la espalda ocurre por lo general entre los 30 y 50 años de edad, y el dolor se vuelve más común con la edad. Al envejecer, la pérdida de fuerza de los huesos debido a la osteoporosis puede causar fracturas y, al mismo tiempo, disminuye la elasticidad y el tono muscular. Con la edad, los discos intervertebrales comienzan a perder líquido y flexibilidad, lo que disminuye su capacidad para proteger las vértebras. El riesgo de estenosis espinal también aumenta con la edad.
Estado físico: el dolor lumbar es más común entre las personas que no están en buen estado físico. Si los músculos de la espalda y el abdomen están debilitados, es posible que no puedan soportar correctamente la columna vertebral. Los “atletas de fin de semana”, es decir las personas que solo hacen bastante ejercicio el fin de semana después de haber estado inactivas toda la semana, tienen más probabilidad de sufrir lesiones dolorosas de la espalda que las personas que hacen actividad física moderada a diario. Los estudios demuestran que el ejercicio aeróbico de poco impacto es beneficioso para mantener la integridad de los discos intervertebrales.
Embarazo: viene comúnmente acompañado de dolor en la parte baja de la espalda como resultado de los cambios en la pelvis y el aumento de peso. Estos síntomas casi siempre desaparecen después del parto.
Aumento de peso: el sobrepeso, la obesidad o aumentar rápidamente una cantidad significativa de peso puede poner mayor presión sobre la espalda y causar dolor lumbar.
Factores genéticos: algunas causas de dolor lumbar, tales como la espondilitis anquilosante, una forma de artritis que involucra la fusión de las articulaciones de la columna y causa alguna inmovilidad de la columna vertebral, tienen un componente genético.
Factores de riesgo ocupacionales: el tener un trabajo que requiera levantar, empujar o halar cosas pesadas, especialmente cuando involucra torcedura o vibración de la columna, puede causar lesiones y dolor lumbar. Un trabajo inactivo o un trabajo de escritorio también puede causar o contribuir al dolor, especialmente si la persona tiene una mala postura o se sienta todo el día en una silla sin suficiente soporte lumbar.
Factores de salud mental: los problemas de salud mental preexistentes, tales como la ansiedad y la depresión, pueden influir en cómo o cuánto la persona se enfoca en su dolor, así como en su percepción de la gravedad del mismo. El dolor que se vuelve crónico también puede contribuir al desarrollo de dichos factores psicológicos. El estrés puede afectar al cuerpo de muchas maneras, incluso causando tensión muscular.
Sobrepeso de las mochilas que llevan los niños: el dolor lumbar no relacionado con lesión u otra causa conocida es poco común en los niños preadolescentes. Sin embargo, una mochila sobrecargada de libros y materiales de la escuela puede poner mucha tensión sobre la espalda y causar fatiga muscular. La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos recomienda que la mochila de un niño no deba pesar más de 15 a 20 por ciento del peso corporal del niño.
¿Cómo se trata el dolor lumbar?
El tratamiento para el dolor lumbar generalmente depende de si el dolor es agudo o crónico. En general, se recomienda la cirugía sólo si existe evidencia de empeoramiento de la lesión de los nervios y cuando las pruebas de diagnóstico indican cambios estructurales para los que se han desarrollado procedimientos quirúrgicos correctivos.
Las cirugías mínimamente invasivas entre otras, son la vertebroplastia y la cifoplastia tratamientos mínimamente invasivos para reparar fracturas por compresión de las vértebras causadas por edad y osteoporosis. La vertebroplastia utiliza imágenes tridimensionales para ayudar a guiar una aguja fina a través de la piel y dentro del cuerpo vertebral, la parte más grande de las vértebras. Luego se inyecta en el espacio del cuerpo vertebral un cemento óseo similar al pegamento que se endurece rápidamente para estabilizar y fortalecer el hueso y proporcionar alivio del dolor. En la cifoplastia, antes de inyectar el cemento óseo, se inserta un globo especial y se infla suavemente para restaurar la altura a la estructura vertebral y reducir la deformidad de la columna.
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