El libro de Yoná y la gran lección de su primer capítulo

Enlace Judío México e Israel.- Hoy terminaremos el primero de los cuatro capítulos del libro de Yoná.

RAB YOSEF BITTON

LA TORÁ Y EL MAR

Uno de los elementos más fascinantes de los textos bíblicos es que sus historias contienen mucho más de lo que dice la narración. De una forma que solo la Torá puede hacerlo, la trama de la historia también esconde una cantidad de sub-historias, ideas morales y conceptos filosóficos que se entrelazan con la narrativa, y que el lector distraído no puede percibir. Cuando leemos un texto bíblico pensando que el mensaje se limita a la historia en cuestión, estamos mirando la superficie del mar, ignorando su profundidad oceánica. El libro de Yoná no es una excepción.

Aparentemente, el primer capítulo cuenta la simple historia de un hombre que escapa de Israel por mar. Pero entre las líneas encontramos varias subhistorias que contienen conceptos morales y dilemas de no fácil solución. Por ejemplo: ¿Puede un hombre ignorar el llamado Divino? ¿Cuál es la extensión y cuáles son los límites del libre albedrío? ¿Cuál es la relación entre escapar de Dios y la negación psicológica de Yoná? ¿Qué recursos usa D-os para redirigirnos cuando perdemos el rumbo? ¿Podemos interpretar los fenómenos naturales, las tormentas o las desgracias, como vehículos de intervención divina? Y si es así, ¿cuáles son las reglas del juego de estas interpretaciones? Y mucho, mucho más.

Hoy me gustaría explorar lo que podría ser el subtema más relevante y extenso de este capítulo. El comportamiento de los protagonistas no judíos en la historia de Yoná.

¿QUIEN MERECE SER SALVADO?

Recordemos que la misión que Dios le asigna a Yoná es salvar a Nínive, una ciudad no judía. Yoná escapa de esta misión, pero el texto no aclara por qué. Ya mencionamos tres posibles escenarios. La explicación clásica, que siguen la mayoría de los rabinos (ver Radaq), es que Yoná considera que si los habitantes de Ninevé se arrepienten, la reputación del pueblo judío, que desafortunadamente no escuchó las advertencias de sus profetas (¿No hay profeta en su propia tierra?), va a ser muy afectada.

Lo que sucede en el barco parece estar destinado a modificar las ideas de Yoná. Haciéndolo ver que, a pesar del precio que Israel debe pagar, aun así Hashem quiere darle a la gente de Nínive la oportunidad de ser salvados. A medida que la historia se va desarrollando, Yoná descubre que los marineros no son malas personas, por el contrario; cuando los marineros se convencen que Yoná es el culpable de la tormenta y que la única forma de salvar sus vidas es deshacerse de Yoná, no se apresuran a arrojarlo al mar. Intentan regresar a tierra firme y mantener a Yoná sano y salvo para reanudar su misión. El rabino Isaac Abarbanel explica que Yoná ahora descubre la gran compasión de estos marineros gentiles.

¡Estaban dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar la vida de un judío! Sería imposible suponer que este gesto de los marineros no hizo que Yoná reevaluara el objetivo de su misión de una manera más positiva…

APRENDER TESHUBÁ, DE QUIENQUIERA SE ARREPIENTE

Cuando la tormenta no se detiene, los marineros no judíos rezan a Hashem, reconociendo al Dios de Israel. Antes de arrojar a Yoná al mar, los marineros le piden a Hashem que no los considere culpables de la muerte de un inocente. Del mismo modo, en el último versículo del primer capítulo, cuando la tormenta se detiene, los marineros ofrecen sacrificios a Hashem y le dedican sus votos y promesas. Algunos comentaristas explicaron, basados en todas estas invocaciones a Hashem –el Dios de Israel, en oposición a Eloqim, Dios en general–que los marineros se convirtieron al judaísmo. Y aunque esto podría ser cuestionado por lo que leeremos al final del segundo capítulo, Yoná tiene que haber notado que los gentiles pueden reconocer a Hashem, arrepentirse y evitar una tragedia.

Quizás Yoná ahora vea que, si no fue capaz de aprender de nuestra propia experiencia, el pueblo judío podría necesitar aprender la lección más importante sobre el arrepentimiento de una historia que involucra a no judíos. Y en realidad, ¡es lo que termina pasando! La historia de Yoná –una profecía divina dirigida a los gentiles y la reacción a esta profecía– contiene lo que los rabinos consideraron como la lección más importante para nuestro propio arrepentimiento en Yom Kipur. הזקן שבהן אביןא מפנינןי, לא נאמר באנשי נינוה, וירא האלקים את שע ואת תביתם, אלא וירא האלקים את מעשיהם יי שבו מדרכם הרעה. “Dios no le prestó tanta atención a las oraciones y los ayunos de la gente de Nínive. ¡Dios prestó atención a sus acciones! Vio que cambiaron su mal comportamiento y que mejoraron sus caminos morales. Y los perdonó”.

Después de lo que experimentó a bordo del barco, Yoná ahora está listo para escuchar la llamada Divina y encaminarse a salvar a Nínive.

Y así concluye el primer capítulo.

 

 

 

Fuente:halajá.org

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