Enlace Judío México e Israel – En una entrevista a Haaretz, el General de Brigada Uri Oron, jefe de inteligencia de la Fuerza Aérea israelí, habla sobre los cambios en el norte, la nueva realidad en Siria y cómo Israel mantiene su superioridad aérea.
AMOS HAREL
Cuando el General de Brigada Uri Oron habló con Haaretz a principios de esta semana, nadie habría predicho los eventos, aunque Siria y especialmente la presencia aérea rusa en el país fueron temas fundamentales en la conversación con el jefe de inteligencia de la Fuerza Aérea de Israel (FAI).
A pregunta expresa de cuándo comenzó su labor, Oron respondió: “Con Putin”. Es decir, en el verano de 2015, poco después de que el presidente ruso enviara dos escuadrones a Siria. En aquel entonces, el presidente sirio Bashar Assad parecía encaminarse hacia la derrota, pero los aviones de combate rusos influirían más tarde en la guerra civil a favor de su régimen.
El retorno de los rusos a la región, dos décadas y media después de haber estado presentes en espíritu pero no en acción debido al colapso del Bloque del Este, cambió las reglas del juego en el frente norte de Israel. A diferencia de los pronósticos anteriores, Rusia no restringió severamente las acciones de la FAI. Sin embargo, sí exigió que Israel no pusiera en peligro a los aviones rusos en la zona o a su gente en tierra. Ambos países llegaron a un acuerdo para minimizar la fricción, según el cual Israel alertaría a la fuerza aérea rusa sobre sus ataques en Siria, y en general evitaría volar, y mucho menos bombardear cerca de intereses rusos.
Cuando Moscú sintió que Israel se acercaba a la línea roja, protestó públicamente. Esto sucedió en marzo de 2017, febrero de 2018 y justo ahora, cuando la defensa aérea siria derribó un avión ruso sin intención, tras un ataque aéreo israelí en el noroeste de Siria.
“La intervención de Rusia en Siria determinó la guerra a favor de Assad”, dice Oron. “En el verano de 2015, todos estaban seguros de que el Estado Islámico prevalecería en Damasco. La llegada de los rusos a Siria fue uno de los eventos fundamentales que influyeron en el área en los últimos años, junto con el acuerdo nuclear con Irán.
“¿La presencia rusa restringe la actividad de la fuerza aérea israelí? Nos desafía. Debemos ser muy precisos. Pero eso no significa que la FAI sólo vuele en cielos israelíes”, dice.
Según las estadísticas del ejército israelí en la víspera de Rosh Hashaná, la FAI atacó en Siria más de 200 veces desde el comienzo de 2017. Se realizaron decenas de ataques en los cinco años anteriores de la guerra civil. Al principio, las acciones se centraron en impedir el envío de armas avanzadas, principalmente el contrabando de armas a Hezbolá a través de Siria.
Este esfuerzo se ha expandido en los últimos 18 meses: ahora una parte importante del mismo está destinado a impedir el atrincheramiento de fuerzas iraníes en Siria. Los puestos militares de la Guardia Revolucionaria de Irán han sido atacados, al igual que los sistemas de armas, y las bases de las milicias chiítas financiadas por Teherán. Lo que el ejército llama “la batalla entre las guerras” se ha convertido en la misión principal de la Fuerza Aérea de Israel.
“Esta es una lucha por la hegemonía”, dice Oron. “Irán no es monolítico. No es que todo el público iraní lo apoye, ni siquiera todo el sistema. Pero desea fortalecer sus habilidades militares para establecer una especie de hegemonía en Siria, no es un intento de convertir a Siria en una región chiíta. Es un gran desafío y estamos tratando de evitar este proceso. Nuestra misión no es garantizar que ninguna bandera iraní sobrevuele en territorio sirio”.
La FAI es una herramienta efectiva en esta lucha, explica Oron, y la labor de inteligencia de la fuerza aérea israelí es analizar y describir la lucha: identificar los obstáculos y puntos de influencia. “Los primeros meses fueron diferentes. Por primera vez, nos encontramos con las fuerzas iraníes en Siria”.
El primer incidente ocurrió el 10 de febrero de 2018, cuando la FAI derribó un dron iraní armado que había penetrado en el espacio aéreo israelí, y luego, en respuesta, bombardeó la base aérea siria T-4, cerca de la ciudad de Homs. A su vez, la defensa aérea de Siria derribó un F-16 israelí que había participado en el ataque. El avión cayó en territorio israelí luego de que el piloto y copiloto lograran evacuarlo y resultaran heridos.
Oron descarta la idea de que el dron haya sido una emboscada planeada de Irán y Siria, y explicó: “La batalla es compleja y se desarrolla en un ambiente no estéril. La realidad ha cambiado. El régimen de Assad está tratando de enfrentarnos cara a cara. Los iraníes también intentan proporcionar a Siria sistemas de defensa aérea y drones. No podemos aceptar que se dañe nuestra libertad de movimiento. Lo he estado diciendo durante dos años: mira lo que pasa en el Yemen. Los hutíes están haciendo lo mismo. Reciben y usan armas de fabricación iraní”.
Cuatro elementos diferentes están operando en el frente norte de Israel, dice Oron: Rusia, Irán, el régimen de Assad y Hezbolá, en distintos niveles de coordinación y con sus propios intereses.
“La dinámica está cambiando. Debo asumir que habrá un cambio constante y describirlo en tiempo real. Lo que vi en mayo no lo veré en diciembre. Y el principal cambio en los últimos meses es que el régimen recupera la soberanía sobre amplias franjas de Siria. En el sur de Siria, la historia ha terminado. El régimen ha vuelto”.
La última confrontación de Israel con Irán ocurrió el 10 de mayo. Los Guardias Revolucionarios dispararon misiles desde territorio sirio a los Altos del Golán israelíes, en represalia a los ataques contra combatientes iraníes y milicias chiítas en Siria. La mayoría de los misiles iraníes aterrizaron en territorio sirio y cuatro fueron interceptados por el sistema Cúpula de Hierro. Israel reaccionó con un ataque masivo contra blancos iraníes y baterías antiaéreas sirias.
El mapa de la presencia iraní en Siria cambia constantemente, dice Oron.
No es que los iraníes dediquen menos esfuerzos a su atrincheramiento, pero el 10 de mayo Israel demostró su capacidad, y el vecindario lo notó. “Pero nunca pensamos que esta acción única llevaría a la paz regional. Nuestra situación ha mejorado desde mayo, pero Irán no ha renunciado a su objetivo de establecer sus fuerzas en Siria”.
Irán también ha colocado misiles tierra-tierra en Siria y recientemente en Irak, e Israel está dentro de su alcance. Oron confirma que Israel vigila constantemente las capacidades de Irán e Irak también debe estar bajo vigilancia. “Hace un año no vigilábamos a Irak”, dice.
“Los iraníes intentan incrementar sus actividades en Siria para dañar a Israel desde allí. Ellos entienden el poder de los misiles de largo alcance. También vemos la participación de Irán en sitios de producción de misiles en Siria y Líbano”.
Gran parte del esfuerzo israelí está dedicado a frustrar el contrabando de armas y dañar los sitios de producción de armamento para al proyecto de Hezbolá de integrar sistemas de navegación en su arsenal de cohetes. Oron evalúa que la organización no ha alcanzado el nivel máximo de precisión: “No están donde les
gustaría estar”.
Niño de Kibutz
Oron, de 51 años, es hijo del ex presidente de Meretz, Jaim Oron. Creció en el Kibutz Lahav en el Negev. Su hermano menor también se alistó en la fuerza aérea. Esta es su primera entrevista antes de retirarse de su servicio militar activo en octubre.
Oron inició su servicio en 1986. Se desempeñó como piloto de combate durante años. Entre otras cosas estuvo al mando de un escuadrón F-16 durante la Segunda Guerra del Líbano, y de la base de la fuerza aérea en Hatzor.
“Creo firmemente que el éxito de la fuerza aérea depende de su capacidad de operar como una potencia aérea relevante y efectiva, que se basa en inteligencia precisa”, dice Oron. “Debemos proporcionar la inteligencia que nos permita vencer al enemigo y comprender su sistema de cerca. Podemos hacerlo. Hemos aportado la inteligencia que permite una resolución. Esto funciona en varios lugares. El objetivo es causar daños precisos sin un daño colateral importante. No se trata de inteligencia de la FAI únicamente sino también de la inteligencia del ejército. Cooperamos día a día, minuto a minuto. No era así anteriormente”.
El ritmo de los acontecimientos y sus consecuencias requieren que la inteligencia de la FAI también adquiera una comprensión estratégica, explica Oron. “Nuestra calidad única es, después de todo, la capacidad de traducir esta información en datos precisos para bombardear objetivos”.
Desde su perspectiva personal también, el mundo ha cambiado, dice. Como joven piloto, hace 25 años le enseñaron cómo atacar los lanzadores de misiles basados en información inteligencia para identificar su ubicación; los pilotos localizarían el lugar donde el enemigo dispara, digamos una batería de misiles, y la eliminarían. “Hoy un componente crítico puede ocultarse dentro de un contenedor o una casa. Debo proporcionar información precisa. La buena noticia es que lo logramos gracias a una combinación de información visual y cibernética, y otras fuentes”.
¿Puede la FAI mantener su superioridad aérea? Puede, dice Oron.
“Creo que estamos logrando mantener nuestra libertad de acción y superioridad aérea, para tomar medidas cuando y donde sea necesario. Nuestro desafío es desarrollar sistemas de combate que cambien al mismo ritmo que el sistema de software en nuestros teléfonos celulares. Es cierto que será más difícil y requerirá más esfuerzo”.
Oron guarda una copia de la lista reimpresa de objetivos que la FAI entregó a sus pilotos al principio de la Guerra de los Seis Días, que destruyó la mayoría de los aviones de combate de Egipto y Siria en el terreno. “Aunque la inteligencia disponible hoy en día es más detallada y precisa, el espionaje sigue siendo el mismo, dice. Se trata de descifrar lo que el enemigo está tramando. La fuerza aérea ha trabajado en ello desde que terminó la Guerra del Sinaí en 1956”.
En el verano de hace cuatro años, durante la Operación Margen Protector, el entonces presidente de Meretz, Jaim Oron, ofreció una entrevista a Haaretz. Tanto sus hijos como otros miembros de la familia participaron en la operación; su nieto Zamri, sobrino de Uri, soldado en una unidad élite de ingeniería militar, resultó gravemente herido. “Rechazo y estoy indignado por la idea de que los izquierdistas deben declarar lealtad [al Estado]”, dijo Jaim Oron al corresponsal Gidi Weitz. “Me niego a permitir que alguien me ponga en esa posición. Me rehúso a ser parte de la manipulación… y levantar la pancarta ‘Dejen que las FDI ganen'”.
Una vez, cuando se dirigía al Pleno de la Knéset y se expresó sobre el código de pureza de las armas, Miri Regev (la actual ministra de Cultura) le gritó que estaba apuñalando a los soldados en la espalda.
Uri Oron dice que para él, el contexto familiar está en el fondo: “No puedo decir que no es así. Cuando mi familia y mi gente querida son atacados es menos gratificante. Pero entre nosotros la separación de poderes es muy clara. Mi padre se las arregla solo. Aquellos que saben lo que hacen sus hijos mantienen las cosas en proporción. Nunca demostré rabia o ira. Creo que enojaría a mi padre. Supongo que no es agradable pararse en el estrado y ser acusado de traición”.
¿Hablan de valores de guerra en la casa? “El diálogo en casa siempre fue muy serio. Incluso cuando tuve que explicar, expliqué las mismas cosas en casa y a los oficiales. Me refiero a dos aspectos de valores: los procesos de toma de decisiones y la fe en los comandantes. Cuando confías en ambos, puedes tomar medidas”.
Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico
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