Enlace Judío México e Israel.- Donald Trump aún no ha presentado su plan de paz para Medio Oriente si bien la Autoridad Palestina ya lo ha rechazado. Le falta superar algunas reticencias y obtener los resultados de algunas acciones tomadas en este momento.
GUY MILLIÈRE
También le queda por ver qué sucederá en Irán cuando las sanciones de los Estados Unidos entren plenamente en vigor a principios de noviembre. Todavía debe convencer al Rey de Jordania, y, si es necesario, hacerle entender que sin dinero estadounidense podría encontrarse singularmente carente de aire y en la misma situación en la que están confinados los mulás de Teherán.
Sin conocer todos los detalles, sabemos que el plan tendrá similitudes con la “solución de tres estados” propuesta hace tiempo por John Bolton, y que ninguno de los tres estados involucrados es un estado Palestino, que existe y existirá solo en las fantasías de los más fervientes anti israelíes.
Uno de los estados será Israel, con Jerusalén como su capital una e indivisible. Otro es el Estado de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, a quien los Estados Unidos querrían confiar la Franja de Gaza (si Egipto se ocupa de Hamás, que se encargará de él “a la egipcia“, se puede ya tener por seguro que la prensa occidental se sorprenderá menos de si es Israel la responsable). El tercer estado es Jordania, y no es por casualidad que los miembros de la administración Trump recordaron recientemente que los árabes que viven en Judea y Samaria fueron jordanos hasta 1988. No es ya una coincidencia que en la prensa jordana se encuentre en estos momentos artículos que afirman que Jordania tiene más legitimidad para reclamar una porción de Judea y Samaria que los gobernantes “palestinos”; La legitimidad de Jordania sobre la totalidad o parte de Judea y Samaria no existe, pero la del liderazgo palestino es infinitamente menor.
La administración de Trump está presionando para que la Autoridad Palestina regrese a la mesa de negociaciones, y espera una negativa persistente para permitir que se le diga al mundo árabe sunita que no hay nada que hacer con “esta gente“. Lo cual es estrictamente exacto. Y se espera que el mundo árabe sunita reconozca que no hay nada que hacer con estas personas. Si, muy improbablemente, la Autoridad Palestina volviera a la mesa de negociaciones, la administración de Trump le ofrecería rendirse o renunciar. En otras palabras, renunciar por completo al terrorismo y a la incitación al odio, y aceptar gobernar áreas autónomas bajo la estricta condición de que haya una renuncia total al terrorismo.
Por el momento, los líderes “palestinos” no parecen entender lo que les está sucediendo y viven en un mundo paralelo que pronto solo existirá en sus mentes. Todavía afirman que Jerusalén será su capital, que quieren el regreso de cinco millones de “refugiados” y que no abandonarán la “lucha armada“. Ellos afirman que todavía tienen apoyo; pretenden no ver que el régimen iraní lo está haciendo muy mal, y que a Turquía no le está yendo muy bien. Invocan a la Unión Europea, que continuará apoyándolos hasta el final; ellos simulan ignorar que la Unión Europea se está resquebrajando y que surgen líderes -Viktor Orban, Matteo Salvini, Sebastian Kurz, por no mencionarlos- menos inclinados a seguir la línea islámica e hipócritamente antisemita defendida por Mogherini, Macron y Merkel.
Fuente: Michelle D’Astier de la Vigerie – Traducción: Carmen Levi – Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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